18 de jun. (Sentido Común) -- La junta de gobierno de Banco de México llegará a su cuarta reunión de política monetaria del año con un dilema: subir las tasas de interés de referencia ahora o esperar a ver si algunos de los riesgos que persisten en el horizonte se materializan.

     Sin embargo, para la mayoría de los analistas, esa no parece una decisión tan cerrada y hay un consenso en que los cinco funcionarios responsables de dictar la política monetaria del país optarán por subir las tasas el jueves, para hacer frente a las presiones inflacionarias que surgen de la reciente depreciación del tipo de cambio y con la intención de preservar la postura monetaria relativa frente a Estados Unidos.

     Once de 14 grupos de análisis sondeados por Infosel, o el 79% del total, estimaron que el banco central anunciará un incremento de un cuarto de punto porcentual a la llamada tasa de interés objetivo, con lo que ésta pasará de 7.5 a 7.75%.

     Si ese pronóstico se cumple, entonces el Instituto Central habrá subido sus tipos de interés por segunda reunión en el año, luego del incremento de 0.25 puntos porcentuales realizado en febrero.

     Además, si la mayoría de economistas atina, entonces las tasas de interés locales habrán subido a un nivel que no registraban desde febrero de 2009, cuando el Instituto Central se encontraba en medio de un ciclo expansivo para hacer frente a la crisis financiera conocida como Gran Recesión, surgida un año antes en Estados Unidos.

     Los analistas del sector privado esperan que el banco central mexicano eleve la tasa luego de haberla mantenido sin cambios en las dos últimas reuniones de política monetaria, ante la fuerte caída que ha registrado el peso frente al dólar y la velocidad con que ésta ha empezado a afectar los precios al consumidor --un fenómeno conocido en la jerga económica como pass through.

     “Creemos que ya se ha comenzado a ver algo de pass through. . . más rápido de lo que el mercado estaba esperando”, dijo Luis Adrián Muñiz, economista de Vector Casa de Bolsa, en una entrevista telefónica. “Ya se está viendo y sí me sorprendió un poco que fue más rápido de lo que antes pasaba”.

     La depreciación cercana al 5% que acumula la moneda mexicana frente al dólar en lo que va del año empieza, para algunos, a representar una amenaza para el desempeño de los precios de las mercancías y de los energéticos, a través de los costos de las gasolinas.

     Si bien la inflación cerró mayo con un avance interanual de 4.51%, o el menor desde diciembre de 2016, muchos creen que algunos factores de incertidumbre como la indefinición del proceso para reescribir el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o la elección presidencial del 1 de julio podrían debilitar aún más al peso y acabar por afectar negativamente a la inflación.

     Además, la juta de gobierno de Banco de México podría verse presionada por el aumento de un cuarto de punto porcentual en las tasas de interés que aplicó la semana pasada la Reserva Federal (Fed) en Estados Unidos, así como por el anuncio de la recta final del programa de estímulos económicos en la zona del euro por parte del Banco Central Europeo.

     Esos mensajes, y las expectativas de mayores tasas de interés en mercados avanzados, podrían presionar al tipo de cambio y con ello también a la inflación, lo que a su vez llevaría a Banxico, como también es conocido el banco central, a recuperar el diferencial de tasas de interés a través de un incremento.

     Claro que hay quienes creen que el banco central podría actuar aún más agresivo y subir las tasas en una dimensión mayor para enviar un mensaje más hawkish para garantizar el regreso de la inflación a la meta de 3%.

     En la jerga económica se conoce como hawkish a una posición de mayor preocupación por la inflación y, por tanto, más proclive a tasas de interés más altas.

     Por ejemplo, el banco británico HSBC estima que Banco de México elevará la tasas de referencia en medio punto porcentual a 8%, luego del agresivo mensaje que envió la Fed acerca de mayores tasas de interés en Estados Unidos para los próximos meses.

     “Ahora esperamos un incremento de 50 puntos base por parte de Banxico el 21 de junio”, escribieron Alexis Milo, José Carlos Sánchez y Marina Valentini, economistas de HSBC México, en un reporte. El alza “podría ser un colchón en caso de mayor volatilidad relacionada con las elecciones” presidenciales.

     El banco central acumula hasta ahora 4.5 puntos porcentuales de aumento desde que inició el actual ciclo de endurecimiento monetario, en diciembre de 2015.

      Otros, por el contrario, no coinciden con esta visión y más bien estiman que Banco de México no elevará las tasas de interés, ya que hay una probabilidad que esos riesgos inflacionarios sean temporales e incluso el tipo de cambio podría repuntar en el corto plazo.

     “Consideramos que en las condiciones actuales y dado de que mucho del ruido del mercado cambiario es por riesgos exteriores y factores críticos --como las elecciones y la negociación del TLCAN-- iría un poco contra la retórica de Banxico mover las tasas”, dijo Eduardo González, analista del banco Citibanamex, en una entrevista telefónica.

     Dos de los grupos de análisis consultados hasta ahora por Infosel, o el 14% del total del sondeo, estimaron que Banco de México dejará sin cambios su política, en espera de un mejor momento para volver más restrictivas las condiciones monetarias del país.

 

*Con información de Karen Alcalá

 


Fecha de publicación: 18/06/2018

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