La vetusta planta de Agro Nitrogenados que fue comprada por Pemex con un sobreprecio cuando Emilio Lozoya fungía como director ejecutivo de la empresa. Foto archivo.
La vetusta planta de Agro Nitrogenados que fue comprada por Pemex con un sobreprecio cuando Emilio Lozoya fungía como director ejecutivo de la empresa. Foto archivo.

12 de jun. (Dow Jones) -- Desde el inicio, el acuerdo generó muchas dudas, Petróleos Mexicanos, el endeudado gigante petrolero manejado por el Estado mexicano, acordó en 2013 pagar 273 millones de dólares por una vetusta planta de fertilizantes que no había estado en operación durante 14 años, oxidándose en el calor y la humedad salina del sureño estado de Veracruz.

     Después de casi seis años y una inversión adicional de al menos 475 millones de dólares, la planta aún no está en funcionamiento.

     Esa compra de Pemex ahora se ha convertido en el centro del mayor escándalo de corrupción del país en años.

     A solicitud de México, la policía española arrestó la semana pasada a Alonso Ancira, presidente de la empresa que vendió la planta, una de las principales empresas productoras de acero de México. La oficina del fiscal general de México dijo que él enfrenta varios cargos relacionados con delitos financieros contra el Estado mexicano vinculado con esa compra, aunque no presentó cargos específicos.

     Investigadores de la Secretaría de Hacienda involucrados en el caso dijeron que la compañía de Ancira, Altos Hornos de México, o Ahmsa, le pagó a Emilio Lozoya, entonces director ejecutivo de Pemex, 3.5 millones de dólares para pagar de más por la susodicha planta.

     La Secretaría de Hacienda dijo estar investigando a Ahmsa en relación con la compra de la planta. La compañía negó cualquier irregularidad a nombre tanto de la empresa como de su presidente en desplegados de periódico de página completa el viernes 31 de mayo.

     La oficina del Fiscal General de México acusó a Lozoya de incurrir en lavado de dinero, sin dar detalles, y un juez emitió una orden de arresto dos días antes de la detención de Ancira. Por otra parte, un juez emitió una suspensión definitiva contra el arresto de Lozoya, cuyo paradero no pudo ser determinado. “Mi cliente no ha infringido ninguna ley”, dijo el abogado de Lozoya.

     Los casos podrían indicar un cambio en los esfuerzos de México por combatir la corrupción. Brasil, Perú y Panamá han encarcelado a presidentes y líderes políticos por corrupción. Pero ningún funcionario federal mexicano de alto perfil ha sido arrestado en los últimos años. Las encuestas sugieren que la mayoría de los mexicanos creen que la corrupción ha empeorado, y el país ahora se ubica al nivel de Rusia e Irán en percepción de corrupción, de acuerdo con Transparencia Internacional.

     El presidente Andrés Manuel López Obrador, quien asumió el cargo en diciembre, ganó la elección del año pasado luego de hacer campaña prometiendo luchar contra la corrupción, que dijo plagó a los gobiernos anteriores.

     Los últimos casos se presentan a pesar de su promesa de que su gobierno no perseguiría casos de corrupción pasada, aunque dijo que no bloquearía las investigaciones existentes.

     “Es una buena señal de que en realidad va en contra de lo que dijo el presidente, de que no perseguiría casos de corrupción del pasado”, dijo Valeria Moy, directora del grupo de estudios ¿México, Cómo Vamos?, con sede en Ciudad de México, un grupo apartidista. “Creo que la gente quiere ver ejemplos concretos que vayan más allá de la idea de López Obrador de que la corrupción terminará solo porque él quiere”.

     Estos casos involucran no solo a una gran empresa del sector privado, Ahmsa, sino a la empresa más grande del país, Pemex, que para algunos mexicanos es un símbolo del orgullo nacional.

     López Obrador ha dicho que quiere incrementar la inversión en Pemex en miles de millones de dólares para revertir su larga caída en la producción y hacer de la compañía la clave de su estrategia energética general. Pero el escándalo ha puesto en duda la pasada supervisión corporativa y la forma en que Pemex administraba sus inversiones. Pemex no respondió a una solicitud para compartir sus comentarios.

     De acuerdo con el presidente y su secretaria de energía, la compra de la planta realizada por Pemex fue un error costoso. Hasta el momento, la factura total de Pemex por la planta de fertilizantes se acerca a mil millones de dólares, dijo López Obrador el mes pasado.

     La evaluación de Pemex de 2013 valoró la planta y propiedad de Agro Nitrogenados en 228 millones de dólares, de acuerdo un informe de 2015 de la Auditoría Superior de la Federación, cuya copia fue revisada por el diario The Wall Street Journal.

     Una agencia gubernamental encargada de evaluar los activos valoró la planta y el terreno en 2013 en 181 millones de dólares, o 92 millones de dólares menos que el precio pagado por Pemex.

