La renuncia del secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa (derecha), generó gran especulación para intentar de decifrar los nombres de los funcionarios públicos que, de acuerdo con su carta al presidente Andrés Manuel López Obrador, lo llevaron a renunciar. Foto Presiencia de la República.
La renuncia del secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa (derecha), generó gran especulación para intentar de decifrar los nombres de los funcionarios públicos que, de acuerdo con su carta al presidente Andrés Manuel López Obrador, lo llevaron a renunciar. Foto Presiencia de la República.

9 de jul. (Sentido Común) -- Si la renuncia de Carlos Urzúa al cargo de secretario de Hacienda y Crédito Público cayó como balde de agua fría en círculos financieros por la confianza que muchos inversionistas habían depositado en él para garantizar que el gobierno actual mantendría la disciplina fiscal, sus razones para dejar el puesto han generado revuelo.

     Urzúa justificó su decisión de dejar el cargo indicando que, por un lado, el actual gobierno carecía de las capacidades para tomar decisiones bien fundamentadas y, por otro, había impuesto personas improvisadas en importantes cargos públicos sin los conocimientos mínimos indispensables y con potenciales conflictos de interés.

     “Por los motivos anteriores, me veo orillado a renunciar a mi cargo”, escribió Urzúa en la carta de renuncia que entregó al presidente Andrés Manuel López Obrador y que divulgó en su cuenta de la red social Twitter. “Muchas gracias por el privilegio de haber podido servir a México”.

     Así, las críticas contra el gobierno actual por parte de Urzúa generaron de inmediato un sinnúmero de especulaciones sobre los posibles funcionarios públicos a los que indirectamente se refirió y que pudieron generar las frustraciones que lo llevaron, al final, a renunciar.

     Para diversos analistas políticos, los personajes que probablemente más enojo y enfado provocaron en Urzúa por eventos que han ocurrido en el pasado pudieron ser: Alfonso Romo, el encargado de la Oficina de la Presidencia; Rocío Nahle, la secretaria de Energía; y Raquel Buenrostro, la oficial mayor de Hacienda.

     El nombre de Romo surgió porque el empresario, originario de Monterrey y quien se unió a la campaña presidencial de López Obrador desde su inicio, fue quien aparentemente influyó en el mandatario para nombrar a dos funcionarios claves en la Secretaría de Hacienda.

     Esto hace pensar a algunos que a él se refería Urzúa en su misiva cuando escribió que resultaba “inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimientos de la Hacienda Pública”.

     “Es evidente que, al criticar la imposición de funcionarios sin conocimiento. . . Urzúa le da un fuerte golpe a Alfonso Romo, quien al menos ha sido responsable del nombramiento” de dos miembros del equipo de Hacienda, escribió Hernán Gómez, analista político e investigador del Instituto Mora, en su columna del diario El Universal.

     Los dos funcionarios a los que se refería Gómez --quien es, por lo general, un defensor del gobierno de López Obrador-- eran: Margarita Ríos Farjat, quien está al frente del Servicio de Administración Tributaria (SAT), la agencia encargada de cobrar los impuestos federales en México, y Eugenio Nájera, actual director de los bancos estatales Nacional Financiera (Nafin) y Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext).

     De acuerdo con círculos financieros, Urzúa había tenido ya choques con ambos funcionarios por no responder a sus órdenes y más bien atender los intereses de Romo.

     Incluso al indicar que la imposición de funcionarios pudo generar un “patente conflicto de interés”, Urzúa pudo estar sugiriendo que el SAT, con Farjat al frente, podría estar aplicando políticas recaudatorias discrecionales para favorecer a amigos empresariales de Romo.

     Algo que también podría suceder con el uso de Nafin y Bancomext para favorecer a empresas de personas cercanas a Romo.

     “No es un secreto que el ahora ex secretario de Hacienda tuvo rencillas con el jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, por su desbocada injerencia en los nombramientos de directivos en la banca de desarrollo y en el” SAT, escribió también Mario Maldonado, un analista económico en una columna publicada también en el El Universal.

     Por lo que se refiere a la crítica de Urzúa a la forma como el gobierno actual toma decisiones, los expertos especularon que el exfuncionario pudo haberse referido a Nahle y Buenrostro, ya que ambas han seguido, gracias al respaldo del presidente, con proyectos que el exsecretario de Hacienda no respaldaba y que incluso consideraba que podrían generar más perjuicio que beneficio a las finanzas públicas.

     “En esta administración se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento”, escribió Urzúa, en su renuncia, sugiriendo quizás con ello su oposición a que la empresa petrolera estatal Petróleos Mexicanos, construya una nueva refinería en el puerto de Dos Bocas, Tabasco, que respalda el presidente y que apoya Nahle.

     “Estoy convencido de que toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los diversos efectos que ésta pueda tener y libre de todo extremismo, sea éste de derecha o izquierda”, agregó Urzúa en su misiva.

     De ahí que algunos especialistas crean que otro de los funcionarios con los que Urzúa entró en conflicto fue Nahle.

     De Nahle “ni hablar: es considerada por los primeros cuadros de Hacienda como una funcionaria obstinada que, de estar en sus manos las decisiones del sector, pondría en riesgo las finanzas públicas del país sin siquiera reparar en la gravedad de ello”, agregó Maldonado en su columna.

     La misma especulación existe sobre las desavenencias que pudo tener Urzúa con la oficial mayor de la dependencia que él comandaba: Buenrostro.

     Al parecer, aquí también el exsecretario pudo enfadarse ante la forma como su oficial mayor estaba llevando a cabo las compras gubernamentales y, de cierta manera, el ejercicio del gasto gubernamental.

     Cuando Germán Martínez renunció al cargo de director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en mayo, el funcionario criticó las políticas de austeridad que le imponía Hacienda y que, desde su perspectiva, ponían en riesgo la capacidad del Instituto para brindar los servicios de salud de calidad que exigen sus agremiados.

     Claro que cuando periodistas preguntaron al entonces subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, sobre las críticas del exdirector del IMSS y sobre el desabasto de medicamentos que estaba generando el cambio de método para las compras gubernamentales de medicamentos, el funcionario, quien sustituirá a Urzúa al frente de Hacienda, respondió que eso debían “preguntarlo en la oficialía mayor”.

     Hasta ahora, sin embargo, las medidas que ha venido implentando Buenrostro en cuanto a las compras gubernamentales han generado importantes ahorros para las finanzas públicas, que era uno de los objetivos que tenía Urzúa al frente de Hacienda cuando planteó que el gobierno federal concentrara esas adquisiciones.

     Sentido Común intentó consultar sin éxito las oficinas de Romo, Nahle y Buenrostro para conocer sus reacciones a las especulaciones que generaron sobre ellos la carta de renuncia de Urzúa.

     Claro que al final del día la renuncia de Urzúa no es más que una clara señal de que él estaba ya desencantado con las decisiones que venía tomando el presidente sobre el rumbo económico del país y por las que no solo hacía caso omiso de sus sugerencias (“no encontraron eco”), sino que iban además cada vez más en contra de lo que él, al frente de Hacienda, buscaba y deseaba hacer.

 


Fecha de publicación: 09/07/2019

Etiquetas: México economía gobierno Urzúa López Obrador Nahle Romo Buenrostro Hacienda nombramiento