14 de mar. (Dow Jones) -- El efecto de los precios del petróleo en la economía de Estados Unidos solía ser directo: más altos era malo. Sin embargo, entre 2014 y principios de 2016, cuando el petróleo colapsó, el crecimiento se desaceleró marcadamente. Desde entonces, el petróleo ha duplicado su precio, y la economía se ha acelerado.

Acredite esto al surgimiento de Estados Unidos como un productor líder de petróleo y, pronto, exportador neto de energía. El petróleo más caro sigue siendo un impuesto para los consumidores. Pero ese impuesto se ha compensado cada vez más por el impulso que se ha visto en la inversión, producción y empleo del sector de la energía. El ciclo comercial de Estados Unidos ahora está vinculado de maneras complejas y sorprendentes con el mercado mundial del petróleo.

El aumento de la producción petrolera de Estados Unidos, gracias al esquisto, es espectacular. Federal Energy Information Administration (EIA) proyecta que la producción diaria, que fue la más alta desde 1972 el año pasado, alcanzará un nuevo récord de 10.6 millones de barriles este año.

Las recientes previsiones energéticas mundiales de BP predicen que Estados Unidos representará 18% de la producción mundial de petróleo y líquidos relacionados en poco más de dos décadas, muy por delante del segundo puesto, Arabia Saudita, con 3%.

Aún más importante: el déficit de Estados Unidos en petróleo crudo y productos refinados se redujo a cuatro millones de barriles diarios el año pasado de 12 millones en 2007. La EIA predice que Estados Unidos se convertirá en exportador neto para 2029, y si se incluye toda la demás energía, en solo cuatro años.

Estados Unidos tiene abundantes reservas de petróleo “apretado” --principalmente formaciones rocosas quebradizas-- que no era rentable extraer hasta la adopción de las imágenes sísmicas, fracturación hidráulica de roca y la perforación horizontal a mediados de la década de 2000. Ahora representas más de la mitad de la producción de crudo de Estados Unidos.

La participación del petróleo en el producto interno bruto estadounidense, al ser de 2.7%, solo está ligeramente por arriba de su promedio de tres décadas y no es tan importante como en los verdaderos petro-estados como Rusia y Arabia Saudita. Pero ésta desempeña un papel importante en las fluctuaciones del crecimiento año a año debido a que los perforadores de esquisto, que no tienen que pasar años buscando nuevos depósitos, responden rápidamente a las condiciones del mercado.

 

La economía petrolera

A medida que se han disparado la producción y las exportaciones de petróleo de Estados Unidos, la inversión en energía se ha vuelto un motor de crecimiento económico y en los embarques de las fábricas.

De hecho, un estudio reciente de Richard Newell, presidente del centro de estudios Resources for the Future, y Brian Prest de Duke University, descubrió que la producción de esquisto aumenta nueve veces más que la producción convencional por un aumento de precio dado, por dos razones: se perforan más pozos y cada pozo es mucho más productivo (Esa ventaja disminuye con el tiempo, ya que los pozos de esquisto se agotan más rápidamente).

Cada nuevo pozo perforado provoca una demanda relacionada, desde bombas y metal fabricado hasta camioneros. Lo contrario también es cierto. Rob Martin, economista de UBS, estima que después de que los precios del petróleo se desplomaron en 2014, el colapso de la inversión energética eliminó un punto porcentual del crecimiento en 2015 y casi medio punto en 2016. Luego, al recuperarse los precios del petróleo, la inversión en el sector energético contribuyó con 0.6% al crecimiento de 2.5% del año pasado.

Esto está en fuerte contraste con los patrones históricos. Cuando los precios del petróleo se desplomaron en 1998 a causa de la crisis financiera asiática, el crecimiento de Estados Unidos recibió un impulso. Cuando se dispararon en 2008, afectaron una economía que ya se está desangrando por la crisis hipotecaria.

Martin también descubrió que el petróleo ha tenido una gran influencia en la fabricación. A fines de 2015, cerca del punto más bajo en los precios, los envíos de productos manufacturados potencialmente vinculados a las materias primas como los productos fabricados de metal, maquinaria de construcción y camiones pesados disminuyeron 12% con respecto al año anterior. A medida que la actividad petrolera se recuperó, cambiaron de dirección y hacia fines del año pasado aumentaron 9%.

No todo esto fue de cosecha propia. Los fabricantes estadounidenses también se beneficiaron de la recuperación en la actividad de los productores extranjeros de petróleo. Sin embargo, esto dejó una huella en el crecimiento regional. Desde mediados de 2016 hasta mediados del año pasado, más de la mitad de los empleos netos en Estados Unidos creados en la industria manufacturera se encontraron en Texas, hogar de la estrecha cuenca Permiana, rica en petróleo de esquisto, dijo UBS.

Desde mediados de 2017, ese efecto se ha moderado a medida que la recuperación tanto de la inversión empresarial como de los empleos en las fábricas se ha extendido más allá de la energía. No obstante, Martin predice que la inversión en energía contribuirá con una décima parte de la tasa de crecimiento de 2.9% proyectada para Estados Unidos este año.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

Copyright © 2017 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved

 

 


Fecha de publicación: 14/03/2018

Etiquetas: EUA Petróleo Economía Impacto Esquisto Fracturación Hidráulica Mercado Petrolero Precios PIB