La pandemia de covid-19 ha provocado un cambio en la forma como los inversionistas valoran a las empresas, otorgando ahora un mayor valor a todo lo que hoy se conoce como activos intangibles desde patentes, marcas, desarrollos de software, hasta comunidades de usuarios. Un caso concreto del cambio y de cómo las empresas se adaptan a estas nuevas valuaciones o modelos de negocios es el de Walt Disney que recientemente sacó en Estados Unidos su propia plataforma de transmisión de contenidos bajo demanda, Disney +, a fin de poder competir contra nuevos rivales en la industria del entretenimiento, como Netflix y Hulu, entre otros. Foto AP/Jenny Kane
La pandemia de covid-19 ha provocado un cambio en la forma como los inversionistas valoran a las empresas, otorgando ahora un mayor valor a todo lo que hoy se conoce como activos intangibles desde patentes, marcas, desarrollos de software, hasta comunidades de usuarios. Un caso concreto del cambio y de cómo las empresas se adaptan a estas nuevas valuaciones o modelos de negocios es el de Walt Disney que recientemente sacó en Estados Unidos su propia plataforma de transmisión de contenidos bajo demanda, Disney +, a fin de poder competir contra nuevos rivales en la industria del entretenimiento, como Netflix y Hulu, entre otros. Foto AP/Jenny Kane

17 de oct. (Dow Jones) -- Si hubiera querido apostar por un repunte posterior a la pandemia en las ventas de automóviles usados ??este año, CarMax habría parecido el ganador lógico: es el distribuidor más grande del país con más de 200 tiendas, una gran operación de préstamos y una historia de ganancia.

     El mercado de valores, sin embargo, tuvo otra idea.

     El minorista en línea Carvana vende menos de la mitad de los automóviles que CarMax, no usa las tiendas tradicionales y pierde dinero. Sin embargo, su valor de mercado, que era ligeramente menor que el de su rival a fines de 2019, ahora es más del doble, de 37 mil millones de dólares.

     Ese desempeño divergente encapsula un cambio más profundo en la economía. El valor se deriva cada vez más de plataformas digitales, software y otras inversiones intangibles en lugar de activos físicos y relaciones tradicionales.

     Esa tendencia, evidente desde hace mucho tiempo en el crecimiento de plataformas de gran tecnología como Google, Facebook y Amazon.com, se ha intensificado este año a medida que la pandemia desplaza las interacciones personales a las virtuales.

     La tecnología, durante décadas, ha facilitado la creación de nuevos modelos de negocio, escribió Jason Thomas, economista en jefe de la operadora de capital privado Carlyle Group, en un nuevo informe. Las empresas de taxis que no poseen taxis ni emplean conductores, las empresas de hospedaje que no poseen hoteles y las empresas de medios que llegan a su audiencia a través de internet en lugar de licencias de transmisión, teatros o cable.

     “El surgimiento y crecimiento de negocios virtuales, proporcionó evidencia de que, en la era digital, el valor se acumula en las ideas, investigación y desarrollo, marcas, contenido, datos y capital humano; es decir, activos intangibles, en lugar de maquinaria industrial, fábricas u otros activos físicos”, escribió.

     En la era industrial, los inversionistas buscaban empresas que cotizaran por menos de su valor en libros: el valor de los activos de su balance menos la deuda y otros pasivos.

     Hoy en día, la mayor parte del valor proviene de activos intangibles que normalmente no aparecen en el valor contable: propiedad intelectual como patentes y software, marcas y redes de usuarios.

     Entre 1995 y 2018, los activos intangibles aumentaron de 68% a 84% su participación en el valor empresarial --que incluye capital y deuda-- de las empresas en el índice bursátil Standard & Poor’s 500, estimó Thomas.

     El economista calcula que en la última década 10% de las empresas con la relación mercado-libros más alta retornaron 18% anual en promedio, mientras que el 10% más barato retornó menos de 5%.

     Algo de esto refleja el desempeño de un puñado de acciones tecnológicas gigantes, pero este año las empresas con alto valor de mercado con relación a su valor contable han superado el desempeño del mercado independientemente de su tamaño.

     Las recesiones impactan a las empresas para que reconsideren sus modelos de negocio, agregó Thomas.

     En 2008 la crisis financiera congeló los mercados crediticios que financiaban la propiedad, el inventario y la nómina de las empresas, lo que estimuló la popularidad de los modelos de negocios de “activos ligeros”, como lo son los viajes compartidos.

     La pandemia ha enseñado a las empresas a operar sin oficinas y a involucrar a los clientes virtualmente en lugar de en persona, por lo que es probable que resten importancia a los activos físicos en favor de la investigación, la adquisición de clientes y la gestión de datos, agregó.

     Carvana está siguiendo los pasos de Amazon. Su sitio web maneja gran parte del proceso de intercambio y venta. “Es probable que Carvana tenga hoy la plataforma premium”, dijo Mike Montani, analista de Evercore ISI. Agregó, además, “transparencia, conveniencia y un elemento de seguridad durante la pandemia”, ya que los clientes pueden recibir los autos en casa o recogerlos de un lote.

     El atractivo de la ligereza de los activos también podría explicar parte del valor extraordinario asignado a Tesla. Gran parte del valor de Tesla está en su software de conducción autónoma, que cuesta mucho desarrollar, pero muy poco instalar, lo que genera márgenes amplios.

     En un reporte de mayo, Morgan Stanley dijo que el paquete completo de conducción autónoma de Tesla (ahora una opción de ocho mil dólares) podría representar 6% de las ventas y casi 25% de las ganancias para 2025.

     La dependencia de Walt Disney de activos como grandes complejos turísticos y cruceros, sin mencionar cines, ha dejado sus ingresos golpeados por la pandemia. Pero ahora tiene también activos ligeros que le ayudan a compensar esa problemática: un negocio de transmisión de contenidos en línea y de rápido crecimiento, que consta de Disney +, Hulu y ESPN Plus, con 100 millones de suscriptores combinados.

     La transmisión bajo demanda reduce la dependencia de Disney de los cines, las licencias y la televisión por cable para obtener poner su propiedad intelectual frente a los suscriptores.

     Esa nueva capacidad permitió a Disney, por ejemplo, ofrecer su película de gran presupuesto “Mulan” para ser descargada cuando los cines estadounidenses y de otros países estaban cerrados.

     En enero, los analistas de Barclays estimaron el valor de mercado de ese negocio de transmisión en 108 mil millones de dólares, aproximadamente la mitad del valor de mercado de Netflix, negocio de transmisión pura.

     El mercado de valores puede tener razón en que los negocios con pocos activos son el futuro, pero eso no significa que vaya a atinarle a quién ganará y cuanto valdrán.

     Los negocios de transmisión de Disney pierden dinero, y Tesla, que ya está valorada en más que Toyota Motor y Volkswagen juntas, enfrenta una competencia cada vez más intensa por un mercado de vehículos eléctricos aún pequeño.

     La competencia de Carvana tampoco se está quedando quieta: CarMax está construyendo su propia operación de ventas en línea para complementar las ventas en tienda, mientras que la startup, Vroom, es aún menos intensiva en activos: se basa en gran medida en centros de reacondicionamiento de terceros en lugar de los suyos.

     Montani dijo que la valoración actual de Carvana implica que será el mayor distribuidor de autos usados ??para 2030. Pero lograr ese tamaño, dijo, requerirá más activos físicos, incluidas las tiendas para atender a los clientes que aún quieren comprar en persona. En última instancia, los modelos comerciales de Carvana y CarMax pueden converger, dijo Thomas.


Fecha de publicación: 15/10/2020