26 de dic. (Sentido Común) -- El bolívar venezolano, Carlos Mosquera Benatuil admitirá a regañadientes, es una moneda “verdadera”. El Bitcoin no --básicamente, solo es una larga línea de códigos de computadora. Sin embargo, no hay dudas cuál prefiere el oriundo de Caracas de 35 años.

Mosquera es uno de los muchos que creen en bitcoin de América Latina, una región marcada por la hiperinflación que ha devastado las economías de Brasil, Argentina, Bolivia, Perú y ahora Venezuela. La clase media de la región que es conocedora de la tecnología, dijo, comenzó a adoptar bitcoin hace unos años para proteger sus ahorros de los crecientes precios al consumidor y los controles de divisas. Ahora, los inversionistas más ricos de Latinoamérica quieren participar en la acción y su creciente interés podría ayudar a impulsar las inversiones en dicho valor en el futuro.

Al menos dos fondos de criptomonedas que atienden específicamente a este conjunto de inversionistas abrieron en 2017 a medida que crece la demanda de activos digitales en la región. Las oficinas familiares constituyen la gran mayoría de los clientes de los fondos, de acuerdo con entrevistas recientes a los fundadores de los fondos.

“América Latina es muy volátil”, dijo Mosquera, con sede en Roma y cuyo fondo de cobertura, Solidus Capital, invierte en las ocho criptomonedas más importantes y en activos digitales vendidos a través de ofertas iniciales de monedas. Él no reveló el tamaño del fondo ni su desempeño. “Las criptomonedas se están convirtiendo en un nuevo refugio para estas familias”.

Dos fondos es un número pequeño, sin duda; más de 100 fondos de cobertura se centran en las criptomonedas a nivel mundial. Pero estos modestos comienzos también hablan de la notoriedad del lavado de dinero y el narcotráfico de bitcoin, que asustó a las oficinas familiares que le tienen aversión al riesgo de Latinoamérica.

Entonces llegó 2017. Incluso los multimillonarios de la región no han sido capaces de ignorar la escalada desafiante de la gravedad de bitcoin hacia lo alto de las finanzas. La criptomoneda subió de un mínimo cercano a 750 dólares en enero a una marea alta cercana a los 20 mil a principios de diciembre, pasando por muchos momentos dramáticos en el camino. Tampoco los ricos han estado inmunes al reciente periodo de crecimiento anémico de Latinoamérica. Las oficinas familiares de los mercados emergentes tuvieron su peor desempeño que en cualquier otro momento del año pasado, con ganancias promedio de 6.2% frente al 7.7% de Norteamérica, de acuerdo con un informe de UBS/Campden Research.

Mosquera dijo que sus clientes están interesados en algo más que los espectaculares rendimientos. También están apostando por la tecnología blockchain subyacente, que elimina a las terceras partes en las transferencias de dinero y que registra las transacciones en un libro mayor en línea a prueba de manipulaciones.

Por su parte se enamoró por primera vez de bitcoin en 2013, cuando hizo una operación por alrededor de 70 dólares; la consideró como una solución viable a los precios exorbitantes que estaban mermando sus ahorros y el poder adquisitivo de los venezolanos. Bitcoin también le proporcionó una forma de eludir los estrictos controles del gobierno para acceder a los dólares estadounidenses --“el activo más preciado en Venezuela”, dijo Mosquera. “Si tienes dólares, incluso si no tienes muchos, la inflación te hace rico en poco tiempo”.

Dos años más tarde, teniendo a la economía del país en crisis y al gobierno cada vez más cauteloso de las criptomonedas, aprovechó su pasaporte europeo y escapó a Roma. Mosquera se centró en las operaciones de corretaje antes de abrir Solidus, y comenzó a aceptar fondos de oficinas familiares con sede en Centroamérica, México y el Caribe hace aproximadamente siete meses.

Roberto Ponce Romay dijo que 12 oficinas familiares constituyen la mayoría de los inversiones en Crypto Assets Fund, con sede en Miami, que abrió en septiembre. “Estamos convencidos de que esto se convertirá en una nueva clase de activo, al igual que las acciones y los bonos”, dijo Ponce, quien fundó la firma de capital privado Invermaster Ventures hace 10 años después de dejar su trabajo como gerente en la consultora Bain. Inversionistas argentinos forman hasta un tercio del fondo actual, colombianos e inversionistas de otras naciones de Centroamérica representan un tercio más, y el resto se divide entre familias de otros países de Latinoamérica, dijo Ponce.

Crypto Assets Fund de Invermaster, que tiene 15 millones de dólares en monedas digitales en administración, actúa como un fondo de índice pasivo, en el que la ponderación de cada moneda corresponde a su capitalización de mercado. Ponce dijo que para 2018 planea abrir un segundo fondo de criptomonedas, CAF 2, que será administrado más activamente. Su objetivo es aumentar el CAF a 50 millones bajo administración y recaudar 100 millones de dólares para CAF 2, que invertirá íntegramente en criptomonedas.

Por supuesto, el “auge de las criptomonedas” de Latinoamérica va más allá de los fondos para los ricos. Jorge Farías, el director ejecutivo venezolano de Cryptobuyer, una casa de cambio digital con sede en Panamá, dijo que sus clientes usan criptomonedas para todo, desde enviar dinero a parientes lejanos hasta comprar departamentos.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 26/12/2017

Etiquetas: Bitcoin Latinoamérica Transacciones Seguridad