Beijing, 16 de ago. (Dow Jones) -- Li Xiaopeng alguna vez idolatró a occidente. Cuando fue estudiante, él superó la pared de fuego del internet de China para leer noticias del exterior, reverenció la constitución de Estados Unidos y consideró que el gobierno chino autoritario estaba destinado a desaparecer.

Ahora, el consultor urbano de 34 años, que estudió tanto en Cambridge como en Harvard, piensa que China es la que está en ascenso y que Estados Unidos es el país que está terminalmente debilitado por la desigualdad en los ingresos, un gobierno dividido y una sociedad muy polarizada, como lo demuestran los disturbios raciales recientes. Y lo publica de manera demasiado voluble a sus más de 80 mil seguidores en los medios sociales.

“Al final, China suplantará a Estados Unidos para ser el país más fuerte del mundo”, escribió en Weibo, la versión local de Twitter.

El presidente Xi Jinping mantiene a China como una confiada potencia global en un momento en que parece incierto el liderazgo de Estados Unidos. Su gobierno puede contar cada vez más con el creciente orgullo nacional que priva entre sus ciudadanos.

Una generación después de que el difunto líder reformista chino Deng Xiaoping exhortara a sus conciudadanos a “mantener nuestra luz escondida y esperar nuestro tiempo”, el excepcionalismo chino está en aumento. Mientras que algunos chinos todavía creen que el país necesitará adoptar la democracia para alcanzar su máximo potencial, muchos otros están convencidos de que el país ha alcanzado ese punto, no a pesar del aplastamiento de las protestas en pro de la democracia de 1989 por parte del gobierno, sino debido a eso.

Las encuestas anuales realizadas por Pew Research Center desde 2010 muestran que más de 80% de los chinos están satisfechos con la dirección de su país. Tres cuartas partes de los chinos encuestados por Pew el año pasado consideran que China jugará un papel cada vez más importante en los asuntos mundiales que hace 10 años, y 60% considera la participación de China en la economía global como positiva.

En su blog, entre las digresiones sobre la política económica de Sócrates y la Dinastía Ming, Li escribe extensamente sobre la superioridad del sistema político chino. A diferencia de Estados Unidos, donde dice que el carisma es valorado sobre el profesionalismo y que el dinero se necesita para ocupar puestos de elección, argumenta que China promueve a sus funcionarios con base en su desempeño en estimular el crecimiento económico y la gestión de las grandes ciudades y burocracias.

“Entre la gente de mi generación, ahora no somos muchos los que pensamos que debemos estudiar totalmente al Occidente”, dijo Li. “Para ellos, China ya es un gran país”.

La idea de que China está en el camino correcto desafía un principio de décadas de política exterior de Estados Unidos, que argumentaba que la exposición a Occidente llevaría a los chinos a adoptar los valores occidentales.

Tras el referendo Brexit y la elección de Donald Trump, y ante los temores globales por el terrorismo, una generación de patriotas chinos como Li está proyectando una seguridad sobre China como un faro de fortaleza y estabilidad en un mundo incierto.

El lema del presidente Xi, el “Sueño de China”, atrae a los chinos que aspiran a un estilo de vida de clase media y que elogian el retorno de China a la prominencia internacional. En la escena global, Xi ha calificado a China como una alternativa ante Occidente, con un sistema y cultura política que son únicos, y como líder en áreas como el comercio, la desigualdad y el cambio climático.

“Lo que la gente comienza a sentir es orgullo. Es el orgullo de ser escuchado, o de forzar a la gente a escucharte”, dijo Orville Schell, director del Centro de Relaciones entre Estados Unidos-China en Asia Society. “La idea de grandeza para China --porque han experimentado la debilidad-- gravita alrededor de la idea de poder”.

El gobierno chino ejerce una autoridad casi absoluta obre la educación, los medios de comunicación e internet. Eso, en conjunción con las campañas decididas para socavar el disenso, le da al Partido Comunista un poder sin precedentes para enmarcar el debate público. Como resultado, el patriotismo y las opiniones pro-gobierno se amplifican. Las críticas tienden a ahogarse.

Las formas más agresivas de nacionalismo suelen dirigirse a los países extranjeros que se consideran obstruyen el avance de China. Después de que Corea del Sur accediera a desplegar un sistema antimisiles estadounidense como protección contra Corea del Norte, Beijing condenó la medida como una amenaza para la seguridad china.

Pronto algunos chinos comenzaron a publicar videos en línea donde se ve a gente pisoteando mercancías de tiendas surcoreanas en China. Una tienda de tallarines con carne de res de Beijing anunció que no atendería a los surcoreanos.

Los negocios, estudiantes y turistas chinos recorren el mundo en números récord, y las noticias internacionales ocupan un lugar destacado en los medios de comunicación. Más que nada, dijeron chinos, su sentimiento patriótico actual se basa en el orgullo de lo rápido que ha salido el país de la pobreza y de lo bien que su economía se compara con otras.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 16/08/2017

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