27 de sep. (Bloomberg) -- La elección presidencial de Estados Unidos está a menos de siete semanas de distancia, pero Wall Street ya ha escogió a un ganador: así misma.

Justo cuando se esperaría que la volatilidad se intensificara de cara a la incertidumbre política, el estado casi pasivo de las acciones, los bonos y las divisas en el período previo al 8 de noviembre describe un panorama diametralmente opuesto.

En la superficie, el miedo no se ve por ningún lado. En si lugar --el optimismo de que cuatro años más de estancamiento político obstaculicen los esfuerzos por relajar la disciplina del gasto fiscal, obligando a los banqueros centrales a seguir basándose en las mismas políticas de dinero fácil que han impulsado el valor de los activos a niveles sin precedentes.

Una victoria de Hillary Clinton sobre Donald Trump combinada con un Congreso dividido haría exactamente eso, y es este escenario de Ricitos de Oro [o de un crecimiento económico moderado, baja inflación y una política monetaria amigable con el mercado] el que Wall Street está valorando, de acuerdo con David Woo de Bank of America.

Sin embargo, eso ha dejado expuestos a los fondos de cobertura y otros inversionistas especuladores, si la parálisis política que ha dominado a Estados Unidos durante los últimos seis años no se materializa de nuevo.

"Cualquiera que sea la probabilidad que le pueda asignar a eso ahora, una tabla rasa teniendo al mismo partido ganando la presidencia y el control del Congreso tendría un enorme impacto en los mercados", dijo Woo, jefe de las tasas globales e investigación de divisas en el banco con sede en Charlotte, Carolina del Norte. "Al estar prácticamente muerto el mercado de la volatilidad, somos especialmente vulnerables al escenario de que se desarrolle el riesgo".

En esta etapa de la contienda electoral por la Casa Blanca y el control del Congreso, los inversionistas generalmente reducen sus riesgos y obtenienen seguros para protegerse contra los imprevistos. Pero no esta vez.

Las posiciones largas netas en los contratos vinculados al índice S&P 500, Nasdaq 100 Index y Dow Jones Industrial Average subieron a 57 mil millones el mes pasado, la mayor cantidad desde 1986, de acuerdo con datos recopilados por Sundial Capital Research.

Las apuestas contra el CBOE Volatility Index llegaron a un récord recientemente, mostraron datos de Commodity Futures Trading Commission. El índice del miedo con respecto a los valores opciones-derivados se ha desplomado más de 50% desde que alcanzó un máximo de cuatro meses en junio.

"En este momento hay algo en el cálculo político que falta en los modelos", dijo Alan Gayle, estratega de inversiones en RidgeWorth Atlanta, que tiene cerca 37 mil millones de dólares en activos. "El bajo nivel de volatilidad sugiere que hay algo de esperanza de que la parálisis se mantenga en noviembre. Pero la esperanza no es una estrategia, y esa complacencia es vulnerable ante un cambio bastante significativo en los próximos meses”.

Los operadores de bonos están igual de confiados. El índice de volatilidad CBOE/CBOT Treasury cayó a 4.65 el martes 6 de septiembre, su nivel más bajo en este año. El indicador, que mide las fluctuaciones esperadas en el bono del Tesoro a 10 años, se ha desplomado desde que alcanzó un máximo en febrero, cuando los inversionistas huyeron hacia activos de refugio en medio del tumulto de los mercados financieros globales.

En el mercado global de divisas extranjeras valuado en 5.1 billones de dólares diarios, las expectativas de que haya fluctuaciones en los precios en los próximos tres meses también han caído a cerca de su nivel más bajo desde diciembre. La volatilidad implícita en las opciones a tres meses para el euro frente al dólar, el par de divisas más negociadas del mundo, ha caído a 8.2%, por debajo de 13.1%, el 24 de junio.

En esta coyuntura puede surgir una volatilidad por debajo de la norma del conocimiento de los inversionistas de que cualquier cambio después de la votación no se hará sentir en los mercados sino hasta bien entrado 2017, de acuerdo con Jim Caron, un gerente de cartera de renta fija senior de Morgan Stanley Investment Management, el cual supervisa cerca de 400 mil millones de dólares.

"Los mercados están viendo este evento y diciendo ‘Sí, entendemos que la elección es el segundo martes de noviembre, pero la realidad es que el impacto económico se verá a casi un año después de esa fecha'", dijo Caron. "Desde una perspectiva económica, los dos candidatos le darán estímulo fiscal. Pero usted está hablando de 2017, hasta que haya algún paquete”.

Por el contrario, los inversionistas estaban fuertemente cubiertos previo al referéndum Brexit de junio pasado, a pesar de que las encuestas previeron que Reino Unido se quedaría en la Unión Europea, un resultado que no se esperaba que enturbiara los mercados.

El diferencial monitoreado por los operadores de opciones sobre las acciones para rastrear la demanda de coberturas protectoras --la volatilidad implícita contra la observada en el S&P 500-- se amplió hasta un récord en los días previos a la votación conforme subieron los precios de las acciones.

Bajo la superficie, hay indicios de que los administradores de dinero de Estados Unidos están comenzando a volverse más cautelosos. Los inversionistas de renta fija estacionaron más de sus activos en efectivo en julio que en cualquier momento durante los últimos 15 años, mientras que optaron por la deuda a más corto plazo, de acuerdo con los datos recopilados por Bank of America y Bloomberg. Las encuestas recientes sólo deben intensificar esa preocupación.

En un promedio de encuestas recabadas por RealClearPolitics, Clinton, la candidata del partido Demócrata, tiene una ventaja de 2.4 puntos porcentuales sobre Trump, su rival republicano, frente a los 7.9 puntos porcentuales hace menos de un mes. PredictWise, un agregador de datos del mercado de apuestas, le confiere a Clinton 73% de posibilidades de ganar la elección, en comparación 81% de probabilidades hace tres semanas.

Más allá de la contienda presidencial, la eventual configuración del Congreso, compuesto por la Cámara de Representantes y el Senado, también determinará qué tan exitosos serán los demócratas y republicanos para lograr aprobar sus agendas el Año Nuevo.

Los últimos seis años de mandato del presidente Barack Obama se han caracterizado por un estancamiento después que los republicanos tomaron el control de la Cámara de Representantes en 2010 y el Senado cuatro años después.

Los demócratas necesitan obtener una ganancia neta de cuatro o cinco escaños para asegurar el control del Senado, en función de si Trump o Clinton gana la Casa Blanca. Ellos ahora tienen 46 escaños, si se incluyen los dos independientes que se unen a los demócratas, mientras que los republicanos controlan 54.

"La única cosa que realmente sabemos con certeza acerca de las elecciones de Estados Unidos desde 1960 es que los mercados detestan una contienda disputada", dijo Woo.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 27/09/2016

Etiquetas: EUA Elecciones Presidenciales Wall Street Trump Clinton