Shinzo Abe, el primer ministro japonés, acompañado por un intérprete de lenguaje de señas, a la izquierda, responde preguntas durante una conferencia de prensa en su residencia oficial en Tokio el martes 10 de marzo de 2015, en la víspera del cuarto aniversario del terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011. Abe habló sobre el plan de cinco años del gobierno para promover la reconstrucción de áreas en el norte de Japón afectadas por el desastre. Foto AP/Eugene Hoshiko.
Shinzo Abe, el primer ministro japonés, acompañado por un intérprete de lenguaje de señas, a la izquierda, responde preguntas durante una conferencia de prensa en su residencia oficial en Tokio el martes 10 de marzo de 2015, en la víspera del cuarto aniversario del terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011. Abe habló sobre el plan de cinco años del gobierno para promover la reconstrucción de áreas en el norte de Japón afectadas por el desastre. Foto AP/Eugene Hoshiko.

22 de jul. (Dow Jones) -- La decisión de Japón de utilizar sus exportaciones de tecnología como un arma en la batalla diplomática señala un gran cambio estratégico para un país escaso de recursos que desde hace mucho tiempo está consciente de su vulnerabilidad en un mundo interconectado.

     Un día después de que Tokio dijera que limitarían sus exportaciones a Corea del Sur de materiales usados por los fabricantes de semiconductores y pantallas, las preocupaciones se intensificaron en Japón acerca del daño que se produciría a la cadena global de suministros tecnológicos así como también a la imagen cuidadosamente nutrida del primer ministro Shinzo Abe como el portaestandarte del libre comercio.

     “Esto le afecta a Japón así como a Corea del Sur, y también daña la reputación de Japón”, dijo Yorizumi Watanabe, profesora emérita de Keio University especializada en política comercial. “El libre comercio es como una bicicleta. Si dejas de pedalear, te caes”.

     La decisión de Japón de atacar Pearl Harbor en diciembre de 1941 fue provocada por un embargo a las exportaciones estadounidenses, que los líderes de Tokio consideraron un acto de guerra debido a que el país dependía del petróleo estadounidense.

     Más recientemente, en 2010, China detuvo los envíos de elementos de tierras raras, críticos en algunos productos electrónicos, con el objetivo de dañar a Japón durante las tensiones sobre el territorio en disputa. Además, este año, la batalla comercial entre Estados Unidos y China ha tenido efectos secundarios en los proveedores de Japón.

     La respuesta de Abe a esto ha sido posicionar a Japón como nuevo líder de una orden de comercio internacional basado en reglas. Tokio tomó la iniciativa en la formación de la Asociación Transpacífica de 11 naciones para reducir los aranceles después de que el presidente Trump retiró a Estados Unidos del grupo.

     Abe culminó la campaña instigando a los líderes en la cumbre del Grupo de los 20 en Osaka durante el fin de semana a crear un “entorno de inversión y comercio transparente, previsible y estable”.

     Dos días después, el gobierno de Abe de repente le impuso a Corea del Sur restricciones comerciales. El cual dijo que Seúl había permitido el embarque de materiales sensibles a un tercer país, pero se negó a mencionar públicamente de que tercer país se trataba o cuando había sucedido eso.

     “En un mundo donde el proteccionismo está ganando fuerza, Japón es un defensor del libre comercio”, dijo Hiroshige Seko, el ministro de comercio de Japón. “Con base en los acuerdos internacionales, es nuestro deber hacer cumplir las precauciones de seguridad relacionadas con las tecnologías que pueden usarse para fabricar productos militares”.

     Si bien Seko dijo que la medida no era en represalia por un fallo de un tribunal sudcoreano que requirió que las empresas japonesas compensaran a los trabajadores coreanos que trabajaron a la fuerza durante la Segunda Guerra Mundial, él también señaló esa cuestión provocó un rompimiento en la confianza que forzó al gobierno de Abe a tomar la medida comercial.

     Los exportadores japoneses de ciertos materiales sensibles ahora deben buscar la aprobación antes de enviarlos a Corea del Sur, un proceso que podría tomar 90 días. Anteriormente, Corea del Sur, junto con Estados Unidos y muchos países europeos, disfrutaron de la exención de ese proceso. Tokio amenazó con eliminar las exenciones de más productos con destino a Corea del Sur el mes próximo.

     Uno de los materiales afectados es el ácido fluorhídrico, o fluoruro de hidrógeno, que puede corroer superficies duras y que es usado para producir las obleas de silicio que se usan en preparación de semiconductores usados en la producción de microcircuitos electrónicos.

     Es probable que tanto las empresas japonesas como las surcoreanas se vean afectadas por las nuevas limitaciones y que sea difícil predecir cuánto tiempo durará.

     Tanto empresas japonesas como surcoreanas expresaron confusión por las nuevas reglas, diciendo que es difícil predecir cuanto tiempo tardará obtener la aprobación y quien se verá afectado.

     Samsung Electronics, LG Display y SK Hynix de Corea del Sur son clientes importantes para los fabricantes japoneses de microcircuitos electrónicos y de materiales electrónicos. Además, si Samsung, LG y otros tienen problemas para fabricar microcircuitos o pantallas para fabricar productos globales como los iPhones de Apple, eso podría perjudicar a los proveedores japoneses del iPhone.

     “No hay ganadores en esto”, dijo Tobey Gonnerman, vicepresidente ejecutivo de Fusion Worldwide, un distribuidor de componentes electrónicos. “No se puede hacer una advertencia en forma de restricción y no esperar que eso le repercuta posteriormente”.

Traducido por Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 22/07/2019

Etiquetas: Japón Shinzo Abe Primer Ministro Estrategia Libre Mercado Trump Corea Sur Disputa Exportación