11 de may. (Sentido Común) -- Ricardo Lecompte, el director general de Imperquimia, una empresa mexicana que se dedica a fabricar diversos productos para la industria de la construcción, como impermeabilizantes, pinturas, esmaltes y recubrimientos, ha padecido el incremento de algunos de sus insumos --en algunos casos de más de 30%--  por la depreciación que ha registrado el peso contra el dólar en los últimos meses.

     La mitad de las materias primas que Imperquimia usa para producir sus productos provienen de Estados Unidos y cotizan en dólares.

     Sin embargo, la compañía, con sede en la Ciudad de México, sólo ha podido trasladar de forma parcial esos mayores costos de producción a sus clientes por la incapacidad de muchos de ellos de absorber mayores precios.

     "Realmente tuviésemos que hacer incrementos superiores a 20 o 25% en nuestros precios finales y solamente estamos incrementando un porcentaje de un solo dígito", dijo Lecompte, en una entrevista. "El mercado mexicano de la construcción no ha sido capaz de asimilar" esos mayores precios.

     La imposibilidad de Lecompte, al frente de Imperquimia, de trasladar a precios sus mayores costos, explica en buena medida porqué hoy, a diferencia de hace unos años, la devaluación de la moneda mexicana ha dejado de ser sinónimo de inflación; como si lo fue en los ochentas y noventas cuando las abruptas caídas del tipo de cambio se reflejaron casi de inmediato en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (IPC).

     El mes pasado, por ejemplo, el peso perdió en promedio 14% de su valor contra en dólar, la peor caída anual desde la crisis financiera internacional de 2008-2009.

     Sin embargo, los precios en México ni si quiera subieron, al contrario, bajaron 0.26% el mes pasado. Una caída que dejó la inflación anual en 3.06%, el segundo nivel más bajo de los últimos nueve años.

     En cambio, en 1995, cuando la moneda mexicana sufrió en promedio una depreciación de 47.7%, los precios subieron ese año casi lo mismo --52%. Hoy 20 años después, la correlación casi perfecta que existía entre devaluación e inflación se ha desvanecido.

     Para los economistas, varios factores explican porque los precios no reflejan hasta ahora la caída del peso frente al dólar.

     El más citado es el que explicó Lecompte, el director de Imperquimia: la débil demanda doméstica hace casi imposible trasladar a precios los mayores costos. Si las empresas lo hacen, corren el riesgo de perder ventas y participación de mercado.

     "La demanda agregada en México es aún débil para que los productores traspasen los incrementos de sus costos a sus consumidores", escribió Carlos Capistrán, economista en jefe de Bank of America en México, en un correo electrónico a preguntas enviadas por Sentido Común.

     Si bien la economía mexicana ha registrado tasas de crecimiento en los últimos dos años, éstas han estado muy por debajo del potencial económico del país.

     En 2013, México creció 1.4%, mientras que el año pasado avanzó 2.1%. Para este año, los economistas anticipaban una aceleración económica que permitiría al país avanzar a una tasa de 3.5%.

     Sin embargo, a cuatro meses de iniciado el año, esa estimación ha sido recortada quincena contra quincena, para ubicarse ahora en 2.8%, un clara señal de la debilidad económica que perdura en el país y que hasta ahora ha impedido el traslado de los mayores costos de producción a precios.

     Para algunos empresarios, la debilidad de la demanda perdurará y no les permitirá repercutir a precios sus mayores costos sino hasta inicios de 2016,

     La estrategia de nosotros es "aguantar al primero de enero [del próximo año] para subir precios", dijo Jaime Mancera, director comercial de Industrias Mancera, una empresa que se dedica a la producción de marquetería y que usa diversos materiales como concha nácar, maderas preciosas, plata y hueso, algunos de ellos importados, para elaborar portarretratos, cajas, cajoneras, álbumes y urnas.

     Claro que en el caso particular de esta compañía, la posibilidad de aguantar los mayores costos hasta 2016 estriba en que sólo ha visto una repercusión de la depreciación de la moneda en alrededor de 10% de sus costos de fabricación.

    El otro factor que comúnmente mencionan los economistas para explicar porqué las empresas en muchos casos no han trasladado sus mayores costos es la caída de otros precios que han amortiguado el golpe de la devaluación.

     Los insumos que en México han registrado un descenso en sus precios son principalmente dos: los servicios de telecomunicaciones, principalmente de telefonía móvil y acceso a internet, y el precio de la electricidad y otros combustibles.

     En ambos casos, el descenso de los precios de esos servicios se deben a las reformas legales en materia de telecomunicaciones y de energía que aprobó el Congreso de la Unión en 2013 y 2014 para incrementar los niveles de competencia en servicios telefónicos y de internet, o para abrir la industria energética del país a los capitales privados.

     Otro razón es "la disminución de otros costos, como precios de la energía, que compensan el incremento de costos por la depreciación del peso", agregó Capistrán, quien también es profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). "Por ejemplo las tarifas eléctricas para consumo doméstico disminuyeron este año 2%. . . [mientras que en] telecomunicaciones se dio la eliminación del cobro de larga distancia",

     Un factor que también explica el buen comportamiento de la inflación a pesar de la caída del peso contra el dólar es que hoy, a diferencia de ayer, la moneda mexicana cotiza frente al dólar en un mercado de casi libre flotación.

     Desde que el gobierno dejó de intervenir en el mercado cambiario a inicios de 1995, la cotización del peso ha registrado fuertes vaivenes, que con el paso del tiempo, han enseñado a los productores que las depreciaciones de la moneda bien pueden ser fenómenos temporales y no permanentes.

     Estas experiencias han hecho mucho más cautelosos a los productores en sus decisiones de incrementar sus precios ante el más mínimo cambio en la cotización de la moneda mexicana.

     Por ejemplo, el tipo de cambio ya había tocado niveles similares a los actuales de más de 15 pesos por dólar. Pero la última vez que cotizó a esos niveles fue hace seis años --en marzo de 2009. De ahí que aun cuando hoy la cotización del peso se haya ya mantenido en esos niveles a lo largo del último mes y medio, los agentes económicos tengan una mayor tolerancia a ver los movimientos bruscos de la moneda sin afectar sus precios.

     Mancera dijo que en su caso particular los insumos importados tardaron entre dos y tres meses en subir después que el peso iniciara su caída, dado que en un inicio ese movimiento fue considerado un fenómeno temporal.

     "Ya que se dieron cuenta que iba a durar, entonces subieron los precios", dijo Mancera.

     De ahí que nada garantiza que la inflación no vaya a repuntar por la devaluación que ha experimentado la moneda mexicana recientemente. Muchos especialistas creen que a medida que México recupere un mayor dinamismo, los productores irán poco a poco repercutiendo a precios sus mayores costos.

     "En nuestros pronósticos consideramos que para el resto del año podríamos observar 30 puntos base más de inflación como consecuencia de un traspaso", dijo Capistrán.

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Fecha de publicación: 11/05/2015

Etiquetas: México economía crecimiento inflación devaluación depreciación peso dólar