La Asociación Americana Internacional de Distribuidores de Automóviles (AIADA, por sus siglas en inglés) rechazó la posibilidad de que el gobierno de Donald J. Trump imponga aranceles a las importaciones de vehículos en Estados Unidos, por el riesgo que esa medida representa para la inflación y el empleo en ese sector.

     De acuerdo con la asociación que representa a las agencias vendedoras de autos, si Trump decide imponer tarifas de 25% a las importaciones de vehículos, podría afectar 577 mil empleos directos y 527 mil indirectos, que equivalen a nóminas por 32 mil millones de dólares, de empleados estadounidenses.

     “No lo podemos repetir lo suficiente: las tarifas son impuestos”, dijo Cody Lusk, presidente y director general de AIADA, en un comunicado. “Las familias estadounidenses que no pueden pagar un aumento de 25% en el precio de los autos son lo que llevarán la carga de esas tarifas”.

     El gobierno de Trump pidió al Departamento de Comercio que evalúe el riesgo que las importaciones de autos presentan para la seguridad nacional de su país, lo que a su vez podría desencadenar la aplicación de medidas proteccionistas, tal como sucedió con los aranceles que hace unos meses la Casa Blanca impuso al acero y al aluminio.

     En ambos casos las acciones fueron evaluadas en el marco de la sección 232 de la Acta de Expansión Comercial de Estados Unidos, que le da al ejecutivo la facultad de evaluar el impacto que tiene el comercio de un producto para la seguridad del país.

     El Departamento del Comercio tiene hasta 270 días para conducir la indagatoria y al final debe entregar un reporte de sus hallazgos al presidente, con recomendaciones. El mandatario tiene hasta 90 días para decidir si es necesario aplicar medidas para enmendar los riesgos que pudieran haberse identificado.

     AIADA y otras asociaciones han alertado acerca de los peligros que una medida similar sobre las importaciones de automotores podría infligir sobre la economía estadounidense y, en particular, sobre los distribuidores de autos, que en su mayoría son empresas familiares.

     Incluso, la Cámara de Comercio de Estados Unidos advirtió que si Trump impone esas medidas podría terminar por perjudicar una industria que ha prometido proteger desde su campaña presidencial.

     “Esto no se trata sobre seguridad nacional”, dijo la Cámara de Comercio en un comunicado. Trump “ha enviado señales de que su verdadera meta es usar esas tarifas como arma para presionar las negociaciones comerciales con México, Canadá, Japón, la Unión Europea y Corea del Sur”.

     Estados Unidos determinó exentar a Canadá y México del pago de aranceles al acero y aluminio, por considerar que la situación podría quedar resuelta dentro de las negociaciones que los tres países llevan a cabo actualmente para modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

     No obstante, los diálogos que iniciaron en agosto del año pasado no han sido suficientes hasta ahora para resolver las diferencias y aún permanece incertidumbre sobre el futuro del acuerdo comercial norteamericano.

     De ahí que, para algunos, el inicio de la investigación en autos puede ser una medida de presión de la Casa Blanca para tratar de suavizar las posturas canadiense y mexicana en la renegociación del TLCAN, donde uno de los temas más controvertidos es el marco comercial del sector automotor.

 

 




Fecha de publicación: 24/05/2018

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