     En ese momento, Lozoya defendió la compra al argumentar que México importaba alrededor de 400 millones de dólares en fertilizantes anualmente y que el país podría fácilmente producir más por su cuenta utilizando gas natural como materia prima. Los fertilizantes domésticos podrían aumentar la productividad del empobrecido campo del país.

     Pero México depende de las importaciones para tratar de satisfacer su demanda de gas natural. En 2013, las plantas petroquímicas del sur de México ya habían sufrido grandes disminuciones en su producción y pérdidas financieras debido a la escasez de gas natural.

     “Muchos se preguntan por qué compraron una planta de fertilizantes sin tener garantizado el suministro de gas natural en primer lugar”, dijo un alto funcionario de Pemex.

     Los complejos petroquímicos obtendrían el gas natural disponible, y no había señales en ese momento de que la disminución de la producción de gas natural se revertiría, dijo Gonzalo Monroy, un consultor independiente de energía en Ciudad de México. “Fue un proyecto de peso muerto desde el principio”.

     La planta aún no ha comenzado a funcionar debido a la falta de gas natural, dijo la semana pasada Rocío Nahle, la secretaria de Energía.

     Meses después de que Pemex acordara comprar la planta a finales de 2013, el diario Reforma de México publicó un artículo de primera plana que cuestionaba la compra y calificaba a la fábrica de “basura”.

     Lozoya ha negado que la planta fuera una mala inversión. En una carta a Reforma el año pasado, señaló que una gran empresa internacional de fertilizantes estaba interesada en invertir con Pemex, pero que las conversaciones se cancelaron. La liberalización del mercado energético del país eventualmente mejorará el suministro de gas natural, agregó.

     En 2017, la última estimación disponible públicamente, Pemex ya había gastado 475 millones de dólares en preparar la planta para operar, más del doble de la inversión adicional que la compañía estimaba inicialmente que se necesitaría.

     La renovación, que Pemex dijo inicialmente que tomaría un año, ésta tomó cinco. El contratista que hizo el trabajo dijo que 60% del equipo de la planta necesitaba ser renovado o reemplazado.

     La auditoría del Congreso de 2015 dijo que Pemex no revisó los equipos de la planta hasta un año después de la compra. Pemex dijo que Ahmsa se había opuesto a la revisión. Ahmsa lo negó y dijo que Pemex tuvo acceso completo al sitio antes de la compra.

     La auditoría dijo que una revisión de la instalación encontró que “el nivel tecnológico de la planta estaba fuera de los parámetros aceptables”, la calidad de la maquinaria era bastante mala, y los elementos tropicales habían degradado gravemente la instalación. Algunas partes estaban tan desgastadas que iban de “malas a basura”.

     Pemex, con cerca de 107 mil millones de dólares en deudas, ya es la compañía petrolera más endeudada del mundo, de acuerdo con firmas calificadoras, y está luchando para detener un largo declive en su producción que está exprimiendo el presupuesto del gobierno mexicano, que aún depende del petróleo para obtener una quinta parte de los ingresos del gobierno.

     La compra de la planta de fertilizantes no fue aprobada el consejo de Pemex, el principal órgano de gobierno de la compañía, de acuerdo con el informe del auditor y ex miembros del consejo de administración Pemex. Estos miembros del consejo dijeron que era una práctica común en Pemex evitar una supervisión más detallada.

     El consejo de administración del brazo de comercialización de la empresa PMI Holding, con sede en los Países Bajos, aprobó la compra.

     El consejo de administración de Pemex solo fue informado de su decisión, dijo Fluvio Ruiz, miembro del consejo de Pemex al momento de la compra.

     Investigadores de la Secretaría de Hacienda dijeron que el supuesto soborno de 3.5 millones de dólares de Ahmsa a Lozoya se depositó en una cuenta bancaria creada por el gigante de la construcción brasileña Odebrecht. La empresa brasileña admitió en 2016 haber sobornado a gobiernos de América Latina y otros países a cambio de lucrativos contratos.

     Ese año, tres ex funcionarios de Odebrecht declararon que le dieron 10 millones de dólares en sobornos a Lozoya, algunos cuando dirigía Pemex y otros cuando era funcionario de alto rango en la campaña del ex presidente Enrique Peña Nieto. Lozoya negó las irregularidades en respuesta al testimonio y dijo que siempre actuó con honestidad cuando fue el jefe de Pemex desde diciembre de 2012 hasta febrero de 2016.

     Odebrecht dijo estar comprometida con el comportamiento ético y que está cooperando con las autoridades en México y en otros lugares.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 12/06/2019

Etiquetas: México Ahmsa Altos Hornos México Pemex Agro Nitrogenados Compra Lozoya Director Ejecutivo Consejo Administración Planta Proceso Legal Suspensión Órden Arresto Desacato Juez