28 de ago. (Sentido Común) -- El acuerdo de entendimiento alcanzado entre los gobiernos de Estados Unidos y México fue visto por muchos como un respiro ante la incertidumbre que había por el futuro de la relación comercial más importante para la economía mexicana.

     Con la llegada a la presidencia de Donald J. Trump, en enero de 2017, pocos se hubieran atrevido a apostar por este desenlace, sobre todo por la animadversión que mostró el empresario convertido en político durante su campaña en contra del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

     Para el mandatario estadounidense, este acuerdo comercial es el peor que ha firmado su país en su historia y es responsable, piensa, de la pérdida de millones de empleos a lo largo su país en los últimos años. De ahí que renegociar o cancelar el tratado trilateral estaba en el centro de su agenda electoral, algo que, hasta cierto, le permitió ganar los votos necesarios en los estados estratégicos para convertirse en el presidente número 45 de la Unión Amerícana. 

     Así, el hecho que los gobiernos de México y Estados Unidos alcanzaran ayer un acuerdo para mantener su relación de libre comercio es visto por muchos como un gran logro para la economía mexicana.

     Claro que para poder cantar victoria y romper de una vez por todas con la etiqueta TLCAN que tanto denostó Trump, la Casa Blanca todavía tendrá que convencer a Canadá, el otro socio en el acuerdo norteamericano, de que acepte los términos acordados con México en aras de preservar el bloque económico de Norteamérica y no perder competitividad como región frente a otras zonas económicas del mundo.

    Muchos expertos en México y el exterior consideran así que la inclusión de Canadá en el pacto que acordaron Estados Unidos y México es crucial para mantener los niveles de competitividad de la región.

     Sin Canadá, el actual acuerdo comercial norteamericano no sólo perdería a un socio clave, sino que además el pacto perdería efectividad al no contar con uno de los tres proveedores claves con los que hoy cuentan un sinnúmero de cadenas productivas, de múltiples tipos de bienes y que se han creado entre las tres economías a lo largo del último cuarto de siglo.

     “El TLCAN es una propuesta trilateral y la razón de ese acuerdo, la lógica del tratado es hacer la región más competitiva y lo hace a través de la trilateralidad. . . Yo iría tan lejos como decir que la propuesta de una acuerdo comercial Estados Unidos-México es impracticable”, dijo Christopher Wilson, subdirector de Mexico Institute, un centro de estudios estadounidense perteneciente al Wilson Center, durante una conferencia telefónica para analizar el anuncio del acuerdo comercial que hicieron ayer los dos países norteamericanos.

     Wilson incluso piensa que el resultado final de un acuerdo comercial que sólo incluya a Estados Unidos y México será muy inferior al pacto trilateral actual.

     Estados Unidos y México lograron establecer un terreno común de negociación comercial al ceder cada uno en algunas de sus demandas, con México quizás cediendo más. Aún así el resultado final fue bien evaluado en términos generales por los expertos ya que la alternativa era no tener acuerdo, algo que sí hubiera tenido fuertes repercusiones políticas y económicas para México.

     Dentro de los elementos que la negociación modificó está, por un lado, la demanda estadounidense de que el acuerdo se cancelase cada cinco años de manera automática a menos que los tres países miembros aceptaran mantenerlo. Al final, los negociadores estadounidenses, en este asunto, aceptaron dar su aval a una exigencia menos severa, ya que los países acordaron revisar el pacto cada seis años para mejorarlo y sólo se terminaría de manera automática cada 16 años si durante la revisión los países no dan su aval a mantenerlo. 

     Por su parte, México aceptó elevar el porcentaje de contenido regional que deben tener los vehículos ensamblados en Norte América para recibir los beneficios del libre comercio, como propuso Estados Unidos, una propuesta que en un inicio el gobierno mexicano descartó por completo.

      Al final, el estira y afloja pareció arrojar un buen resultado para Estados Unidos y para México.

     Lo anunciado “es positivo para las economías de ambos países, sobre todo en el caso mexicano, pues resultaba trascendente culminar una negociación con su principal socio comercial, al cual se destinan el 80% de sus exportaciones y del que se recibe alrededor de 50% de la inversión extranjera directa”, escribieron los economistas del banco BBVA Bancomer, el mayor de México, en un reporte. “No se trata de un acuerdo idóneo, pero dadas las circunstancias, parece el mejor acuerdo posible”.

     No es claro si Canadá estará dispuesto a conceder en algunas de las objeciones que parece aún tener con las propuestas estadounidenses, como es la eliminación del capítulo XIX del TLCAN que trata con los mecanismos de resolución en disputas por discrepancias en las medidas que toman los gobiernos para proteger, con salvaguardas o tarifas punitivas, a sus industrias.

     Candadá y Estados Unidos también tienen serias diferencias en torno al libre comercio de productos lácteos, de madera y más reciente en cuanto a las tarifas punitivas que impuso Estados Unidos al acero y aluminio importado, incluido el de México y Canadá.

