1 de mar. (Sentido Común) -- Petróleos Mexicanos dio ya a conocer la estrategia que realizará este año para salvaguardar sus finanzas: un recorte a su gasto por 100 mil millones de pesos, o por cerca de 5 mil 500 millones de dólares. Hasta ahí, todo bien.

     Pero tras la revelación que hizo ayer el nuevo director general de Pemex, José Antonio González Anaya, sobre el tipo de recortes que contempla realizar la empresa, han surgido diversas opiniones que ponen en duda si la forma de implementar la estrategia es la correcta.

     Algunos consideran que Pemex está dejando pasar otra oportunidad de oro que le brinda su crisis financiera actual para verdaderamente limpiar sus abultadas estructuras y convertirse en una auténtica empresa productiva del Estado.

     “Una significativamente mayor proporción de los recortes hacia gasto corriente hubiera sido deseable y efectiva para mejorar la posición financiera de Pemex en este año y los siguientes”, escribió el equipo de análisis del mayor banco de México, BBVA Bancomer, en un reporte.

     La queja del banco, filial del banco español, Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, proviene de que cerca de 70% de los recortes que propuso Pemex ayer se darán a través de la cancelación o el diferimiento de proyectos de inversión; mientras que el resto en reducción de gasto corriente y en eficiencias administrativas.

    A algunos analistas les hubiera gustado escuchar a Pemex hablar de un recorte, si bien similar en monto, opuesto en su distribución. Quienes así piensan consideran que la petrolera pudo hablar de un recorte de 70% a su gasto corriente y de 30% a su gasto en inversión.

     Esto porque consideran que la empresa petrolera tiene hoy demasiados trabajadores que pueden ser gradualmente recortados a fin de hacer de Pemex una empresa mucho más eficiente y productiva.

     Además, piensan que el recorte tan grande al gasto en inversión podría ser contraproducente en el mediano y largo plazo porque reduce las posibilidades de mantener y crecer la actual plataforma de exploración, explotación y producción de crudo de la petrolera.

     “Consideramos que la composición de los recortes anunciados por Pemex va en detrimento del mantenimiento de la plataforma de producción petrolera dada su mayor concentración en reducir o diferir proyectos de inversión”, agregó el equipo de BBVA Bancomer en su reporte.

     Actualmente Pemex cuenta con poco más de 153,000 trabajadores, un monto de empleados que de acuerdo con el diario británico Financial Times es siete veces el tamaño del personal de la empresa petrolera estatal de Noruega, Statoil, o una tercera parte mayor de tres de las principales compañías petroleras del mundo: ExxonMobil, Shell y BP.

     De acuerdo a un estudio que realizó el Centro de Investigación y Docencia Económica, o CIDE, una de las universidades con mayor prestigio en el país, en 2013, Pemex requiere 6.5 veces más trabajadores para extraer un barril de crudo que Statoil.

     De ahí que a algunos les hubiese gustado escuchar a González Anaya hablar de un mayor recorte al gasto corriente del que finalmente propuso.

     Claro que no todos vieron con malos ojos el plan de ajuste que anunció ayer el nuevo director de Pemex.

Algunos consideraron que no sólo el tamaño, sino también la composición del recorte, fueron apropiados. Para ellos, Pemex al menos reconoció por primera vez que debe hacer algo por el cambio que ha registrado el entorno en el que opera y que se caracteriza por precios del crudo en niveles no vistos en más de una década.

“En términos generales, me pareció apropiado que Pemex tenga que reajustar sus gastos porque es algo que están haciendo todas las empresas petroleras del mundo”, dijo José L. Valera, abogado especializado en el sector energético con el despacho estadounidense Mayer Brown, en una entrevista telefónica.

Para Valera era obvio que lo que más convenía a Pemex en estos momentos era abordar el excesivo tamaño de su personal.

Sin embargo, en defensa de lo que anunció ayer la petrolera, Valera dijo que frente a las condiciones actuales por las que atraviesa el país, en donde a penas y se está gestando una nueva industria petrolera privada, tras casi 80 años de un monopolio petrolero estatal, hablar de un de los trabajadores de Pemex, sobre todo de sus trabajadores sindicalizados, podría resultar contraproducente. 

Desde su perspectiva eso podría debilitar el apoyo que la gente está dando a la reforma energética, aprobada a penas hace un año y que abrió un sector sensible a los capitales privados. Para él, los cambios legales deben comenzar a dar frutos antes de que las autoridades realicen cambios que podrían generar cierta animadversión a cambios que poco a poco acepta la sociedad mexicana. 

“Es fácil decir que hay que reducir personal pero hay otras consideraciones políticas y sociales, y uno no puede ser ciego a ellas”, agregó Valera en una entrevista telefónica.

Pemex, de hecho, ya ha comenzado a enfrentar el problema de sus altos costos laborales. El año pasado, la petrolera, por ejemplo, alcanzó un acuerdo con el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) para reducir el peso monetario de su actual sistema de pensiones después de casi cinco meses de negociaciones y un par de prórrogas.

     Si bien ese logro no fue tampoco considerado como suficiente para reducir de forma significativa la abultada carga financiera que en materia de obligaciones laborales tiene Pemex, sí mostró que la compañía está ya al menos buscando soluciones a problemas complejos y ancestrales.

     Un elemento que podría ayudar a Pemex a reducir su fuerza laboral es el crecimiento de otras empresas petroleras en México que comiencen a contratar trabajadores de la petrolera estatal. Si así ocurre una decisión de reducir su personal por parte de Petróleos Mexicanos podría ser menos dañina desde un punto de vista laboral y social.

Claro que Valera dijo que Pemex eventualmente tendrá que confrontar el problema del excesivo número de trabajadores que tiene. Esto para que la empresa se pueda convertir en una verdadera compañía productiva del Estado y deje a tras su rol de agencia de empleo, como lo ha sido en el pasado reciente.

Valera, como otros analistas, no cree que Pemex pueda seguir operando como lo ha hecho a lo largo de las últimas décadas y tendrá que, tal vez más pronto que tarde, reconocer que para ser una empresa estatal enfocada en la explotación eficiente de los recursos naturales del país, tendrá que adelgazar su nómina.

Una opinión que comparten otros.

     “La dirección de Pemex no se ha comprometido con una cifra de recorte de personal, pero será inevitable que la haga”, escribió Enrique Quintana, editor y columnista del periódico El Financiero, en su editorial de hoy.

     A otros analistas también les hubiera gustado escuchar a González Anaya hablar de la venta de activos no estratégicos como parte de la solución a los problemas financieros actuales de Pemex.

     Para algunos el anuncio que dio ayer el nuevo director de Pemex se quedó así corto en cuanto a las expectativas que había generado. Incluso, diversos analistas consideraron que veían difícil que la petrolera pudiese persuadir a las agencias calificadoras a no degradar su calificación luego del plan de ajuste que presentó.

     Muchos creen que Pemex deberá hacer más si no quiere que su calidad crediticia descienda.

     “Una capitalización muy esperada por parte del gobierno para fortalecer el balance general de Pemex, además de continuar el esfuerzo por reducir la todavía abultada carga de pasivos de pensiones serán la clave, en nuestra opinión, para evitar una degradación potencial por las agencias de calificación”, escribió David Franco, economista en jefe del banco Santander (México), en un reporte.

     


Fecha de publicación: 01/03/2016

Etiquetas: Pemex recorte gasto México economía