30 de sep. (Sentido Común) -- El gobierno de Canadá logro finalmente resolver sus diferencias con Estados Unidos para poder unirse al tratado de libre comercio que había alcanzado este último país con México, lo que pone fin a poco más de un año de intensas negociaciones que por momentos parecían descarrilar el futuro económico de la región.

     El acuerdo, que incluso pareció fenecer ante los ataques que recibió en su contra por parte del presidente estadounidense, Donald J. Trump, enfrentará aún diversos obstáculos antes de entrar en vigor ya que las legislaciones de los tres países deberán ratificarlo.

     Sin embargo, el sólo anuncio de que Canadá y Estados Unidos pudieron superar sus diferencias y que con ello la región de Norteamérica conservará su carácter de zona de libre comercio, causó de inmediato beneplácito en diversos círculos y en múltiples sectores.

     Más cuando muchos temían la ruptura de una región que a lo largo de un cuarto de siglo ha venido integrando sus cadenas productivas para convertirse en una de las zonas más competitivas a nivel mundial.

“Celebramos el acuerdo trilateral. Se cierra la puerta a la fragmentación comercial de la región”, dijo Jesús Seade, un reconocido negociador mexicano y quien colaboró con el equipo negociador de México como representante del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, en su cuenta de Twitter. El nuevo acuerdo “dará certidumbre y estabilidad al comercio de México con sus socios en Norteamérica. . . Enhorabuena a todos”.

Con el acuerdo, el gobierno de Estados Unidos podrá enviar a su Congreso el texto del nuevo pacto comercial que solicitó revisar el año pasado con sus dos principales socios comerciales.

Con ese envío, más la entrega de los textos que harán los gobiernos canadiense y mexicano a sus respectivas legislaturas los mandatarios de los tres países, Justin Trudeau, Donald J. Trump y Enrique Peña Nieto, de Canadá, Estados Unidos y México, procederán, muy probablemente, a rubricar el acuerdo el 30 de noviembre, último día de la administración del presidente mexicano.

Claro que la ratificación del nuevo acuerdo de libre comercio que solicitó el presidente Trump renegociar, por las supuestas desventajas que tenía para su país y sus trabajadores, no será fácil, principalmente en Estados Unidos, donde múltiples legisladores y organizaciones no gubernamentales tienen dudas que el pacto reescrito ofrezca garantías suficientes a las empresas y trabajadores estadounidenses.

Si bien la reescritura del acuerdo ha sido, en general, bien vista por defensores de los trabajadores estadounidenses y del medio ambiente, ya que el acuerdo revisado incluye provisiones que antes no tenía para exigir que las tres naciones cumplan con sus reglas laborales y medioambientales, los opositores al libre comercio lo revisarán con lupa para ver si cubre sus preocupaciones.

“El nuevo acuerdo incluye importantes mejoras que hemos solicitado por años, pero también nuevos términos a los que nos oponemos y más trabajo es necesario para detener la fuga de empleos y la presión descendente sobre los salarios que el libre comercio tiene, así como el daño al medio ambiente”, dijo Lori Wallach, directora de la organización defensora de consumidores, Public Citizen’s Global Trade Watch.

En México, sin embargo, nadie espera que el tratado enfrente obstáculos severos en el Senado, el único cuerpo legislativo del Congreso mexicano que por ley revisa los tratados y acuerdos internacionales que firma el gobierno mexicano, por el control que el futuro presidente de México tiene sobre ese recinto.

El partido de López Obrador, Movimiento Regeneración Nacional (Morena), tiene, junto con sus aliados, suficientes votos para aprobar el nuevo acuerdo comercial, aunque no se espera que ningún partido de oposición vote en contra de la ratificación.

Las exportaciones mexicanas han crecido en promedio 33% desde que se firmó y entró en vigor el primer trado de libre comercio para Norte América el 1 de enero de 1994. Ese avance de ese sector hace casi impensable que algún político se oponga a un acuerdo que garantiza el acceso al mercado más importante del mundo y en el que los exportadores del país venden cerca de 80% de todo lo que exportan.

Para muchos, renegar del libre comercio en América del Norte es equivalente a dispararse en el pie por los cientos de miles de empleos que dependen de las ventas mexicanas al exterior.

El anuncio de que Canadá y Estados Unidos llegaron a un acuerdo y que, por lo tanto, el libre comercio perduraría en América del Norte fortaleció de inmediato la moneda mexicana, la cual ganó 1.3% frente al dólar en mercados afterhours al cotizar en 18.55 pesos por dólar, frente al cierre del viernes de 18.72.

    La ganancia del peso se dio ante el buen sabor de boca que dejó el acuerdo y las palabras que usaron los jefes negociadores de Canadá y Estados Unidos para anunciar el fin de sus pláticas.

     “Hoy, Canadá y Estados Unidos alcanzaron un acuerdo, junto con México, para un nuevo y más moderno tratado para el siglo XXI: el Acuerdo Estados Unidos, México, Canadá”, dijeron Chrystia Freeland y Robert Lighthizer, encargados de renegociar el acuerdo comercial por Canadá y Estados Unidos, respectivamente, en un comunicado conjunto. El acuerdo “dará a nuestros trabajadores, agricultores, ganaderos y hombres de negocios un pacto de altos estándares que resultará en mercados más libres, más justos y que propiciará un crecimiento económico más robusto en la región. Fortalecerá la clase media y creará mejores empleos, mejor remunerados, así como nuevas oportunidades para los casi 500 millones de habitantes que consideran a América del Norte su casa”.

 

* César Pérez colaboró en la elaboración de esta historia.

 



Fecha de publicación: 28/09/2018

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