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12 de jul. (Bloomberg) -- Para un hombre que estaba siendo nombrado y presentado como el nuevo secretario de Hacienda y Crédito Público de México, Arturo Herrera se veía todo menos a gusto.
En un video que se volvió inmediatamente viral, pudo vérsele muy acartonado junto al presidente Andrés Manuel López Obrador y con los ojos inquietos como si estuviera buscando la salida más cercana.
El trabajo no sería evidentemente fácil. México enfrenta una desaceleración económica, fuertes restricciones presupuestales, preocupaciones sobre su solvencia crediticia y una relación inestable e impredecible con Estados Unidos, su mayor socio comercial.
Pero para los observadores, el video con el rostro de Herrera que se hizo viral y en el que esperaba nerviosamente a que el presidente terminara de presentarlo, reflejaba indirectamente su mayor y quizás más apremiante desafío: ¿cómo convencer a un presidente que parece querer dar todas las órdenes?
La lógica es clara: si Carlos Urzua, un amigo cercano y de años de López Obrador, renunció el martes como secretario de Hacienda por las grandes diferencias que tuvo con el presidente y su incapacidad para modificar sus puntos de vista en cuanto al manejo de la economía mexicana, las posibilidades de que Herrera pueda ahora sí convencerlo cuando sea necesario de cambiar de opinión parecen aún más escasas y remotas.
“Es muy evidente que el presidente es el que da las pautas de la política económica en general, y la política fiscal en particular”, dijo Carlos Capistrán, economista en jefe para México y Canadá de Bank of America. Herrera “va a tratar de cumplir los objetivos fiscales tanto como pueda, pero al final de cuentas tendrá que implementar las políticas que dicte López Obrador”.
Precedentes, fundamentos
En un país en el que el poder está concentrado en el jefe del ejecutivo, el secretario de Hacienda ha sido una rara excepción de independencia y autoridad.
John Authers, columnista de Bloomberg, comparó su posición con la de un portero de futbol, agregando que la carta de renuncia que hizo pública Urzúa y en la que habla de “discrepancias económicas” ahonda en los peores temores de los inversionistas sobre el desempeño económico del actual gobierno y hace “muy probables” futuras degradaciones de la calificación crediticia soberana.
Los rendimientos de los bonos del gobierno de México se dispararon tras la noticia de la salida de Urzúa, incluso después de que el peso recuperara cerca de la mitad de sus pérdidas tras la renuncia.
Pero algunos cercanos a López Obrador dijeron que el presidente no es tan obstinado como algunos piensan.
Rogelio Ramírez de la O, un economista que lo asesoró cuando se postuló para presidente en 2006, dijo que AMLO está buscando un cambio real y quien interprete y presente sus argumentos efectivamente podría persuadirlo para beneficio del país.
“El mandato es separar las decisiones del gobierno de los intereses de los poderosos e influyentes grupos económicos”, dijo. “No solo es lo que López Obrador quiere lograr, él realmente tiene un mandato político que cumplir”.
Promesas de campaña, convicciones
El presidente de México tomó posesión en diciembre pasado con la promesa de atacar la corrupción y sacar a los mexicanos de la pobreza.
Un paquete adecuado de ideas también es importante para convencer al presidente, agregó Ramírez de la O.
López Obrador dijo en su conferencia del miércoles pasado que él no estuvo de acuerdo con el Plan Nacional de Desarrollo que le presentó Urzúa, quien tuvo que reformularlo ya que, de acuerdo al presidente, se parecía demasiado a los propuestos en administraciones anteriores y de las que el mandatario quiere distanciarse por así convenir a la nación.
Al preguntársele qué haría si le dijeran que no hay dinero para uno de sus proyectos predilectos, como la refinería de ocho mil millones de dólares, López Obrador dijo que convencería a Herrera de que es posible.
Cuando Herrera era subsecretario, antes de su ascenso, dijo al diario Financial Times que la construcción de la refinería podría retrasarse, en una clara preocupación por el gasto que ese proyecto representaría y su impacto en las finanzas no sólo de la petrolera estatal, Petróleos Mexicano, sino también en las finanzas públicas ante el respaldo que ha ofrecido el gobierno a la compañía, solo para que López Obrador dijera horas después que no era correcta esa apreciación.
Herrera ahora dice que no fue citado adecuadamente por el medio de comunicación británico.
En una conferencia de prensa, horas después de su aparición conjunta con López Obrador, el nuevo secretario de Hacienda pareció mucho más relajado y aseguró que tiene el respeto y la atención del presidente, a quien conoce desde hace casi dos décadas.
Urzúa fungió como secretario de finanzas de la Ciudad de México, precisamente cuando López Obrador fue jefe de gobierno de la capital del país, principios de la última década.
Herrera, por su parte, ocupó el mismo cargo posteriormente durante ese gobierno.
Herrera también dijo en la conferencia que aunque López Obrador lo ha convencido sobre un tema u otro a lo largo de los años de colaboración, él también ha logrado hacer lo mismo cuando contaba con la razón.
Además, explicó que mantuvo una actitud seria en el video de su presentación el martes para tratar de estar a la altura de la solemnidad del evento.
“Fue una manera inusual de anunciar un nombramiento, en concordancia con los tiempos”, dijo. “Estuve tratando de ser solemne, de comportarme de la manera adecuada para un evento de tal relevancia para el país”.
Traducido por Luis Felipe Cedillo
Editado por Eduardo García
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Fecha de publicación: 12/07/2019
Etiquetas: México Política AMLO Andrés Manuel López Obrador Presidente Nombramiento Secretario SHCP Finanzas Urzua Ceremonia