Cómo manejar la tecnología con su conyuge de tal manera que no provoque conflictos en la relación. Foto archivo.

Las parejas han luchado durante mucho tiempo por el dinero, la limpieza y el sexo, pero ahora existe toda una nueva frontera de conflicto conyugal: la tecnología.

Puede reducir ese conflicto asegurándose de que esté al mismo nivel que su pareja cuando se trata de tecnología, o al menos comunicándose claramente sobre sus diferencias.

Después de casi 20 años de un matrimonio centrado en la tecnología, a veces sentí que mi esposo y yo teníamos todas las conversaciones posibles relacionadas con la tecnología. Luego Apple saca al mercado una nueva línea de productos, y tenemos otra fuente de inspiración.

Nuestra jornada, así como también muchas conversaciones que he sostenido con amigos de matrimonios mixtos (con lo que me refiero amantes de la tecnología casados con los desinteresados de ésta), me ha permitido construir una lista de los desafíos tecnológicos que son más importantes que hay que negociar su cónyuge o pareja.

 

Aquí está mi lista:

 

• ¿Qué podemos compartir de nuestra relación en línea? Cuando un entusiasta de Instagram se casa con un ajeno a las redes sociales, las diferencias en lo que están preparados para compartir pueden ser una fuente constante de tensión. Mi esposo y yo somos ávidos usuarios de las redes sociales, pero aun así ocasionalmente nos sentimos incómodos con las fotos, detalles o solo con el tono de nuestras publicaciones. Después de algunos de esos errores, acordamos siempre verificarnos entre nosotors antes de publicar una foto o actualización que se refiera a nuestro cónyuge. (Las felicitaciones de cumpleaños sinceras son la excepción notable).

 

• ¿Qué dispositivos tecnológicos están permitidos en el dormitorio? En la generación de mis padres, el gran debate fue un televisor en el dormitorio. Hoy en día es aún más crucial hablar con franqueza sobre si está bien llevar teléfonos, tabletas o computadoras portátiles a la habitación donde se duerme. No tiene que ser una decisión del todo o nada: incluso si uno o ambos gustan de tener el celular en el buró para usarlo como alarma, bien podrían acordar que el uso en la cama solo sea para escuchar música relajante, o leer sus libros electrónicos favoritos.

 

• ¿Guess o Google? Soy investigadora, así que no puedo ni comprar un emparedado o una funda de almohada sin ver las revisiones en línea para encontrar la mejor opción. Pero con frecuencia viajo con una buena amiga que aprecia la espontaneidad y mi necesidad de depender de Yelp para decidir que hacer al respecto la enloquece. Si usted y su pareja tienen una divergencia similar, vale la pena llegar a un entendimiento mutuo de cuándo recurrirá a Google y cuándo no. Tal vez puedan acordar investigar días festivos que duren una semana, restaurantes de lujo y compras por más de 100 dólares, pero confíe en su instinto cuando se trata de las compras diarias, escapadas de fin de semana y almuerzos informales.

 

• ¿Cuándo nos desenconectamos? Está bien si la respuesta es “nunca”, siempre y cuando ambos piensen lo mismo. Pero si a uno de ustedes le gusta ver la televisión durante la cena, días festivos o los fines de semana, es importante hablar acerca de si ambos estarán desconectados durante todo o parte de ese tiempo. Cuando hable sobre sus expectativas, trate de evitar usar el trabajo como el as bajo la manga(pero tengo que verificar mi correo electrónico todas las noches), y también trate de evitar tratar el uso intenso de la tecnología como una debilidad o adicción. Lo que importa para su relación no es si el uso de la tecnología de una persona es excesivo; lo que importa es si puede respetar las mutuas preferencias lo suficiente como para encontrar un terreno común.

 

• ¿Cuál es nuestro presupuesto tecnológico? En particular, si usted y su pareja comparten sus ingresos y cuentas bancarias, establezca algunas reglas básicas sobre cuánto se siente cómodo gastando en tecnología. Eso significa no solo computadoras, teléfonos y dispositivos, sino toda la conectividad, los servicios de internet y las aplicaciones que pueden costar hasta ciento o miles de dólares. Y si ambos son entusiastas de la tecnología, asegúrese de que su gasto en tecnología sea distribuido de manera equitativa: para evitar los celos y el gasto excesivo, mi esposo y yo hemos llegado a un acuerdo tácito para turnarnos y adquirir el dispositivo más novedoso, lo que significa que si él compró una nueva computadora, entonces es mi turno de adquirir el nuevo iPhone.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 23/05/2019