Shanghai, 10 de dic. (Dow Jones) -- El presidente Trump dijo que quiere que General Motors deje de construir autos en China, su mercado más grande. Eso haría que General Motors, ya afectada por sus débiles ventas en Estados Unidos, también sea vulnerable a los reveses en China.

En la industria automotriz globalizada de hoy, las automotrices necesitan que sus fábricas estén cerca de sus clientes, si es que desean obtener ganancias, un cálculo que se está reforzando con los aranceles ojo por ojo que China y Estados Unidos han impuesto a las exportaciones del otro, dijeron analistas.

“Incluso si este arancel fuera cero, GM aún no armaría en Estados Unidos los volúmenes que arma en China”, dijo Robin Zhu, analista de Sanford C. Bernstein. “La cadena de suministro sería demasiado larga y los costos logísticos harían que los autos no fueran rentables estructuralmente”.

Los únicos autos que tienen sentido exportar son los vehículos de alta gama y bajo volumen, dijeron analistas de la industria.

Incluso Tesla, que se ha especializado en ese tipo de vehículos hasta ahora, planea abandonar la exportación. Está construyendo una fábrica en China, ya que tiene como objetivo la transición de una empresa de nicho para convertirse en una automotriz convencional.

Actualmente, Tesla está haciendo lo que Trump quiere que haga GM: exportar autos de fabricación estadounidense a China. Pero las ventas de Tesla se han visto afectadas por los aranceles chinos. A pesar de que China redujo en julio su arancel sobre los automóviles de 25% a 15%, el país aumentó el arancel a los vehículos fabricados en Estados Unidos a 40% en represalia por las nuevas tarifas arancelarias impuestas por el gobierno de Trump.

Las ventas de Tesla en China cayeron 56% en los tres meses hasta octubre, en comparación con el mismo período del año pasado. Hasta entonces, Tesla había tenido un buen año: vendió aproximadamente 10 mil 700 vehículos en China en el primer semestre de 2018, 90% más año a año, según la consultora de investigación LMC Automotive.

La caída de las ventas en el tercer trimestre llevó a Tesla a recortar los precios en China hasta en 26% el mes pasado, ya que los consumidores chinos que son ricos llegaron al límite de su tolerancia para pagar grandes márgenes en los autos importados. Con el recorte de precios, un Modelo X de alta gama ahora cuesta aproximadamente 173 mil dólares en China, frente a 226 mil dólares anteriormente.

Los aranceles de China a los vehículos construidos en Estados Unidos han afectado a Tesla principalmente, pero también han tenido repercusiones en BMW, Daimler y Ford Motor.

El mes pasado, Tesla dijo que estaba acelerando sus planes para construir una planta en Shanghai, que probablemente comenzará a producir vehículos alrededor del 2020 o 2021, en respuesta a la disputa entre Beijing y Washington. En última instancia, la automotriz apunta a fabricar 500 mil autos al año en China, emulando a GM y otros en la construcción de vehículos a nivel local para capitalizar completamente la demanda china.

Los mayores aranceles están convenciendo a las automotrices para construir más, y no menos, autos en el extranjero, dijo Janet Lewis, jefa de industrias y transporte para Asia del Grupo Macquarie.

“Dado que los clientes de GM están en China, no tendría ningún sentido económico exportar desde Estados Unidos a China”, dijo Lewis.

GM depende en gran medida de China: vendió 835 mil 934 vehículos ahí en el tercer trimestre, en comparación con 694 mil 638 en Estados Unidos. Los dos mercados contribuyeron con más de tres cuartos de las ventas globales de GM. GM acumuló aproximadamente dos mil millones de dólares en ganancias de sus operaciones en China el año pasado.

GM dijo recientemente que cesaría la producción en varias fábricas de América del Norte, citando las débiles ventas de sus sedanes, como parte de una reestructuración que deja intactas las instalaciones de GM en China.

Trump expresó consternación por la decisión y anticipó represalias.

“Creo que GM debería dejar de fabricar autos en China y hacerlos aquí", dijo Trump en una entrevista con el diario The Wall Street Journal. “Creo que se olvidaron de dónde provienen”.

La portavoz de GM en China no respondió a las preguntas sobre las declaraciones de Trump. Anteriormente, la directora general de GM, Mary Barra, dijo que la reestructuración era una respuesta necesaria a las “condiciones cambiantes del mercado y a las preferencias de los clientes”.

Un gran cambio en la industria automotriz es el cambio de los motores de gasolina a los motores eléctricos que funcionan con baterías, un cambio que China está liderando. GM se ha comprometido a invertir fuertemente en vehículos eléctricos y planea lanzar 20 modelos en China para 2023.

La automotriz estadounidense tiene la política de “construimos donde vendemos” para reducir los costos de la cadena de suministro y evitar aranceles de importación, y no exporta casi nada desde Estados Unidos a China, aunque sí exporta un modelo construido en China, el Buick Envision, al mercado estadounidense.

GM solicitó la exención de aranceles para el Envision, diciendo que no se puede construir económicamente en Estados Unidos ya que China representa 80% de las ventas globales del vehículo.

Las automotrices del mundo tienen extensas operaciones de fabricación en China, lo que refleja la naturaleza altamente globalizada de la industria. La disputa comercial entre Estados Unidos y China hace que el cambio en esa estrategia  globalizada sea incluso menos probable.

“La imposición caprichosa de aranceles significa que es probable que ningún automotriz quiera tener a Estados Unidos como base de exportación en el futuro”, dijo Lewis de Macquarie Group.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 10/12/2018

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