La contratación es tradicionalmente una tarea individualizada, en la que los ejecutivos de recursos humanos incorporan empleados uno por uno para ocupar vacantes específicas.

Pero, ¿qué sucedería si las empresas no siempre contratarán de esa manera? ¿Qué pasaría si en ocasiones ficharan a grupos de personas?

Algunas intrépidas compañías están haciendo precisamente eso. Una empresa de Silicon Valley que investigué experimentó al permitir que pequeños grupos de personas se postularan para trabajos juntas. La compañía contrató a todo el grupo, o a ninguno de sus miembros.

Más comúnmente, una serie de empresas de alto perfil se ha involucrado en la “compra-contratación”, adquiriendo nuevas empresas con el objetivo de obtener equipos talentosos. Del mismo modo, los nuevos directores ejecutivos a veces traen consigo a colegas con quienes han trabajado en el pasado. Además de confiar en estas personas, los nuevos directores saben que se puede confiar en que funcionarán bien al unísono.

O considere la práctica de la subcontratación. ¿Por qué una empresa subcontrataría algo? En parte, esto puede deberse a que los equipos de operadores talentosos ya han demostrado excelencia en una tarea o función especializada, y es más fácil o más barato recurrir a esos equipos que crear nuevos equipos propios.

Aun así, dicho método plantea la pregunta: ¿contratar equipos en lugar de individuos es realmente una decisión inteligente?

La respuesta es sí, por una serie de razones.

En primer lugar, eso permite a las empresas contratar de manera más confiable, evitando muchos de los prejuicios inconscientes que todos tenemos.

Una gran cantidad de investigaciones ha demostrado que las entrevistas de trabajo convencionales no predicen el rendimiento laboral futuro de los solicitantes.

Creemos que deducimos qué tan exitosos serán los solicitantes después de traerlos y bombardearlos con preguntas capciosas. Pero realmente no sabemos mucho al respecto.

Nuestros prejuicios como gestores de contratación nos llevan por el mal camino -- tendemos a preferir a las personas que se parecen, que piensan y que tiene los mismos antecedentes culturales o que fueron a las mismas escuelas que nosotros. Confiamos en las antiguas reglas generales o el “instinto visceral”, renunciando al beneficio del análisis de los datos reales.

Por el contrario, los patrones que contratan equipos formados con antelación pueden confiar en que los nuevos empleados trabajarán bien juntos. Después de todo, ya lo hacen así.

Los administradores tienen pruebas contundentes de que el equipo tiene la combinación correcta de personalidades y habilidades para triunfar, con base en el récord de desempeño del equipo --mayores ingresos, acuerdos logrados, clientes adquiridos, etc.-- y su longevidad y estabilidad a largo plazo.

Datos que son mucho más valiosos que las impresiones en gran parte subjetivas recopiladas durante las tediosas entrevistas de trabajo.

En efecto, la contratación de un equipo le permite a una organización protegerse contra el riesgo de que los individuos no sean tan eficientes como se piensa, especialmente en habilidades sociales de importancia crítica.

El año pasado, World Economic Forum (Foro Económico Mundial) circuló una lista de las 10 habilidades principales que más buscarían las empresas en 2020. Varias de esas habilidades (manejo de personas, coordinación con otros, inteligencia emocional y negociación) son notoriamente difíciles de evaluar en las entrevistas de trabajo. Pero estas habilidades se vuelven evidentes a medida que los individuos interactúan con los demás en los entornos de equipo.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 23/11/2017