30 de ene. (Sentido Común) -- Frente a los seis o más puntos de ventaja que tiene hoy Andrés Manuel López Obrador, el precandidato presidencial de la coalición que encabeza el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), en las preferencias electorales, muchos especialistas comienzan a valorar lo que podría representar para el desempeño económico del país su llegada al poder.

     En general, algunos expertos consideran que al menos en un inicio la economía enfrentará vientos adversos por el freno a las inversiones que podría generar su victoria electoral.

     Ante la incertidumbre sobre cómo gobernará el país y frente al temor de que López Obrador opte por detener, o incluso revertir, algunas de las políticas y reformas de libre mercado que el país ha venido adoptando a lo largo de las últimas tres décadas, algunos empresarios podrían suspender algunos proyectos hasta no tener más claro cuál será el rumbo económico que tome quien hoy parecería encaminarse a ganar la presidencia de México.

     Los temores de algunos empresarios e inversionistas se sustentan en las propuestas que ha presentado López Obrador a lo largo de los últimos años y que ha confirmado durante su precampaña electoral.

     Esos planes hablan de una mayor intervención del Estado en la economía, como es su planteamiento de frenar o revertir la apertura del sector energético a los capitales privados, o su idea de lograr la “autosuficiencia alimentaria” a través de una mayor planeación estatal de las actividades agrícolas.

     “Eso un inversionista lo ve [o escucha] y obviamente le preocupa”, dijo Marco Oviedo, economista en jefe para Latinoamérica del banco de origen británico Barclays, en un encuentro reciente con periodistas, en el que presentó sus expectativas para la economía mexicana para este año.

     Incluso, muchos temen que con López Obrador en la presidencia el país dé marcha atrás a políticas, o decisiones, que para los inversionistas han sido adecuadas para un mejor funcionamiento de la segunda economía más grande de América Latina, como es la liberación del precio de los combustibles o la construcción de un nuevo aeropuerto internacional para la Ciudad de México en los terrenos federales donde existía antes el lago de Texcoco.

     El precandidato morenista ha dicho que, de ganar la presidencia, evitará mayores alzas a las gasolinas, cancelaría la construcción de la nueva terminal aérea de la capital, edificaría al menos dos refinerías y regresaría a la aplicación de precios mínimos a productos agrícolas --medidas que no tienen hoy mucho sentido económico.

     Así, todas estas propuestas de López Obrador generan preocupación en diversos círculos financieros y económicos pues no sólo podrían resultar costosas para el gobierno, sino que mandarían señales de que México, en lugar de seguir abriendo y modernizando su economía, regresaría a políticas populistas que para muchos no dieron resultados y sí generaron un fuerte deterioro de las finanzas públicas, que desencadenaron diversas crisis económicas a finales de la década de los ochenta e inicio de los noventa del siglo pasado.

     “La campaña populista podría postergar de manera significativa la implementación de reformas importantes, incluida la apertura del sector energético a la inversión privada”, escribieron los especialistas de la calificadora Moody’s Investors Services, hace unos meses, en referencia a los riesgos que podría implicar para México la elección de un candidato con un política económica más intervencionista.

     Claro que quienes defienden la candidatura de López Obrador, de 64 años de edad, consideran que los planteamientos de quien ya compitió en dos ocasiones por la presidencia no son necesariamente un regreso al pasado sino una revisión de medidas que podrían no estar bien plantadas y que podrían generar problemas a la economía del país en el futuro.

     Por ejemplo, para la senadora Gabriela Cuevas, quien recientemente se unió a la campaña electoral de López Obrador tras más de dos décadas de estar afiliada al Partido Acción Nacional (PAN), la decisión de López Obrador de cancelar el aeropuerto podría ser acertada, pues con ella busca revisar primero los estudios técnicos del proyecto para evitar futuros hundimientos de la terminal al estar siendo edificada en un terreno inestable, como lo demuestra el desplazamiento que sufre la nueva terminal del aeropuerto actual de la capital del país.

“Me parece que sí debemos también atrevernos a revisar las decisiones que se han tomado, quizás podamos también perfeccionarlas”, dijo Cuevas en defensa de la postura crítica de López Obrador hacia la terminal aérea, en una entrevista con Sentido Común.

     Esas dudas sobre el proyecto podrían estar fundadas, pero no es claro qué sucedería con los cuatro mil millones de dólares en bonos que emitió la entidad gubernamental responsable de construir el nuevo aeropuerto en mercados internacionales, para financiar ese proyecto.

     Si México cancela el proyecto el gobierno muy probablemente deberá de todas maneras pagar esos adeudos, lo que incrementaría el costo de la terminal alterna que propone echar a andar López Obrador en el Estado de México.

     Dudas similares también surgen para los inversionistas con la propuesta lopezobradorista de lograr una autosuficiencia alimentaria.

     Para algunos, eso podría generar una disrupción en las cadenas productivas de frutas, verduras y productos cárnicos, que el país ha logrado crear en las últimas décadas y que hoy generan un importante abasto al mercado nacional y un clave ingreso de divisas por las exportaciones de esos productos a diversos países, principalmente a Estados Unidos.

     Además, muchos ven en los planteamientos de López Obrador un riesgo adicional: el crecimiento del gasto público.

     Esto es así por los probables subsidios que tenga que volver a pagar el gobierno para mantener los precios de las gasolinas, o por los gastos en que incurrirá para construir sus dos refinerías.

     Los especialistas temen así que la llegada de López Obrador al poder provoque un deterioro de las finanzas públicas, algo que podría incluso llevar a una degradación en la calificación crediticia del país y encarecer, por tanto, el costo de pedir prestado en el exterior para el gobierno y las empresas mexicanas.

     Todo esto es lo que ha llevado a que los analistas del sector privado, de acuerdo a la encuesta mensual que realiza con ellos Banco de México, vean en la próxima elección la mayor amenaza a la economía mexicana.

     La última ocasión que la incertidumbre política fue la mayor fuente de preocupación para los economistas encuestados por ese Instituto Central fue en junio de 2000 cuando México también tuvo una elección presidencial.

     Para muchos la incertidumbre que genera la elección presidencial podrá incluso crecer a medida que se acerque la fecha de los comicios, programados para el 1 de julio.

     Los “mercados se empiezan a preocupar más entre tres y cuatro meses antes de la elección”, dijo Gabriel Casillas, economista en jefe de Grupo Financiero Banorte, durante un seminario de perspectivas económicas para 2018.

 

 


Fecha de publicación: 30/01/2018

Etiquetas: López Obrador elecciones presidente México incertidumbre mercados propuestas economía