En esta foto de archivo del 9 de marzo de 2016, técnicos trabajan en el súper auto de próxima generación de Acura, el NSX, en su nuevo Performance Manufacturing Center de Marysville, Ohio. El NSX de primera línea de Acura comenzó a salir de la planta y Honda Motor presentó el primero de los autos el martes 24 de mayo de 2016 en las instalaciones de Marysville, Ohio. Esa fue la primera vez en los 27 años de historia del automóvil que se fabricó fuera de Japón. Foto AP/Jay LaPrete.
En esta foto de archivo del 9 de marzo de 2016, técnicos trabajan en el súper auto de próxima generación de Acura, el NSX, en su nuevo Performance Manufacturing Center de Marysville, Ohio. El NSX de primera línea de Acura comenzó a salir de la planta y Honda Motor presentó el primero de los autos el martes 24 de mayo de 2016 en las instalaciones de Marysville, Ohio. Esa fue la primera vez en los 27 años de historia del automóvil que se fabricó fuera de Japón. Foto AP/Jay LaPrete.

20 de jun. (Dow Jones) -- La industria automotriz está sorteando las repercusiones relacionadas con el comercio a pesar del acuerdo al que llegaron México y Estados Unidos hace unas semanas que pospuso el plan del gobierno de Trump de imponer un arancel de 5% a sus importaciones.

     Las automotrices se sintieron aliviadas porque el nuevo arancel habría aumentado sus costos y los de los proveedores de autopartes que se han vuelto dependientes de México para obtener mano de obra de fabricación más barata.

     Sin embargo, el espectro de los nuevos derechos de importación sigue siendo una amenaza para el negocio automotriz en varios frentes, incluso con la continua disputa comercial entre Estados Unidos y China; el nuevo acuerdo de libre comercio logrado el año pasado con México y Canadá, que aún debe ser ratificado por el Congreso de Estados Unidos; y la afirmación reciente de Trump de que “los aranceles son una gran herramienta de negociación”.

     “Lo que anhelas en el comercio es el equilibrio”, dijo Jim Hackett, director ejecutivo de Ford Motor, en un evento en Detroit. “Simplemente no puedes soportarlo si construyes tu estructura [de fabricación], y siempre está cambiando”.

     El descontento comercial se produce en un momento en que las empresas automotrices ya enfrentan una desaceleración en la demanda de automóviles en Estados Unidos que está mermando las ganancias en todo el sector.

     Los aranceles de importación en los automóviles presionarían aún más su rentabilidad, aumentando los costos en toda la cadena de suministro y en los modelos construidos en el extranjero y enviados a las concesionarias de Estados Unidos. Casi la mitad de todos los vehículos vendidos en Estados Unidos el año pasado fueron importaciones, de acuerdo con la firma de pronósticos LMC Automotive.

     La amenaza de imponer aranceles a los productos mexicanos, que Trump anunció por primera vez el 29 de mayo, hizo que los fabricantes de automóviles y proveedores se revolvieran para tratar de mitigar el impacto esperado, de acuerdo con los agentes aduanales que trabajan con las compañías que transportan productos a través de la frontera México-Estados Unidos.

     Eduardo Lozano, un corredor que trabaja con proveedores en el cruce fronterizo de Laredo, Texas, dijo que algunos clientes querían duplicar o triplicar sus envíos para anticiparse al arancel de 5%, mismo que habría entrado en vigencia si Trump no los hubiera pospuesto.

     Eso creó cuellos de botella en la frontera, confrontando a las compañías que intentaban pasar sus productos con filas más largas y una escasez de conductores de camiones, agregó Lozano.

     Toyota Motor advirtió a las concesionarias que sus proveedores directos podrían perder más de mil millones de dólares este año si se implementan todos los aranceles amenazados. Además, Mary Barra, la directora general de General Motors, viajó a Capitol Hill, donde informó a una delegación de legisladores de Ohio y Michigan sobre la amenaza para la compañía, de acuerdo con personas que asistieron a las reuniones a puerta cerrada.

     Días antes de que los aranceles hubieran entrado en vigencia, Trump dijo que se había llegado a un acuerdo y que las tarifas arancelarias se suspenderían indefinidamente.

     “Hay tanta pérdida de peso muerto en esta industria en este momento para perseguir tal o cual señal política”, dijo Kristin Dziczek, experta en economía laboral y económica en el Center for Automotive Research. “Hay que tomarlos en serio porque hay mucho dinero que está en riesgo de perderse”.

     Trump ha criticado repetidamente a las automotrices, tanto extranjeras como nacionales, por trasladar los empleos fabriles a México y otros países que tiene la ventaja de tener mano de obra más barata. Y Rl presidente ha caracterizado su amenaza de imponer aranceles a los autos importados como su arma más importante para tratar de exprimirles concesiones a los principales socios comerciales de la nación.

     Trump tuiteó que “los aranceles son una gran herramienta de negociación, un gran productor de ingresos [sic] y, lo más importante, una forma poderosa de hacer que las compañías regresen a Estados Unidos”.

     La industria automotriz aún se está preparando para afrontar la posibilidad de ser objeto de nuevos aranceles, dijo Catherine Karol, una abogada que trabaja con proveedores en la práctica automotriz global de Butzel Long. “A medida que la industria recupere el aliento aquí, ésta no se va a tranquilizar por lo sucedido la semana pasada”.

     La administración de Trump está considerando si debe o no imponer un arancel de 25% a los vehículos importados y las autopartes, una decisión que pospuso hasta noviembre. Las compañías automotrices temen que una tarifa de este tipo aumente los costos y obligue a los fabricantes de automóviles a aumentarles los precios de venta que pagan los consumidores en los modelos construidos en el extranjero.

     Trump ordenó a su gobierno que iniciara conversaciones comerciales con Japón y la Unión Europea, y los observadores de la industria esperan que Trump utilice la amenaza de los aranceles automovilísticos como un as en esas negociaciones.

     Los aranceles al acero y aluminio también han exprimido a los fabricantes de autos, ya que el acero representa aproximadamente 53% del material en un automóvil típico y 11% el aluminio, de acuerdo con la consultora Ducker Worldwide.

     En mayo, Trump rescindió los aranceles al acero y el aluminio producidos en México y Canadá con la esperanza de facilitar la aprobación de un nuevo pacto comercial trilateral en América del Norte que reemplazaría al Nafta que ya tiene más de dos décadas de antigüedad.

     Pero el acuerdo no ha obtenido aún el apoyo de los legisladores, lo que prolonga la incertidumbre para una industria altamente dependiente del comercio libre de aranceles dentro de la región. El año pasado, Trump amenazó con eliminar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), si no lograba llegar a un acuerdo comercial que considerara más favorable para Estados Unidos.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 20/06/2019

Etiquetas: Industria Automotriz Aranceles Trump México Amenaza Ventas Desaceleración EUA