15 de mar. (Sentido Común) -- Corporación Geo, una constructora de casas enfocada al sector de bajos ingresos, tiene poco tiempo de haber pasado por una reestructura de negocio tras la crisis que noqueó a casi todo su sector y ya está en otro proceso similar, aunque esta vez sin un concurso mercantil de por medio.

     La compañía, que fuera una de las más grandes vivienderas del país, presentó un nuevo plan de negocios a los acreedores de tres bonos y una propuesta para reestructurarlos, como parte de un acuerdo que incluye la suspensión del pago del principal de esos certificados.

     El documento contiene nuevas y más moderadas perspectivas de operación e identifica necesidades de financiamiento, ante un panorama del sector que parece nunca haberse recuperado de la precariedad que afloró con el cambio en la política de vivienda y los constantes abandonos de casas.

     En septiembre de 2017 los poseedores de los instrumentos GEOCB 11, GEOCB 11-2 y GEOCB 12 otorgaron a la constructora de vivienda seis meses para que les pagara solo intereses de esos bonos y cuatro meses para elaborar un nuevo plan de negocios.

     La compañía logró en el segundo mes de 2018 extender los plazos que le otorgaron los tenedores de los bonos, la suspensión de pagos de marzo a mayo y la propuesta de reestructura de enero a marzo, por lo que esta semana dio cumplimiento a lo segundo.

     Ahora, los dueños de los certificados, que vencen en 2022 y pagan una tasa de interés de 1%, tienen en sus manos la nueva visión de la compañía y su intención para volver a reestructurar los instrumentos --que ya habían sido modificados en la renegociación de hace un lustro--, lo que probablemente tengan que discutir en nuevas asambleas.

     No son públicos los cambios que pretende hacer Geo a los instrumentos, pero las opciones más evidentes son buscar una reducción de la tasa de interés o un aplazamiento de su vencimiento.

     Lo que sí dio a conocer la empresa fueron sus planes para los próximos años: menos viviendas construidas a lo originalmente proyectado.

     Geo preveía que tras la crisis podría llegar a construir hasta 50 mil hogares para 2020, no obstante a dos años de que se cumpla ese periodo de tiempo, en 2018 promete terminar tres mil 500 viviendas, dos mil menos que en su plan original, respecto de lo proyectado el año anterior.

    En cuanto a escrituraciones, ahora prevé firmar 17 mil 300 unidades para 2023, menos que las 199 mil 600 que esperaba hace un año, o lo que es lo mismo, una de cada 12 contempladas apenas en 2017. Los ingresos de la constructora de casas vieron mermadas sus proyecciones en la misma medida.

     Geo atañe al retraso en la entrega de créditos puente su nueva situación, así como a un reinicio de operaciones más lento de lo esperado, así como contingencias operativas legales.

     Entre otros problemas, Geo ha enfrentado el regreso a concurso mercantil de algunas de sus subsidiarias y tener que reconocer a nuevos acreedores que no fueron incluidos en su salida original de concurso, como Fians Capital, una firma que en su momento le dio asesoría financiera.

     Pero el problema no es solo de Geo.

    Desde hace más de siete años la tendencia de hipotecas para casas de interés social ha ido elevando su proporción de vivienda usada y remodelaciones, replegando la compra de unidades nuevas.

     Mientras que en 2010 72% de las hipotecas se destinaron a vivienda nueva, contra 21% de usada, en 2017 esos porcentajes fueron de 45 y 28%, respectivamente, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Vivienda.

     Además, los dos principales otorgadores de crédito del sector, el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) y el Fondo de Vivienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Fovisste), estiman que las hipotecas en general no crecerán en los próximos seis años.

     Pero las estimaciones de Geo, pese a reducirse en algunos rubros, son positivas en el mediano plazo, con base en factores como el incremento del precio promedio de sus viviendas o la entrada a nuevos mercados, como el de Cancún.

      La compañía espera generar un flujo de operación positivo tan pronto como 2019, además de registrar ganancias netas al siguiente año.

     Pero su plan requiere de liquidez, y para eso la empresa, que hoy día no alcanza un lugar entre las diez mayores desarrolladoras de vivienda social, ya sabe aproximadamente lo que necesita.

     Geo prevé requerir inyecciones de capital por aproximadamente dos mil 920 millones de pesos (157 millones de dólares) durante los próximos cuatro años, recursos a recibir en su mayoría este año.

     Además, la empresa también asegura necesitar líneas de crédito puente por dos mil 252 millones de pesos (121 millones de dólares) para disponer de ellas los siguientes cinco años.

     No está claro el mecanismo por el que podría obtener el capital, ya sea de uno de sus dueños, varios a través de emisión de acciones o la entrada de un nuevo inversionista. Por el lado de las líneas de crédito, la compañía dijo que ya está en pláticas con diversas instituciones financieras.

     Los objetivos de Geo difícilmente pueden ser medidos, pero los expertos del sector no tienen buenas perspectivas para los próximos años.

     “El sector construcción y el mercado de vivienda podrían mantenerse rezagados con respecto a la economía en 2018”, dijo BBVA Bancomer en su último reporte sobre el sector inmobiliario mexicano.

     De acuerdo con los analistas  del banco más grande del país, la menor generación de empleos bien remunerados impactó negativamente la demanda de financiamiento, lo que a su vez ha provocado que la oferta de vivienda continúe esperando la reactivación de la demanda.

     Incluso el índice general de precios de la vivienda del la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) creció menos que la inflación en el tercer trimestre de 2017 por primera vez en cuatro años, citó BBVA Bancomer. 



Fecha de publicación: 15/03/2018

Etiquetas: Geo vivienda México reestructura