19 de ene. (Bloomberg) -- ¿Es la guerra fiscal la nueva guerra monetaria?

La amenaza del presidente electo Donald Trump de imponer un impuesto fronterizo “importante” a los fabricantes estadounidenses que elaboran productos en el extranjero para venderlos en Estados Unidos podría motivar la próxima racha alcista del dólar después de las elecciones, de acuerdo con algunos analistas.

En su primera conferencia de prensa después de las elecciones, Trump intesificó su propuesta de imponer políticas destinadas a impulsar la producción de bienes y servicios de Estados Unidos mediante sanciones a las importaciones.

“Se les aplicará un elevado impuesto fronterizo a las compañías que están dejando el país y que se están saliendo con la suya”, dijo Trump la semana pasada, sin dar más detalles. “Hay muchos lugares a dónde pueden mudarse”, agregó. “Mientras que permanezcan en Estados Unidos”.

Su pronunciamiento de la semana pasada, le siguió a un tweet del 3 de enero en el que el republicano fustigó a General Motors por su planta automotriz de México, canalizando así el movimiento político de “fabricar dónde vendemos”.

General Motors está enviando el modelo mexicano Chevy Cruze a los concesionarios automotrices de Estados Unidos sin pagar impuestos a través de la frontera. ¡Haganlo en EUA o paguen un gran impuesto en la frontera!, escribió Donald J. Trump en su cuenta Twitter.

El impacto de cualquier política fiscal fronteriza, cuya implementación probablemente requeriría la aprobación del Congreso y que podría estar prohibida por las reglas de la Organización Mundial del Comercio, podría ser importante para el dólar --y para los mercados emergentes en particular.

Los esfuerzos impulsados por las políticas tendientes a mejorar la posición comercial neta de Estados Unidos, ya sea mediante un aumento en los aranceles o un impuesto de ajuste en las fronteras, podrían desencadenar una apreciación feroz del dólar, lo que haría más severas las condiciones financieras en todo el mundo.

La devaluación fiscal --el intento de aumentar la competitividad mediante cambios en el sistema tributario-- podría elevar las previsiones para el dólar este año, que ha tenido un avance post-electoral ante las expectativas de mayores tasas de interés y estímulo fiscal.

“Creemos que el mercado cambiario está demasiado optimista sobre la posibilidad de que el ajuste fronterizo sea incluido en un paquete [fiscal] final", escribieron los estrategas de Morgan Stanley encabezados por Todd Castagno, en un informe reciente.

El dólar cayó mientras que la demanda de los bonos del Tesoro estadounidenses subió a raíz de la tumultuosa conferencia de prensa de Trump. Sin embargo, el Bloomberg Dollar Spot Index, que rastrea el comportamiento de la moneda frente a 10 de sus similares, permanece 4.9% más arriba desde la elección.

En términos sencillos, la política fiscal fronteriza es un impuesto corporativo basado en el destino que impulsa a los exportadores, al tiempo que no permite deducciones por las importaciones, lo que representaría un duro golpe para los minoristas y los fabricantes de automóviles en particular, dado el elevado componente de importación de sus cadenas de suministro.

Los modelos económicos tradicionales sugieren que los tipos de cambio se ajustarán plenamente ante las modificaciones de la competitividad externa. En otras palabras, la consiguiente fortaleza del dólar elevaría el costo de las exportaciones de Estados Unidos para los extranjeros y reduciría los costos de importación de Estados Unidos por un margen correspondiente, compensando la sanción impositiva de los importadores. Esto significa que el efecto neto sobre la balanza comercial sería neutral.

Sin embargo, dado que las monedas rara vez, o nunca, están en niveles considerados como “valor nominal” en términos de paridad del poder adquisitivo, no hay garantía de que este choque inducido por la política fiscal en los términos de del comercio sería compensado rápida o totalmente por los cambios registrados en el mercado de divisas.

Morgan Stanley prevé un menor aumento del dólar en el caso de un impuesto de ajuste fronterizo de 20%, en lugar de una apreciación única del dólar de 25%, como lo sugiere la teoría de los libros de texto.

“Creemos que es razonable un aumento de 10 a 15% en dólares”, escribió Castagno y su equipo. “Incluso si no obtenemos una compensación total del tipo de cambio, la política seguirá teniendo un gran impacto en la competitividad de Estados Unidos y, por lo tanto, en el dólar”.

En otras palabras, sus proyecciones sugieren que Trump puede tener éxito al dar a los exportadores un impulso competitivo, ya que es improbable que el dólar se ajuste lo suficientemente rápido como para absorber el cambio tributario. Esta opinión es compartida por Mark McCormick de TD Securities, quien predice que el dólar puede avanzar 10%.

“Es improbable que los tipos de cambio se ajusten con suficiente rapidez como para internalizar el cambio tributario”, escribió el analista el 6 de enero. “En otras palabras, es probable que un impuesto de ajuste fronterizo impulse al dólar pero el cambio neto (fortaleza del dólar y el subsidio a las exportaciones) probablemente seguirá favoreciendo a los exportadores y a la producción estadounidense”.

Las repercusiones en el mercado de impuestos se sentirían en todo el mundo.

“En resumen, si bien los efectos fiscales sobre el dólar podrían ser sustanciales en sí mismos, la implicación de los cambios en los fundamentos del comercio podrían ser realmente un acuerdo ‘enorme’”, escribió Martin Enlund, jefe de estrategia cambiaria de Nordea Markets, asintiendo a una expresión común que es favorecida por el presidente electo de Estados Unidos.

Un nuevo aumento en el valor ponderado del dólar afectaría más a los mercados emergentes, que ya están lidiando con el fuerte aumento de los costos de los servicio en dólares en términos de moneda local, condiciones de liquidez más estrictas y presión sobre la paridad de las divisas.

“Los ajustes de la tasa de cambio nunca son tan fáciles como lo supone la teoría, y los cisnes grises abundan”, añadió, aludiendo a los eventos que sólo se pueden anticipar en cierta medida. Después de todo, los tipos de cambio son impulsados por una serie de fuerzas, incluyendo los flujos de capital, las tasas de interés, las políticas de la Reserva Federal y las políticas comerciales globales, mientras que la dinámica monetaria en el proteccionismo estadounidense es única.

“Los mayores aranceles podrían tener un impacto similar: es probable que los activos estadounidenses se beneficien de la fuga de activos a la seguridad o un vuelo a la oferta de a la calidad de cara a un choque provocado por el estancamiento y la inflación global”, concluyeron los economistas de Bank of America liderados por Ethan Harris en un informe de octubre.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo      

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Fecha de publicación: 19/01/2017

Etiquetas: EUA Trump Política Aranceles Importaciones Exportaciones