5 de dic. (Sentido Común) -- Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, reiteró esta mañana durante su conferencia matutina que frenará por tres años las subastas de yacimientos petroleros que el gobierno anterior venía realizando a empresas privadas y estatales ante su percepción de que los adquirientes de los contratos o concesiones para explotar esos campos no estaban arrojando los resultados esperados.

     Hasta antes de la llegada al poder de López Obrador, el gobierno mexicano había subastado poco más de 100 yacimientos petroleros en tres rondas, y había obtenido compromisos de inversión por más de 160 mil millones de dólares para explorar y explotar esos campos, ubicados tanto en tierra, como en aguas someras o profundas.

    El problema es que para López Obrador lo que importa no son los compromisos si no las inversiones ya ejecutadas y los resultados obtenidos, los cuales, de acuerdo a sus cifras, son aún muy pequeñas y muy magros. Incluso las inversiones realizadas por los ganadores de las rondas son mínimas si se comparan con la muy baja inversión en ese tipo de actividades que ha realizado en los últimos cuatro años la empresa petrolera estatal, Petróleos Mexicanos.

     “Se entregaron los contratos para la extracción de petróleo, se habló de que iba a llegar inversión extranjera y sólo ha llegado de inversión extranjera el 2% de la incipiente inversión pública de Pemex en cuatro años”, dijo el presidente de México en su tercer encuentro matutino con periodistas. “Pemex en cuatro años. . . ha invertido muy poco, pero sólo el 2% de todo lo que invirtió Pemex es lo que ha llegado de inversión extranjera a partir de la reforma energética”, que abrió el sector a capitales privados.

     De hecho, la organización de las rondas o subastas y de la entrega de los contratos surgen a raíz de los cambios legales y constitucionales que aprobó el Congreso de la Unión en el periodo 2013-2014 para abrir el sector energético mexicano, incluido el petrolero, a inversionistas nacionales o extranjeros.

     Hasta entonces, la Constitución mexicana daba a Pemex los derechos exclusivos para no sólo explorar y extraer hidrocarburos, sino también para almacenarlo, refinarlo, transportarlo, junto con sus derivados, distribuirlo y venderlo. 

     Ante la falta de inversión por parte de empresas petroleras privadas, López Obrador decidió entonces concluir que no es conveniente dar más contratos a empresas privadas y estatales hasta que demuestren que han logrado ya el cometido de extraer crudo.

     “No se ha sacado un barril de petróleo, entonces no podemos nosotros continuar entregando territorios para la extracción de hidrocarburos si no hay inversión y lo más importante es si no hay producción”, agregó el presidente, sin considerar que las inversiones en actividades petroleras toman, por lo general, varios años antes de dar resultados.

     Además, no es totalmente correcto que las actividades de empresas privadas no hayan obtenido crudo, ya que cifras gubernamentales indican que diversos pozos administrados por empresas nacionales y extranjeras están hoy produciendo una cantidad menor de 300 mil barriles diarios.

     Claro que al mismo tiempo, López Obrador también reiteró su promesa de campaña de que respetará esos más de 100 contratos que ya se expidieron para que empresas privadas exploren y extraigan crudo en territorio y aguas mexicanas.

Sin embargo, el presidente no descartó por completo una posible cancelación de los contratos al agregar que “a partir de esos resultados vamos a tomar la decisión”.

 Claro que para algunos analistas bajo esa métrica es poco probable que López Obrador vaya a ver resultados concretos de las subastas hasta ahora realizadas. Por lo general, la producción de crudo en campos que apenas se exploran toma varios años, no sólo tres como indicó el presidente.

 "Si López Obrador quiere ver un incremento importante en la producción de crudo antes de retomar las subastas, el podrá que tener que esperar por un buen tiempo", escribió la consultora internacional Capital Economics, en un reporte. "Muchos de los campos petroleros que han sido subastados apenas están en su etapa de exploración, más que de producción. Como resultado, es muy probable que tome años antes que la producción aumente sustancialmente".

La decisión de López Obrador de congelar las subastas de yacimientos petroleros no fue bien vista por los analistas, ya que con ello se limitan, no en el corto, pero si en mediano largo plazo, las posibilidades de que México pueda ver un incremento en su producción de hidrocarburos, principalmente de aquella que podría provenir de aguas someras ubicadas en el Golfo de México, en diversas sondas, como la de Campeche. 

Además, la suspensión frenaría las actividades de exploración y extracción de crudo que a su vez impactarán de forma negativa el crecimiento económico del país en el largo pazo, ya que no se invertirán más recursos en esa naciente industria privada mexicana.

“A largo plazo, estimamos que reduciría alrededor de 0.2 [a] 0.3% el crecimiento del” producto interno bruto de México, agregó Capital Economics en su reporte.

El presidente de México agregó que en los próximos días va a ir al estado de Campeche a atestiguar el inicio de perforación de 10 pozos petroleros, con el fin de lograr revertir el declive de la producción petrolera que registra Pemex.

 

 

 


Fecha de publicación: 05/12/2018

Etiquetas: López Obrador petróleo Pemex crudo inversionistas reforma energética