Las redes sociales están en estado de sitio, ¿y por qué no? Su uso se ha vuelto adictivo, excesivamente influyente, distópico, plagado de acoso, crueldad, desinformación y, por supuesto, todos esos fabulosos videos de mascotas, en particualr los de gatos.

Para ser claros: estoy a favor de los videos de gatos. Creo que son lo mejor de las redes sociales.

Eso y el botón de silencio.

Si no está al tanto del botón de silencio, aquí hay una explicación rápida. De vez en cuando --y con “de vez en cuando”, me refiero a cada minuto de cada hora-- nos encontramos personas que nos irritan hasta la saciedad en nuestras actualizaciones de las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram).

Tal vez estén publicando demasiado. Tal vez están profiriendo puras tonterías. Tal vez siempre muestren fotografías de sus fabulosas vacaciones. O tal vez hasta sean el mismo presidente de Estados Unidos.

En el pasado, se podía recurrir  a “dejar de seguir” a estas molestias, pero dejar de seguirlas suponía un riesgo --no es difícil que el titular de una cuenta de redes sociales determine quién las sigue y quién no, y qué pasa si tal persona se percata de que ya no está uno atento a todas sus publicaciones? ¿Qué pasa si la persona que ya no sigue es un amigo? ¿Qué pasa si es su mamá? Dejar de seguir a su mamá puede ser el boleto de primera clase directo y sin escalas al mismísimo infierno.

También podría decidir “bloquear” a la persona por completo, pero esa es la opción final, una maniobra para excluir a los verdaderos monstruos y las amenazas que merecen que sus teléfonos sean arrojados al océano.

Una táctica menos combativa es el botón de silenciar, Instagram se convirtió en el más reciente gran medio social en ponerlo a disposición. (En Facebook, se llama “snooze” (dormitar)). El botón silenciar le permite expulsar una molestia de su información social: presione silenciar en una cuenta y dejará de ver las publicaciones de la cuenta.

Pero he aquí la mejor parte: la persona silenciada no puede saber que está siendo silenciada. La persona continuará aullando y publicando tonterías y haciendo que otras personas se sientan realmente miserables. Ellos sencillamente ya no te molestarán. Algo mejor aún, cuando creen que te están importunando, ellos sencillamente están aullando en el vacío.

Es brillante y ligeramente diabólico. No lo digo a la ligera: el botón silenciar es uno de los grandes avances de la humanidad, junto con el fuego y la máquina que prodiga las fabulosas margaritas congeladas.

Pero “Who I Mute” (A quién callo) es un tema delicado, que rara vez se comparte en público; después de todo, no desea que la persona silenciada sepa que ha sido silenciada.

Todo lo que diré es que he silenciado personas que conozco y personas que no conozco. He silenciado cuentas por razones que puedo revelar por completo (fanfarronadas) y por razones amorfas que no puedo mencionar (es solo algo sobre ellas). He silenciado personas por fatiga, furia y envidia, y definitivamente he silenciado a las personas que publican demasiado sobre el fútbol americano de fantasía.

Aclaro, a tí nunca te he silenciado. Tú eres perfecto.

Sé que los bloqueadores creen que los que silencian cuentas son cobardes. Los bloqueadores quieren advertirles a las malas redes sociales. Quieren que los idiotas sepan que son idiotas. Han tomado la vigilancia de las redes sociales por cuenta propia, ya que las compañías de los medios sociales apenas parecen dar un bocinazo.

Respeto la franqueza de los bloqueadores. Simplemente, ese no es mi estilo. Silenciar se parece a degustar una mala comida en un restaurante, pagar y dar propinas, y nunca regresar. Bloquear más bien parece como uno levantara su plato y lo lanzar contra la pared.

Y sí: supongo que he sido silenciado, muchas veces. Puedo ser enfadoso --solo pregúntele a cualquiera de mi familia, especialmente a mis hijos y nuestras mascotas. Estoy seguro de que me han silenciado personas que nunca conocí y personas cuyas caras veo varias veces por semana. Definitivamente me han silenciado las personas que piensan que tengo demasiadas observaciones sobre las carreras de bicicletas europeas.

Eso me parece algo bueno. Estar en las redes sociales en 2018 implica ser silenciado. Incluso es posible que mi madre me haya silenciado.

¿No me has silenciado, mamá, estoy en lo cierto? Por favor, no me lo digas. No podría soportar el saberlo.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 20/09/2018