17 de oct. (Dow Jones) -- Al amanecer del 30 de agosto de 2015, los vecinos de Nighat Razi gritaban impavidos. El humo se extendía por su edificio ubicado en un complejo de apartamentos para empleados de la petrolera estatal de Arabia Saudita.

Un transformador eléctrico que ardía encendió los neumáticos de los automóviles que se encontraban en el estacionamiento subterráneo, y las explosiones resonaron a través del complejo.

“Escuchamos ‘¡Bum! ¡Bum! ¡Bum!’” dijo Senthilmurugan Balasubramanian, un ingeniero hindú.

Nighat Razi y su esposo, Ahmed, un geólogo, se encontraron atrapados en su departamento con sus tres hijas. El humo negro que colmaba el pasillo afuera de su departamento hacía imposible el escape.

Afuera, alguien estaba tocando un silbato frenéticamente. Pero ninguna alarma de incendio sonó en el complejo. No había detectores de humo en los departamentos, y no había puertas contra incendios para evitar la propagación de llamas.

Un año antes, la división de seguridad de Saudi Arabian Oil, o Aramco, había señalado tales deficiencias, advirtiendo en un documento interno que el complejo tenía “problemas importantes de seguridad” y que no debería ser ocupado. La empresa ignoró la advertencia y mudó a los empleados a los departamentos de todos modos.

Al final de la tragedia, por lo menos 10 personas fallecieron, incluyendo una mujer embarazada que pereció tratando de saltar de su ventana a una piscina; su sangre manchó el borde de concreto donde golpeó su cabeza. Ese peaje lo convierte en uno de los accidentes más mortíferos de la industria petrolera desde el derrame de BP en el Golfo de México de 2010, mismo que causó la muerte de 11 personas.

A diferencia de las petroleras occidentales, Aramco disfrutó de la ventaja legal en las repercusiones del desastre. El mayor productor de petróleo del mundo, y una de sus mayores empresas en ingresos, Aramco responde a sólo un individuo, el rey saudita.

En lo que representa una de las últimas monarquías absolutas del mundo, los tribunales también son en última instancia responsables ante el rey, ofreciendo escaso recurso a los extranjeros que buscan obtener una compensación por daños y perjuicios.

Ningún residente demandó a Aramco por la tragedia, que tuvo lugar cerca de sus oficinas generales en la provincia oriental del reino. La mayoría recibió poco más que una compensación simbólica por sus pérdidas, dijeron varias víctimas, entre ellas dos que desempeñaron un papel organizando a los supervivientes en sus esfuerzos por solicitar una compensación de la empresa. Algunos recibieron varios miles de dólares; otros no recibieron dinero en absoluto.

La petrolera ha revelado poco públicamente o a sus empleados sobre las causas del incendio o la respuesta al incendio.

El manejo de Aramco de la revisión de seguridad del edificio, el incendio y sus consecuencias demuestran lo diferente que es de sus similares que cotizan en bolsa, y que durante mucho tiempo han sido objeto de un intenso escrutinio por parte de los inversionistas y los tribunales.

Esas diferencias pronto pudieran ser muy evidentes --el gobierno saudita está planeando realizar una oferta pública inicial de Aramco en 2018, que podría ser la más grande de la historia.

El diario The Wall Street Journal armó este artículo basado en documentos confidenciales de Aramco y entrevistas con más de 30 empleados de la empresa, bomberos, personal de emergencia y sobrevivientes del incendio.

Aramco dijo en una declaración escrita que, a pesar de que no había un “dictamen de responsabilidad o responsabilidad financiera” contra la compañía, ésta proporcionó “atención médica, reubicación de vivienda inmediata, automóviles, teléfonos móviles, asistencia financiera y asesoramiento especializado” a las víctimas del incendio. “La compañía también optó por proporcionar apoyo y compensación para cubrir los daños sufridos, según correspondió a cada caso”.

“La seguridad de nuestros empleados, sus dependientes y nuestros contratistas es de suma importancia”, dijo el portavoz Fahad Toryf. “Nuestro liderazgo integra activamente la seguridad en las estrategias de negocio, los procesos y las medidas de desempeño para construir una sólida cultura de seguridad en toda la empresa”.

Aramco dijo que las autoridades sauditas fueron las principales responsables del rescate del incendio, y la investigación posterior, ya que Aramco arrendaba, en lugar de poseer, el complejo habitacional.

En las últimas décadas, la industria petrolera mundial se ha vuelto más segura, en gran parte como resultado de la presión de las demandas por responsabilidad, litigios de accionistas, multas gubernamentales y otras reclamaciones por daños y perjuicios a consecuencia de los desastres. El peligro, como lo han aprendido las empresas como BP y Exxon Mobil, es caro. La seguridad es barata, especialmente lejos de los campos petroleros.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 17/10/2017

Etiquetas: Aramco Arabia Saudita Petrolera Petróleo Incendio IPO