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26 de ago. (Dow Jones) -- California, el crisol de la industria tecnológica de Estados Unidos, se está convirtiendo en un adversario.
A principios de mes, la legislatura estatal reanudó actividades y considerará un proyecto de ley que, de aprobarse, podría clasificar a los conductores de compañías de transporte como Uber Technologies y Lyft como empleados con derecho a mejores salarios y beneficios.
El proyecto de ley, aunado a las leyes estatales que están pendientes de aprobar o que ya han sido aprobadas sobre cuestiones que van desde la privacidad hasta la neutralidad de la red de internet, podría remodelar sustancialmente las empresas de todo el sector de la tecnología, muchas de las cuales tienen como sede el área de Silicon Valley, donde las ordenanzas locales que apuntan a la tecnología también se están arraigando.
El impulso de los responsables políticos contra las empresas locales es un giro inusual que está sentando un precedente para tener un mayor control de la industria de la tecnológica en todo el país.
El estado ha sido testigo de primera mano de la promesa y los peligros que implica la tecnología.
El sector tecnológico representó aproximadamente 19% de la economía de California el año pasado, dijo CompTIA. Si bien eso ha ayudado a aumentar el valor de los inmuebles para los propietarios y ha contribuido en los ingresos fiscales, también ha ayudado al Área de la Bahía a convertirse en una de las regiones menos asequibles del país a medida que han prosperado las empresas cercanas de Silicon Valley.
El precio promedio de una vivienda unifamiliar en el área casi se ha triplicado de 327 mil a 940 mil dólares desde 2009, de acuerdo con California Association of Realtors.
Las controversias más amplias sobre las violaciones a la privacidad del consumidor y el poder descomunal de algunos gigantes tecnológicos han llevado a los legisladores de California a actuar, incluso cuando los reguladores federales están comenzando a investigar algunas de las compañías tecnológicas más grandes del país, como Facebook, Google de Alphabet, Apple --todas con sede en el norte de California-- y Amazon.com, con sede en Seattle, para examinar su poder e influencia en el mercado.
El estado tiene programado promulgar una ley el próximo año que otorgará derechos de privacidad a los consumidores sin precedentes en Estados Unidos. Aprobada el año pasado, California Consumer Privacy Act (CCPA, Ley de Privacidad del Consumidor de California) amplía la definición de lo que constituye información personal y otorgará a los residentes de California el derecho de prohibir la venta de sus datos personales a terceros y optar por no compartirlos por completo. Los cabilderos corporativos están presionando varios proyectos de ley que establecerían ciertas exenciones.
Dicha legislación ha reverberado en todo el país. Nueva Jersey, Massachusetts, Hawái, Rhode Island y otros estados presentaron proyectos de ley de privacidad similares después de la aprobación de la CCPA. En abril, el senador demócrata de Massachusetts Edward Markey presentó un proyecto de ley en el Senado de Estados Unidos que toma prestado tanto de CCPA como de General Data Protection Regulation (GDPR, el Reglamento General de Protección de Datos), aprobado hace tres años en Europa, que ha sido el regulador internacional más agresivo de la industria de la tecnología.
California también cuenta con la ley de neutralidad de la red más fuerte del país y recientemente promulgó una ley que requiere que los robots (bots) en línea --aplicaciones que realizan tareas automatizadas en internet-- revelen su “identidad artificial”.
En California también se originó lo que se conoce como el proyecto de ley de la giga-economía, titulado oficialmente Assembly Bill 5, que afectaría a los conductores de Uber y Lyft. Ese proyecto de ley está avanzando en el proceso legislativo.
Si bien AB5 afectaría a compañías en una variedad de industrias, las compañías de transporte Uber y Lyft, ambas con sede en San Francisco, enfrentarían una amenaza directa a su modelo de negocio si se aprueba. Las empresas no son rentables incluso con costos laborales que están en los niveles actuales.
En una manifestación a principios de julio realizada a las afueras del capitolio de California, conductores de Uber y Lyft se unieron a docenas de otros contratistas independientes ovacionar el proyecto de ley. En el centro de la multitud se encontraba un firme partidario: Anthony Rendon, orador de la Asamblea Estatal de California.
“Cuando escuchas que la gente habla de la nueva economía, de la giga-economía, la economía de la innovación”, dijo Rendon en un micrófono, moviendo las manos hacia arriba y hacia abajo, “este el %*@#&% feudalismo de nuevo”.
Portavoces de Uber y Lyft dijeron que las compañías están proponiendo cambios a las leyes laborales estatales que implicarían más beneficios para los conductores sin clasificarlos oficialmente como empleados, argumentando que la mayoría de los conductores no quieren perder la flexibilidad que obtienen al ser contratistas.
La rigurosa regulación comercial ha llegado a definir California, donde los demócratas controlan todas las oficinas estatales y una gran mayoría en la legislatura.
California fue el primero estado en promulgar normas de eficiencia de los electrodomésticos y equipos, así como en exigir que las empresas contraten a mujeres para que conformen sus consejos de administración. También tiene uno de los requisitos más estrictos de eficiencia en el consumo de combustibles de vehículos y ha ayudado a establecer estándares de calidad del aire, estándares de pago y requisitos de rastreo del papel usado en las boletas emitidas en las elecciones.
Silicon Valley es abrumadoramente liberal y elige regularmente a los demócratas para desempeñar cargos locales y conformar la legislatura estatal, incluidos los funcionarios que apoyan la legislación sobre privacidad y la giga- economía.
El tamaño del estado a menudo obliga a las empresas a cambiar sus prácticas para cumplir con los estándares establecidos ahí. En 2018, el producto interno bruto de California fue de casi tres billones de dólares, lo que convierte al estado en la quinta economía más grande del mundo, de acuerdo con datos federales.
Aun así, las acciones regulatorias de California hacia su industria insignia son el tipo de auto-objetivo que no se ve comúnmente en el gobierno. Los estados suelen ser rápidos para defender sus motores económicos, como Michigan, un ejemplo, a menudo lo hace con la industria automotriz.
Pero el rápido aumento en el costos de la vida a medida que aumentaron los empleos tecnológicos ha llevado a una gran gentrificación y una creciente disparidad de la riqueza que algunos residentes resienten y han llevado a los responsables políticos a responder.
En mayo, San Francisco se convirtió en la primera ciudad de Estados Unidos en prohibir el uso del reconocimiento facial por parte de las agencias policiales locales debido a preocupaciones de privacidad, lo que provocó una ola de legislaciones similares propuestas en todo el país y un proyecto de ley de la Cámara de Representantes de Estados Unidos para prohibir la tecnología en la vivienda financiada con dinero federal.
La ciudad y la industria tecnológica se han enfrentado en los últimos años por las pruebas de autos sin conductor y los permisos de los patines eléctricos.
Traducido por Luis Felipe Cedillo
Editado por Michelle del Campo
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Fecha de publicación: 26/08/2019
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