El presidente ruso Vladimir Putin preside una reunión de la aviación militar rusa en el balneario del Mar Negro de Sochi, Rusia, el miércoles 15 de mayo de 2019. Foto AP/Alexei Druzhinin.
El presidente ruso Vladimir Putin preside una reunión de la aviación militar rusa en el balneario del Mar Negro de Sochi, Rusia, el miércoles 15 de mayo de 2019. Foto AP/Alexei Druzhinin.

20 de may. (Dow Jones) -- Nobleza obliga, así que hay que reconocerle a Vladimir Putin lo que le corresponde: el sempiterno político ruso sabe cómo sacarle jugo a una situación no del todo ventajosa.

     Con una inversión relativamente pequeña, el líder ruso está expandiendo su dominio en el Hemisferio Occidental y potencialmente obteniendo acceso a gigantescos suministros de petróleo y uranio respaldando a un dictador en Venezuela.

     Con una inversión relativamente pequeña, ha ampliado su base de operaciones en Medio Oriente al apoyar a un dictador en Siria y tratar de enviar algunos sofisticados equipos militares rusos a Turquía (esfuerzo por el que podría obtener beneficios).

     Y con una inversión relativamente pequeña y poca atención de una distraída comunidad internacional, ha mantenido una guerra de bajo perfil contra aquellos que luchan contra la apropiación rusa en el este de Ucrania, manteniendo así una ficha de negociación que podría resultarle útil algún día.

     Él hace todo esto mientras dirige una economía aproximadamente del tamaño de Corea del Sur, que produce poco o nada que el mundo quiera comprar, fuera del petróleo y equipos militares.

     Esta es una estrategia audaz que le está funcionando. Eso nunca fue más evidente que cuando el secretario de Estado Mike Pompeo y el asesor de seguridad nacional John Bolton citaron el apoyo ruso como la única razón por la que el dictador venezolano Nicolás Maduro ha mantenido el control de su país frente al levantamiento organizado por sus oponentes y elementos de sus propias fuerzas armadas.

     A cambio, Putin no recibió el oprobio de Estados Unidos que respalda abiertamente a los enemigos de Maduro, sino una llamada telefónica que duró más de una hora con el presidente Trump, en la que hablaron sobre Venezuela y otros lugares importantes del mundo.

     En resumen, Putin parece reconocer el momento en que se encuentra y qué hacer al respecto. Después de casi dos décadas de enfocarse a luchar contra el terrorismo y el extremismo islámico, el mundo está evolucionando hacia una nueva era de competencia de las grandes potencias. Por supuesto, Estados Unidos y China son los dos grandes contendientes ahora, pero Putin se está asegurando de que Rusia sea el tercero.

     Su problema es que Rusia no tiene el poder económico de Estados Unidos y China. Así que hace uso de todo lo que puede, que es básicamente la capacidad de crear problemas y, por lo tanto, insertarse en la mezcla global.

     En consecuencia, Rusia se convirtió en uno de los primeros líderes mundiales en la herramienta de combate no convencional del siglo XXI: la guerra cibernética. El Kremlin combinó esa habilidad con su disposición tradicional de participar en las artes oscuras de acción encubierta para interferir con las elecciones de 2016 en Estados Unidos, así como con otras elecciones de Occidente.

     Mientras Estados Unidos trata de mantener la presión económica sobre Corea del Norte, Rusia le proporciona el alivio económico suficiente a Pyongyang como para garantizar que Moscú tenga que ser un actor en la forma en que se desarrolla el enfrentamiento sobre el programa nuclear de Corea del Norte.

     Mientras tanto, Putin se está metiendo como cuña en el espacio entre el este y el oeste al ofrecer venderle el sistema de defensa antiaéreo S-400 de Rusia a Turquía, que es miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) dirigida por Estados Unidos.

     Después de que miembros del Congreso declararan que Turquía no podía comprar el caza F-35 fabricado en Estados Unidos y también tener un sistema de defensa aérea ruso equipado para derribar ese mismo avión, Rusia se adelantó y dijo que en su lugar también le vendería sus propios cazas a Turquía.

     ¿Cuál es el objetivo de Rusia con todo esto? Probablemente, en una primera instancia, es simplemente mantener a Rusia en el juego de poder global. Al asegurarse de que los tentáculos de Moscú estén en suficientes lugares, Putin puede obtener un asiento en cada mesa que sea importante.

     Así maniobra para restablecer la importancia global de Rusia, que cree que le fue robada injustamente por la combinación del colapso de la Unión Soviética y las maniobras de Occidente para marginar a lo que alguna vez fue una gran potencia.

     Solo en segunda instancia, lo más probable es que el objetivo de Putin sea obtener alguna ventaja o activo en particular. Rusia pesca en aguas turbulentas. Un buen día podría atrapar algo que le resulte valioso.

     Venezuela puede ser el mejor ejemplo actual de tal estrategia. Al preguntarle por qué Rusia parece estar interesada en Venezuela, un alto funcionario de Estados Unidos respondió simplemente: “¿Por qué no?”

     Venezuela cuenta con las reservas de petróleo y uranio más grandes del mundo, superadas solo por Canadá, señaló el funcionario. Los mercados mundiales de petróleo y uranio son muy importantes para Rusia, cuya economía casi se basa en su totalidad en tales materias primas, por lo que tener injerencia en partes tan grandes del suministro mundial no puede perjudicarle a nadie.

     Además, preservar una base de operaciones en Venezuela ayuda estratégicamente en el esfuerzo continuo por mantener a Estados Unidos fuera de balance y reactivo.

     Rusia ya tiene mucha influencia en Cuba, pero Venezuela puede ser un lugar más seguro para tener una base en el Hemisferio Occidental. “Cuba está demasiado cerca de Estados Unidos”, dijo el alto funcionario. “Venezuela es una mejor base de operaciones”.

     Como señaló el funcionario: ¿Por qué no intentarlo?

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 20/05/2019

Etiquetas: Rusia Geopolítica Vladimir Putin Presidente Rusia Estrategia