17 de feb. (Dow Jones) -- México tenía una economía cerrada e inmersa en problemas a mediados de la década de los ochenta, con poca inversión estadounidense, y la mayoría de los mexicanos veían a Estados Unidos como su enemigo histórico. Después de que los narcotraficantes mexicanos torturaron y asesinaron a un agente de Drug Enforcement Administration (DEA) de Estados Unidos, el presidente Ronald Reagan cerró temporalmente la frontera.

Mucho ha cambiado en los últimos 30 años. Con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, o TLC, ambos países comercian medio billón de dólares en bienes y servicios anualmente. Existe cooperación en materia de seguridad, migración y medio ambiente. Wal-Mart Stores se ha convertido en el mayor empleador del sector privado de México. Y los estadounidenses no podrían hacer suficiente guacamole para el Súper Tazón sin los exquisitos aguacates mexicanos.

Los votos del presidente Donald Trump de actuar con diligencia para renegociar el TLC, construir un muro a lo largo de la frontera y reprimir la inmigración están poniendo a prueba tales vínculos.

Quien ha dicho que la alianza promovida por sus cuatro predecesores, dos republicanos y dos demócratas, ha socavado la economía de Estados Unidos alentando a los fabricantes estadounidenses a reubicar puestos de trabajo al sur de la frontera, y también su seguridad por lo que él califica como una laxa aplicación de las restricciones a la inmigración.

El déficit comercial de Estados Unidos con México, señaló, ha aumentado. México “nos ha superado en la negociación y nos ha golpeado hasta la pulpa durante los mandatos de nuestros líderes del pasado”, dijo el 27 de enero. “Nos han hecho parecer tontos”. El mes pasado dijo a los legisladores estadounidenses que tiene el objetivo de “iniciar” el proceso de renegociación del TLC.

La creciente tensión ha puesto en duda si se mantendrá fluida la amistad de las últimas tres décadas, o si los dos vecinos volverán a la hostilidad común que privó durante los primeros 170 años de relaciones entre Estados Unidos y México. Mucho dependerá de si los primeros signos de la relación de trabajo entre los funcionarios subalternos superan la tendencia del presidente Trump de irritar al gobierno mexicano.

La confrontación está provocando una reacción nacionalista en México que no se había visto en años. La insistencia de Trump en que México pague el muro propuesto --una demanda considerada como un insulto en México-- llevó a Enrique Peña Nieto, el presidente mexicano de modales moderados, a cancelar una visita a Washington.

“Esa no es una estrategia de negociación”, dijo el canciller Luis Videgaray a una cadena de televisión mexicana. “Este es un límite que no vamos a cruzar porque se trata de la dignidad mexicana”.

Un hashtag de Twitter que estuvo recientemente de moda fue #Fuera Starbucks, refiriéndose a la cadena de cafeterías estadounidense que ha abierto cientos de locales en todo México.

Esta disputa está acrecentando el apoyo al populista de izquierda Andrés Manuel López Obrador, quien encabeza las preferencias actualmente como el candidato para ganar las elecciones presidenciales del próximo año, quien ha calificado las acciones Trump de “agresión extranjera” y quien declaró que “la patria es primero”. Una encuesta reciente mostró que 59% de los mexicanos cree que las relaciones con Estados Unidos son malas o muy malas, en comparación con 13% hace dos años.

La estrategia que Trump ha usado con México es una prueba temprana para su política exterior, que da primacía al comercio y que promete repensar sus alianzas y suposiciones de larga data. La forma en que se desarrolle el enfrentamiento con México podría afectar la forma en que la presidencia de Trump asuma otros desafíos en el extranjero, especialmente al tratar de corregir el desequilibrio comercial con China.

“Trump heredó una bandeja de entrada de problemas de política exterior que podrían calificarse de inquietante”, dijo Richard Haass, presidente de Council on Foreign Relations, que anteriormente trabajó en el Departamento de Estado de George W. Bush. “Lo que ha hecho con México y China es sumarke a esa bandeja de entrada”.

Trump anunció formalmente su plan de seguir adelante con el muro fronterizo el mismo día en que altos funcionarios mexicanos llegaron a Washington para sostener conversaciones sobre cómo proceder con la agenda bilateral. El momento fue visto en México como una bofetada diplomática en la cara.

Sin embargo, Videgaray e Ildefonso Guajardo, secretarios de  Relaciones Exteriores y Economía de México, respectivamente, se reunieron con altos funcionarios de la Casa Blanca durante dos días, entre ellos el yerno de Trump, Jared Kushner y el asesor Steve Bannon.

“Las reuniones iban bien hasta el tweet de Trump”, dijo un alto funcionario mexicano en referencia a la sugerencia de Trump de que el presidente mexicano cancelara su visita de Estados Unidos, si su país no estaba dispuesto a pagar el muro.

Un funcionario de la Casa Blanca dijo: “El presidente Trump y su equipo continúan teniendo reuniones productivas sobre una amplia gama de asuntos con funcionarios de México”.

Los colaboradores de ambos líderes concertaron otra llamada telefónica ese mismo viernes para suavizar las cosas. Ambas partes acordaron no discutir públicamente la cuestión del pago del muro. Trump fue citado diciendo que México no estaba haciendo un buen trabajo enfrentando a las bandas de narcotraficantes, a quienes llamó "bad hombres", enfureciendo a muchos en una nación que ha perdido a cientos en su lucha contra los cárteles.

Trump dijo que su posición dura sobre el comercio, inmigración y el muro fronterizo ayudará, y que no perjudicará los lazos entre ambos países. “Trabajando juntos en un comercio positivo, fronteras seguras y cooperación económica, realmente creo que podemos mejorar la relación entre nuestras dos naciones en un grado no visto antes en mucho, mucho tiempo”, dijo al anunciar sus acciones. “Creo que nuestra relación con México va a mejorar”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 17/02/2017

Etiquetas: México EUA Relaciones Comerciales Diplomáticas