24 de jul. (Sentido Común) -- La fiesta que poco más de 30 millones de mexicanos vivieron el 1 de julio cuando se enteraron que Andrés Manuel López Obrador, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, había logrado una holgada victoria en su tercer intento por convertirse en presidente, pronto se ha vuelto para algunos en resaca.

     Si bien quienes votaron por él sabían de sus propuestas de austeridad, que conllevarían recortes a prebendas, canonjías y salarios de altos funcionarios gubernamentales, pocos probablemente preveían que esas medidas pudieran llegar a afectarlos directamente también, como aparentemente ocurrirá.

     “Cada sexenio es lo mismo en la parte de la transición, siempre hay nerviosismo, pero normalmente es en los de arriba”, dijo en entrevista telefónica Manuel, un trabajador de la Secretaría de Economía, quien prefirió no ser plenamente identificado por temor a posibles represalias. “Ahora es mucho muy diferente, porque hay muchos de los de abajo nerviosos, los operativos. Yo incluso ya escuché decir a tres compañeros: híjole, no hubiera votado por este cuate”.

     A lo que Manuel se refiere es a la incertidumbre que están generando en miles de servidores públicos algunas de las medidas de austeridad gubernamental que ha propuesto el futuro presidente de México.

     En concreto son tres de los 50 lineamientos que reveló hace unos días el virtual presidente electo para combatir la corrupción e imponer un estilo de gobierno austero los que tienen en vilo a miles de trabajadores gubernamentales: el recorte de 70% de los trabajadores de confianza, la reducción a la mitad de los salarios de quienes ganan más de un millón de pesos al año, o más de 83 mil pesos al mes, y el tope salarial a los funcionarios gubernamentales de 108 mil pesos al mes, ya que ese será el salario del futuro presidente de México cuando cambie el gobierno.

      Además, López Obrador contempla también que todos los trabajadores de confianza laboren de lunes a sábado, en lugar de lunes a viernes, y por lo menos ocho horas diarias.

     Para muchos, estas propuestas de quien gobernará al país de 2018 a 2024 no son por sí mismas malas y pueden incluso ayudar a obtener parte de los recursos que López Obrador ha calculado que necesita para financiar la ampliación del programa de apoyos a los adultos mayores o para desarrollar un plan de becas para jóvenes que no cuentan con un empleo, o que actualmente estén cursando estudios.

     Sin embargo, muchos también creen que por la forma como se han planteado las propuestas, éstas podrían tener también altos costos que bajarían los beneficios que el próximo gobierno espera obtener.

     Esto es así por los desembolsos que tendrá que hacer la autoridad para realizar los despidos masivos del personal de confianza y por el impacto negativo que tendrán las medidas en los niveles de vida de miles de trabajadores que sufrirán recortes salariales.

     Algunos especialistas incluso prevén que el nuevo gobierno, en su afán por ahorrar, podría terminar auto-flagelándose al perder a muchos trabajadores talentosos que hoy forman parte de sus filas como trabajadores de confianza.

     A esas ausencias habría que sumar las de quienes presenten sus renuncias por sufrir un recorte salarial que los fuerce a buscar empleo en otros lugares. Si eso ocurre, la pérdida de capital humano que sufrirán las estructuras gubernamentales podría más que opacar los ahorros presupuestales.

     Esa pérdida para algunos podría evitarse si López Obrador, en lugar de dictar lineamientos generales decidiera reducir las estructuras burocráticas más ineficientes, en las cuales, por lo general, labora personal sindicalizado, pero que hasta ahora el futuro presidente de México ha decidido no tocar.

     “A mí me parece que es muy fácil meterse con los de confianza”, dijo un servidor público de la Secretaría de Hacienda, quien también solicitó no ser identificado y quien también confirmó que existe gran incertidumbre en su área de trabajo por los recortes de personal de confianza y las reducciones salariales en una entrevista telefónica. “No hay un ajuste en los de base porque ahí hay un costo político con el sindicato que López Obrador no quiere afrontar”.

     De acuerdo con estimaciones de Viridiana Ríos, una académica de Harvard University y columnistas del diario Excélsior, el recorte de trabajadores de confianza podría afectar a cerca de 270 mil personas.

     “En el Gobierno, en todos los niveles, hay gente preparada y con amor a lo que hace. Conozco a muchos de ellos y esta idea de satanizar su trabajo, sólo como costos, no me gusta nada”, escribió la analista, en su cuenta personal de la red social Twitter hace un par de semanas. “No podemos dejar ir el talento de la administración pública”.

     La percepción de una posible pérdida de calidad en los servicios que ofrece el gobierno no pasa desapercibida al interior de varias oficinas, donde además se preguntan cómo quedarán organizadas las unidades gubernamentales ante una eventual salida de colaboradores y la falta de ayuda del personal sindicalizado.

     “Yo creo que todos estamos hartos del mal uso que se le ha dado a los recursos, pero no puedes recortar de forma general. . . mucha de la gente que está muy capacitada, que es muy buena, se va a ir a la [iniciativa] privada porque ahí sí va a encontrar mejores sueldos”, agregó Manuel.

     No es claro si el nuevo gobierno acabará por escuchar las voces de quienes creen que si bien el próximo gobierno debe reducir los dispendios y compactar algunas estructuras gubernamentales, lo podría hacer con mucho mayor cuidado y no a rajatabla por un dictado que podría generar más mal que bien.

     Claro que mientras se define la forma como se implementarán las medidas de austeridad hasta ahora propuestas por López Obrador, al interior de las oficinas públicas hay, cuando menos, inquietud.

     “Se especulan muchas cosas y eso genera mucho caos, diario hablan aquí de eso”, dijo Guadalupe, una trabajadora de la Secretaría de Desarrollo Social, quien tampoco quiso que fuera revelada su identidad, en un comentario enviado por WhatsApp.

    Otros servidores apoyan la moción de combatir el despilfarro y la corrupción, pero están a la vez temerosos de su futuro profesional en el sector público, el cual temen se vea truncado por las medidas que planea imponer el nuevo presidente de México.

     “En lo personal me estoy replanteando mi carrera profesional”, dijo otro trabajador gubernamental. “Yo estoy viendo a la academia y el sector privado pero soy joven y sin muchos compromisos aun. Hay quienes están desesperados porque son personas de entre 50 y 60 años que no tienen opciones”.

 

 



Fecha de publicación: 24/07/2018

Etiquetas: México López Obrador gobierno recortes empleo transición