La mayoría de los viajeros experimentados tienen una rutina para evitar el jet-lag (el desajuste circadiano por los cambios del uso horario) que siguen con un fervor prácticamente religioso. Estas prácticas --como el ayuno en los vuelos, Xanax acompañado con vino tinto-- tienden a tener poco en común además de una cuestionable base científica.

Pero a principios del próximo año, dos empresarios de California lanzarán Lumos Smart Sleep Mask, una máscara ocular acolchonada que ofrece una terapia de luz personalizada con bombillas de diodos emisores de luz (LED, por sus siglas en inglés) integradas. Financiada por Stanford University y probada en el terreno por astronautas retirados, Lumos busca hacer del jet lag una cosa del pasado.

La tecnología surgió de la investigación realizada a principios de la década de 2000 por Jamie Marc Zeitzer, profesor asistente del Centro de Ciencias del Sueño de Stanford University. Zeitzer ha dedicado toda su carrera al estudio de los ritmos circadianos, los ciclos (aproximadamente) de 24 horas de nuestros procesos fisiológicos, que pueden ser alterados por los viajes aéreos, causando el desfase del horario.

"Casi todos los ritmos de 24 horas en nuestros cuerpos están controlados por un pequeño grupo de células del cerebro llamado SCN”, dijo Zeitzer. Situado en el hipotálamo cerca del cruce de los nervios ópticos, SCN capta la mayoría de sus señales de los estímulos visuales, especialmente de la luz.

En 2003, después de extensos experimentos con humanos, se determinó que los destellos de luz a intervalos de nueve segundos, emitidos a través de los párpados mientras el sujeto estaba dormido, eran la forma más efectiva de influir en SCN. Las implicaciones, dijo Zeitzer, cambiaron el paradigma: “Las luces intermitentes pueden alterar poderosamente el tiempo de tu reloj biológico. Y estas luces pueden cambiar el ritmo circadiano mientras estás durmiendo, y hacerlo sin interrumpir tu sueño”.

La Oficina de Licencias Tecnológicas de Stanford solicitó una patente basada en los hallazgos de Zeitzer y se pasó la siguiente década tratando de encontrar una aplicación comercial. En 2013, Vanessa Burns y Biquan Luo, dos estudiantes graduados y viajeros experimentados inscritos en el programa iFarm de Stanford, tropezaron con la patente de Zeitzer y se preguntaron si la terapia de la luz podría curar su frecuente jet lag.

La pareja pasó cuatro años desarrollando el programa y una máscara lo suficientemente cómoda como para poder dormir a pierna suelta. La aplicación le pide los detalles de su vuelo y algunos datos específicos (su hora de acostarse, despertarse y sensibilidad a la luz) y luego le indica cuándo y durante cuánto tiempo dormir con la máscara sobre sus ojos.

La regla de oro para los llamados desfases de horario requiere una noche por zona horaria recorrida en los viajes para que se ajusten sus patrones de sueño. Burns dijo que los Lumos “pueden desplazarte tres o cuatro horas en una sola noche”. Piense en un viaje de Nueva York a Los Ángeles sin interrupción circadiana.

La aplicación de la tecnología no es la misma para todos, Burns dijo: Las personas con ojos de color claro requieren menos terapia de luz; la sensibilidad del sistema circadiano varía de persona a persona. Ella cree que los comentarios de los usuarios ayudarán a refinar el tiempo y la duración de las sesiones.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 16/11/2017