     Claro que a pesar de las diferencias, que parecen insuperables al momento, algunos analistas prevén que al final Canadá se unirá al pacto entre Estados Unidos con México, con posibles modificaciones, a fin de que la región pueda seguir contando pronto con un convenio comercial renovado.

     "Yo sigo siendo optimista de que podamos lograr un acuerdo trilateral", dijo Anthony Wayne, ex embajador de Estados Unidos en México, durante la llamada telefónica organizada por Mexico Institute. "Los asuntos bilaterales con Canadá tienen solución, creo".

     Con ese objetivo en mente es que funcionarios canadienses, encabezados por la ministra de Relaciones Exteriores de ese país y líder negociadora del TLCAN, Chrystia Freeland, estuvieron hoy a Washington, D.C., a fin de estudiar las condiciones que propone Estados Unidos y México en su acuerdo alcanzado, más las propuestas bilaterales que deberían incluirse al pacto.

     “Pronto podríamos ver un TLCAN 2.0”, dijo Mariana Ramírez, subdirectora de análisis económico del banco Ve por Más, en una conferencia de prensa. “Las probabilidades son altas para que se logre”.

     Aún así, en caso que fallara la negociación con Canadá, el convenio alcanzado ayer con México muy probablemente servirá como base para tratar de resolver otras disputas comerciales que Estados Unidos tiene en puerta, como las que enfrenta con China o la Unión Europea.

     De ahí que este acuerdo, además, sirve para ahuyentar los temores de una guerra comercial que acabe por descarrillar la economía mundial, dijeron expertos.

     “Un acuerdo preliminar entre Estados Unidos y México reduce el riesgo de una escalada de guerras comerciales globales, ya que proporciona un camino para un eventual acuerdo entre Estados Unidos y China, incluso si es apenas en principio”, escribió Carlos Capistrán, economista para Canadá y México con el banco estadounidense Bank of America Merrill Lynch, en un reporte sobre el convenio anunciado entre los estadounidenses y los mexicanos ayer.

     Algunos creen que el acuerdo entre los socios podría sumar presiones para que Canadá acepte a la brevedad las condiciones propuestas, con tal de no quedarse fuera del bloque norteamericano.

      Eso, sin embargo, no está garantizado puesto que los canadienses ya chocaron en el pasado con el gobierno de Trump en temas como las reglas para la industria de lácteos o las regulaciones al comercio de maderas.

      “El principal riesgo para un acuerdo trilateral es que Canadá no muestre ninguna flexibilidad y, por lo tanto, Estados Unidos no extienda las mismas concesiones que le dio a México con respecto a la cláusula de caducidad y la protección de la inversión”, agregó Capistrán, de Bank of America, en su reporte . “Canadá puede encontrar políticamente que es mejor evitar cualquier concesión en los productos lácteos, ya que esto podría llevar a que los liberales pierdan las elecciones entrantes en Quebec”.

      Tal como ocurrió con México en julio, la cercanía con las elecciones legislativas de noviembre en Estados Unidos y con las elecciones federales que realizará Canadá en 2019, pueden representar obstáculos considerables a la hora de firmar un acuerdo por el temor de los gobiernos actuales de ser castigados por los votantes, si creen que el pacto no los beneficiará.

     De hecho, muchos creen que Trump podría enfrentar un revés en el Congreso estadounidense --que hoy en día controla su partido, el Partido Republicano--, pero que podría ser tomado como un elemento de debilidad por sus rivales del partido Demócrata tras las elecciones de noviembre.

     También, al ordenar la modernización del TLCAN, el presidente estadounidense pidió autorización para negociar el pacto en su formato trilateral, por lo que podría enfrentar obstáculos en el Congreso para avalar el acuerdo cerrado exclusivamente con México.

     Así, incluso si convencen a los canadienses de sumarse a la brevedad, será de todas maneras casi imposible, aunque no se descarta del todo, que la renovación del acuerdo se dé este año, por lo que muy probablemente será el próximo congreso estadounidense el que tenga la palabra final.

     “Una vez que se firme, entrarían en juego una serie de requisitos adicionales que muy probablemente impulsarán una votación final en el Congreso hasta 2019”, escribieron los economistas del banco estadounidense Goldman Sachs, en un reporte. Para entonces “hay una buena posibilidad de que el control de la mayoría de la Cámara pueda haber pasado a los demócratas, quienes podrían tener puntos de vista diferentes sobre algunos aspectos del acuerdo que la administración, haciendo que el paso definitivo sea algo más difícil”.

     Si eso ocurre y la Casa Blanca recibe una negativa de los legisladores, entonces Estados Unidos estará obligado a enviar un aviso de término del TLCAN, después a pedir permiso para discutir el nuevo marco comercial y al final notificar nuevamente al Congreso del acuerdo logrado con México.

 

 



Fecha de publicación: 28/08/2018

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