Los aranceles que impuso Trump a los bienes procedentes de China han provocado incertidumbre, problemas en los consejos de administración de las fábricas estadounidenses. Foto archivo.
Los aranceles que impuso Trump a los bienes procedentes de China han provocado incertidumbre, problemas en los consejos de administración de las fábricas estadounidenses. Foto archivo.

6 de jun. (Bloomberg) -- Para Columbia Sportswear, la creciente guerra comercial del presidente Donald Trump le ha arrebatado el recurso más finito de todos --el tiempo.

     Si bien el fabricante de equipos para realizar actividades al aire libre se libró en gran medida del dolor financiero provocado por las primeras rondas arancelarias, la disputa aún le ha absorbido horas y recursos que no había planeado.

     Las reuniones de presupuesto y sesiones de estrategia se han estado descarrilando por la incertidumbre.

     Los costos adicionales han aparecido en lugares inesperados, como el aumento de 5% en el precio de los maniquíes por los impuestos al aluminio que se usan en sus marcos.

     Algo que hace esto más difícil es el hecho de que los ciclos de producción de Columbia se han prolongado a 18 meses.

     “¿Cómo se planea?”, dijo Peter Bragdon, director administrativo y consejero general de Columbia. “La incertidumbre es el enemigo de la inversión”.

     Las incógnitas para las corporaciones estadounidenses aumentaron en las últimas semanas. Estados Unidos y China esperaban lograr una distensión, pero no lograron llegar a un compromiso. Así que Trump intensificó la presión al aumentar una serie de aranceles ya existentes y comenzar un proceso para imponer impuestos sobre los bienes restantes provenientes de su socio comercial más importante, desde zapatos hasta juguetes y teléfonos inteligentes.

     Columbia se unió a otros gigantes del calzado el lunes en una carta instando a Trump a reconsiderar su política.

 

 ¿Buena información?

“Hay una razón por la que la política comercial se negocia y establece a lo largo de varios años, incluso décadas. Esta tiene un impacto significativo en el funcionamiento ordenado de la economía”, dijo Bragdon.

   Cuando se le preguntó acerca de los últimos giros y vueltas de la guerra comercial, dijo: “Bueno, no he revisado mi teléfono en los últimos 20 minutos, ¿esa sigue siendo buena información?”

     La zapatería Wolverine World Wide también se ha visto afectada, a pesar de que sus bienes físicos no aparecieron en ninguna lista de aranceles sino hasta recientemente. Michael Jeppesen, su presidente de operaciones globales, visitaba a sus proveedores en Filipinas cuando supo que su trabajo de supervisión de la producción de 15 mil nuevos productos al año, incluidos muchos en China, estaba a punto de volverse más difícil.

     “Me sentí molesto”, dijo el ejecutivo de Wolverine, cuyas marcas como Keds y Merrell tienen un plazo de fabricación de un año. “Necesitamos un cierto nivel de visibilidad, transparencia y predictibilidad para poder planificar nuestro negocio de la manera más rentable. Si nos equivocamos en esas suposiciones, no podremos obtener el beneficio que planeamos”.

 

Riesgo económico

El mayor riesgo de la guerra comercial del presidente es que ésta podría frenar el crecimiento económico de Estados Unidos al generar suficiente incertidumbre como para paralizar las inversiones, o que los aranceles pudieran aumentar los precios y dañar el gasto del consumidor.

     Hay señales que eso ya puede estar sucediendo. Las ventas minoristas disminuyeron en abril por segunda vez en tres meses. La producción fabril de Estados Unidos cayó por tercera vez este año. Y el índice Cass Freight, una medida de la demanda de transporte de carga en Estados Unidos, disminuyó por quinto mes consecutivo.

     Neato Robotics se ha visto socavada por la guerra comercial. La compañía privada con 100 millones de dólares en ventas minoristas comenzó a pagar 10% de impuestos sobre sus aspiradoras robóticas en septiembre. El gobierno de Trump dijo que estos aumentarían a 25% el 1 de enero, por lo que su director ejecutivo Matt Petersen aumentó drásticamente la producción antes del aumento de impuestos para ahorrar dinero, mientras pasaba mucho tiempo buscando otros países donde hacer tercerías. Pero esa alza se pospuso, lo que dejó a Petersen con un exceso de inventario que ha sido un lastre en su flujo de efectivo.

     Para abril, un acuerdo con China parecía cerrado, solo para que fracasara rotundamente. La volatilidad está “causando estragos” en la toma de decisiones para la compañía con sede en Newark, California, dijo Petersen, quien nuevamente está buscando alternativas de fabricación, como Malasia y México.

     Él ahora está considerando cuánto subir los precios de sus robots que ya se venden hasta en 800 dólares. Así que para contrarrestar los nuevos costos, ahora planea gastar menos en contratación de personal y publicidad.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo                          

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Fecha de publicación: 06/06/2019

Etiquetas: Aranceles China EUA Disputa Comercial Empresas Consejos Administración Planeación Incertidumbre Costos Precios Ventas