El presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó que la salida de Carlos Urzúa se debió a diferencias con él y con otros funcionarios como Alfonso Romo. Foto de SHCP.
El presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó que la salida de Carlos Urzúa se debió a diferencias con él y con otros funcionarios como Alfonso Romo. Foto de SHCP.

10 de jul. (Sentido Común) -- El presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó que Carlos Urzúa Macías renunció al cargo de secretario de Hacienda y Crédito Público, tras siete meses en el puesto, por las diferencias que sostuvo con él y por su oposición a los nombramientos en su equipo que sugirió el empresario Alfonso Romo y que él respaldo.

     Urzúa, al renunciar al máximo cargo en materia de finanzas públicas, escribió que su salida del actual gobierno se debió a dos razones principalmente: discrepancias en las políticas económicas y por sufrir la imposición de funcionarios que carecían de conocimiento de la Hacienda Pública.

     Si bien Urzúa no reveló los nombres de los funcionarios con los que pudo tener desavenencias en materia de políticas públicas o con quienes le impusieron subalternos, López Obrador, durante su conferencia de prensa matutina, no tuvo inconveniente en revelar que esos problemas los tuvo el exsecretario de Hacienda con él y con Romo, quien es el jefe de la Oficina de la Presidencia.

     “Las diferencias [fueron] conmigo”, dijo el mandatario. “Para no andarle echando la culpa a otros, [las] diferencias conmigo y con otros miembros del equipo”.

     Por otros miembros del equipo, López Obrador dejó en claro que uno de esos miembros con quien Urzúa no se entendió fue el también empresario Romo.

     “Yo le encargué a Alfonso Romo que ayudara con la coordinación para el funcionamiento de la banca de desarrollo y no había en esto acuerdo, o sea, había diferencia entre ellos notorias”, dijo el presidente. “Eso era algo evidente, tenían diferencias”.

     Las diferencias surgieron porque Romo aconsejo al presidente nombrar a Eugenio Nájera como director general de los bancos estatales, Nacional Financiera (Nafin) y Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext).

     Al parecer, Urzúa no trabajó bien con Nájera, como tampoco lo hizo con la titular del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Margarita Ríos Farjat, con quien, de acuerdo con el presidente, Urzúa tuvo sus diferencias.

     “Otras diferencias también se tuvieron con el SAT, con la directora del SAT”, dijo el presidente.

     López Obrador agregó que también Urzúa tuvo desavenencias con otras áreas del gobierno, pero en ese caso el mandatario no aclaró con cuáles o con qué funcionarios en concreto.

     Una funcionaria con la que Urzúa no tuvo problemas, aunque así lo supusieron diversos analistas políticos fue la oficial mayor de Hacienda, Raquel Buenrostro.

     Para algunos especialistas, el control que venía ejerciendo Buenrostro en cuanto a las compras del gobierno federal había generado roces entre ella y Urzúa, quien era su jefe.

     López Obrador, sin embargo, desmintió ese posible conflicto al indicar que la oficial mayor venía trabajando en total colaboración con Urzúa, desde la implementación y, más tarde, en la aplicación de los mecanismos de compras gubernamentales, que a partir de este año quedaron concentrados en Hacienda.

     Urzúa, de hecho, había platicado desde la campaña que en caso de que López Obrador ganase la presidencia, él buscaría crear un mecanismo concentrado de compras gubernamentales para abaratar los precios de los múltiples bienes y servicios que adquieren las dependencias del gobierno y para reducir los niveles de corrupción que habían generado hasta entonces la dispersión de esos procesos de adquisiciones.

     Buenrostro fue incluso seleccionada por Urzúa para encargarse de ese proyecto, lo que hace más difícil pensar que hubiese habido un pleito entre el secretario y la oficial mayor, aunque no es imposible que hubiese podido surgir con el correr del tiempo.

     Sin embargo, para López Obrador esa disputa no se dio.

     “No, fíjense que eso no, Raquel no”, dijo López Obrador, en respuesta a preguntas sobre los funcionarios con los que Urzúa tuvo diferencias al frente de Hacienda. “Raquel tiene discrepancias [pero no con Urzúa] porque a ella le toca aplicar la política de austeridad. Imagínense se tomó la decisión para poner orden y no permitir la corrupción en compras de gobierno, se tomó la decisión de centralizar las compras de gobierno en la oficialía mayor de la Secretaría de Hacienda”.

     Para el presidente, los problemas con Urzúa son parte del ejercicio de transformación que él encabeza para erradicar la corrupción en el país y acabar con la desigualdad económica y social.

     Para el presidente esos cambios, que son profundos, están destinados a generar diferencias ya que no es fácil que todos los comprendan o apoyen en su totalidad.

     Desde su punto de vista, eso fue lo que ocurrió con Urzúa, a quien agradeció haber colaborado con él en los primeros siete meses de su gobierno.

     “En un gobierno que tiene como propósito transformar al país, siempre existen diferencias, discrepancias”, dijo el presidente. “He dicho que no es un simple cambio de gobierno, es un cambio de régimen; entonces, esto lleva a que haya puntos de vista, discrepancias, que se produzcan, incluso enfrentamientos al interior del mismo gobierno, del mismo grupo”.

     Incluso para el presidente, la salida de uno de los hombres que se consideraba pertenecía a su círculo más cercano no debería tampoco generar mayor problema pues el gobierno sigue adelante con su estrategia y plan de acción para combatir la corrupción, inseguridad y desigualdad.

     “Lo importante es que el gobierno continúa su marcha sin problema, porque ya no somos nosotros los fundamentales, no somos los hombres los más importantes, las mujeres, sino es el proceso de transformación que está echado a andar”, dijo el mandatario en Palacio Nacional.

 

 


Fecha de publicación: 10/07/2019

Etiquetas: México gobierno López Obrador SHCP Urzúa Romo Buenrostro