El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido críticamente abierto a las medidas de política monetaria implementada por la Reserva Federal. Foto de AP/Associated Press
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido críticamente abierto a las medidas de política monetaria implementada por la Reserva Federal. Foto de AP/Associated Press

20 de ago. (Sentido Común) -- La autonomía de los bancos centrales, considerada hasta hace poco casi sacrosanta, está siendo amenazada por las exigencias que están haciendo algunos gobernantes a fin de que tomen medidas acomodaticias que permitan hacer frente a la desaceleración de la economía global --que en ocasiones ellos mismos han provocado.

     Para muchos, los llamados y presiones que están lanzando a sus autoridades monetarias están violando la decisión autónoma de esas instituciones y que se otorgó precisamente para evitar que cuestiones políticas o de popularidad interfieran en la actuación de las autoridades monetarias, vista como esencial para asegurar un control efectivo de la inflación.

     Por lo general, los bancos centrales tienen como objetivo principal o único el mantener la estabilidad de los precios a fin de propiciar condiciones adecuadas para la inversión, el consumo y, en consecuencia, el crecimiento económico sostenible.

     Sin embargo, muchos gobernantes, principalmente aquellos que buscan dar beneficios de corto plazo a sus gobernados y que comúnmente se conocen como populistas, consideren que es también responsabilidad de la autoridad monetaria --aunque no lo indique así su mandato-- impulsar el crecimiento económico.

     Algo que para los analistas podría, al final del día, no sólo tener el efecto de descarrilar el crecimiento de un país, sino incitar mayores tasas de crecimiento de los precios.

     “Los gobiernos populistas no entienden que el dinero [barato] no hace crecer la economía”, dijo Jesús Garza, profesor de economía y finanzas de EGADE Business School, en entrevista telefónica. “El error de los gobiernos populistas es pensar que el problema económico se soluciona con dinero. . . El dinero es sólo un mecanismo que apoya el crecimiento, pero no eleva el acervo de capital ni la productividad de un país”.

     Incluso quienes hablan de los riesgos que podrían tener las medidas populistas para el desempeño económico de mediano y largo plazo de un país, enfatizan que políticas como las que sugieren los gobiernos “populistas” podrían inflar o distorsionar los precios de ciertos activos, algo que podría llevar a los ahorradores e inversionistas a tomar decisiones equivocadas que a la postre todos lamentarán.

     “Para potenciar el crecimiento económico el gobierno debe crear inversión, ya sea nacional o extranjera, creando las condiciones necesarias para generar el crecimiento a través de la productividad, canalizando los recursos hacia sectores estratégicos de la economía”, no a través del uso de las políticas monetarias, dijo Garza.

      Si bien, los bancos centrales han luchado por mantener su autonomía, las presiones en algunas economías son tales que los institutos centrales ceden a los llamados de los gobierno populistas, sobre todo frente al temor a ser despedidos o separados de sus funciones, aun cuando muchas de las leyes que regulan el desempeño de los banqueros centrales los blindan de posibles despidos por parte de los jefes de gobierno.

     “Toda economía y todo mercado no funcionan por decreto presidencial; funcionan por oferta y demanda, así mismo las medidas implementadas, no deberían responder a los deseos del vox populi, deben responder a los comportamientos de los mercados”, escribió Arturo Morales Castro, docente e investigador en economía financiera y finanzas internacionales en la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en respuesta a un correo electrónico.

     Uno de los casos que más ha llamado la atención en cuanto a un gobierno presionando a sus banqueros centrales para la toma de medidas “populistas” es el del presidente estadounidense, Donald J. Trump.

     El mandatario, en repetidas ocasiones, ha pedido a la Reserva Federal bajar las tasas de interés para estimular el crecimiento económico estadounidense, aun cuando para algunos economistas no existen las condiciones necesarias para un recorte de tasas más acelerado como solicita Trump.

     “Nuestro problema es con la Fed. Subieron [las tasas de interés] demasiado y demasiado rápido. Ahora [son] demasiado lentos para bajarlas; otros países se lo han de estar agradeciendo al despistado Jay Powell", escribió, por ejemplo, Trump en su cuenta oficial de la red social Twitter hace unos días.

     Trump incluso culpa a la Fed de ser la responsable de que Estados Unidos no materialice las ganancias derivadas del cobro arancelario de los productos de importación china, cuando para algunos especialistas son los propios aranceles que ha impuesto Trump a diversas economías, principalmente la china, los que están generando un freno a la economía estadounidense.

     Claro que Trump no lo ve así y ha dicho que las pérdidas recientes de los mercados financieros son consecuencia de las tasas de interés altas que padece Estados Unidos.

     Trump incluso ha pedido a Powell que rebaje en un punto porcentual adicional la tasa de referencia de su país y que actualmente se ubica en un rango que va de entre 2 y 2.5% tras el recorte de un cuarto de punto porcentual aprobado por la Fed hace un mes.

       Powell ha evitado comentar las declaraciones de Trump, pero ha insistido en reiteradas ocasiones que nunca toma en cuenta la política ni lleva a cabo una política monetaria para demostrar la independencia de la institución.

     Otro ejemplo de una fuerte intervención de un gobierno contra las autoridades monetarias es el de Turquía. Hace dos meses, en esa nación, el presidente Recep Tayyip Erdogan destituyó al gobernador del banco central, Murat Çetinkaya, quien rechazó las presiones del mandatario para recortar la tasa de interés.

     La remoción se dio luego de que Erdogan lograra aprobar en el Poder Legislativo una reforma que le permitía destituir de su cargo al banquero central.

     En México, aun cuando para muchos el presidente Andrés Manuel López Obrador es un político “populista”, él ha sido hasta ahora respetuoso de la autonomía de Banco de México (Banxico), repitiendo en múltiples ocasiones que las decisiones de política monetaria recaen exclusivamente en ese instituto central.

     Claro que ante las reiteradas preguntas de periodistas sobre si el banco central debería o no recortar las tasas de interés para estimular el crecimiento económico, López Obrador ha respondido afirmativamente a esa pregunta, aunque siempre aclarando que la decisión no es de él sino de Banco de México --una aclaración que ni Trump ni Erdogan han realizado.

       “Banco de México está cuidando más la inflación, que no está mal. . . pero es importante bajar las tasas para alentar el crecimiento”, dijo López Obrador a John Micklethwait, editor en jefe de Bloomberg, durante una entrevista a finales de junio, luego de que la misma agencia había ya intentado, en otras ocasiones, buscar que el presidente mexicano diera una respuesta que fuese parcialmente antagónica a la autonomía de Banco de México.

     Claro que, para los especialistas y los inversionistas, el estancamiento de la economía mexicana no se debe tanto a altas tasas de interés, sino a otras medidas de política económica que ha tomado López Obrador, o al clima de inseguridad y violencia que perdura en el país pese a los esfuerzos que está realizando el actual gobierno por reducir los niveles de esos problemas.

    “La economía real de México está estancada porque hay incertidumbre interna generada por la cancelación de proyectos productivos sin ninguna razón técnica, el plan de rescate de la paraestatal petrolera, Petróleos Mexicanos, por la cancelación de las subastas petroleras, y no por las altas tasas de interés”, dijo Garza.

 

 


Fecha de publicación: 20/08/2019

Etiquetas: Bancoscentrales Fed Trump Turquía Atonomía