China podría beneficiarse de llegar a un acuerdo con Estados Unidos, aunque su prestigio se vería afectado. Foto archivo.
China podría beneficiarse de llegar a un acuerdo con Estados Unidos, aunque su prestigio se vería afectado. Foto archivo.

15 de may. (Sentido Común) -- China es una industria manufacturera, toda una potencia enorme en los mercados globales y, de acuerdo con la administración de Trump, una amenaza para la supremacía tecnológica y militar de Estados Unidos.

     Sin embargo, ahora ya no es tan barato producir ahí como lo fue antes. El país está empezando a toparse con niveles de ingresos que algunos académicos creen la posicionan en mayor riesgo de sufrir desaceleraciones económicas más rápidas, a medida que se erosione su ventaja en sus costos de exportaciones baratas y que no logre innovar lo suficientemente rápido en términos de alta tecnología.

     China tiene legiones de ingenieros y un creciente peso en publicaciones científicas, pero solo ha producido unas cuantas grandes empresas de la tecnología global. La respuesta de Beijing es la llamada “actualización industrial” con ayuda de una enorme capital del gobierno. Pero la innovación dirigida por el estado tiene una historia de claroscuros en China, y su plan está provocando una respuesta agresiva de Estados Unidos, que el viernes impuso nuevos aranceles a China.

     Solo un puñado de países con ingresos bajos y medios han logrado propulsarse hasta las filas de los elevados ingresos desde 1960 --solo 25 de 156 a partir de 2016, de acuerdo con Capital Economics. El que China pueda o no superar esas probabilidades probablemente sea la cuestión económica más importante de nuestro tiempo y algo que también reconformará el entorno de las inversiones a escala global.

     Un simple ejemplo ilustra lo que está en juego. Si China sigue creciendo a una tasa cercana a 6% anual y Estados Unidos sigue creciendo alrededor de 2%, la economía de China será la más relevante del mundo dentro de 15 años.

     Sin embargo, si solo crece a una tasa anual compuesta de 4%, la economía de Estados Unidos seguirá siendo aproximadamente 20% mayor. Sin duda, eso significaría una masiva economía china. Eso también significa que tendría una población general notablemente más pobre, trastocando los planes de las multinacionales enfocadas al consumidor y una mayor dificultad para acrecentar los gastos militares. Cualquier deterioro en el valor del yuan ampliaría la brecha.

     A pesar de sus obvias ventajas, varios factores claves que impulsan el espectacular crecimiento de China se está revirtiendo. La población total en edad laboral alcanzó su máximo nivel en 2013, de acuerdo con cifras oficiales. Eso significa mayores costos, ya que una población que envejece con celeridad deja de ahorrar para el futuro y empieza a gastar más.

     Mientras tanto, la máquina exportadora de la nación ya es tan grande --13% de los envíos globales en 2017-- que ahora está topando con una fuerte resistencia política en países con menores niveles de ingresos que cuando las tensiones comerciales llegaron a un máximo por Japón en los años ochenta. El rápido y continuo crecimiento de las exportaciones, otra fuente clave de capital para la inversión, podría resultar difícil de mantener, incluso sin la competencia de aspirantes de bajo costo como Vietnam.

     Los escasos ahorros y mano de obra futura significan que la gran esperanza de mantener el crecimiento será impulsar la productividad y apuntalar el masivo mercado interno de China como terreno de pruebas para los nuevos productos, tecnologías y campeones globalmente competitivos.

     Sin embargo, no está claro si Beijing está tomando las medidas necesarias para que esto suceda. En lugar de promulgar nuevas y audaces reformas, las políticas públicas de los últimos años se han enfocado a anclar el sector estatal demasiado endeudado mediante la consolidación --con frecuencia a expensas de los competidores privados.

     El rendimiento de los activos de las empresas industriales de propiedad privada, de casi 13% en 2014, fue inferior a 8% el año pasado.

     Hasta en el sector de la tecnología de la información, que crece rápidamente, las grandes empresas como Tencent enfrentan a un control gubernamental más estricto y están sujetas a una “reforma de propiedad mixta”, alentándolas a invertir grandes sumas en los gigantes estatales en crisis.

     La cuota estatal en la inversión total, que disminuyó de manera constante durante la mayor parte de la década del 2000, se ha estabilizado desde 2012 en torno a 35 -40%.

     Un gran mercado interno con un amplio financiamiento estatal podría efectivamente ayudar a crear muchos nuevos innovadores competitivos globalmente --pero sólo si esos recursos financieros caen en buenas manos y que la interferencia del gobierno no represente mucho problema para los ganadores. En la China de hoy, esto parece más y no menos cuestionable que hace unos pocos años.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 15/05/2019

Etiquetas: China Disputa Comercial EUA Trump Xi Jinping Aranceles Mano Obra Barata Ventaja Economía Crecimiento Exportaciones