Un manifestante escribe sobre la barricada policiaca protegiendo el ministro de salud la lista de medicamentos que hacen falta para atender diversas enfermedades y que han provocado un éxodo de venezolanos a otros países vecinos en búsqueda de atención médida. Foto AP/Fernando Llano
Un manifestante escribe sobre la barricada policiaca protegiendo el ministro de salud la lista de medicamentos que hacen falta para atender diversas enfermedades y que han provocado un éxodo de venezolanos a otros países vecinos en búsqueda de atención médida. Foto AP/Fernando Llano

15 de abr. (Bloomberg) -- Días antes de la fecha del parto, Raquel Reyes comenzó a sangrar. El hospital en La Fría, Venezuela, carecía de personal e incubadoras, y no pudo atender a la joven de 18 años. Ella entonces recurrió al servicio médico paralelo de Venezuela atendido por cubanos, fundado cuando el dinero del petróleo era abundante, pero el edificio estaba abandonado y sin electricidad.

     “Ni siquiera había un solo médico”, dijo. “Todo estaba a oscuras, y en ese momento hubo un apagón, así que decidimos ir a Cúcuta”.

     Así comenzó una jornada a la ciudad fronteriza colombiana para dar a luz a su primer hijo. Agobiada por los calambres abdominales y comenzando a entrar en pánico, Reyes pasó por caminos de terracería controlados por pandilleros armados, luego cruzó un río en un pequeño bote de madera, hasta llegar a Cúcuta y a la sala de maternidad.

     En los hospitales, aulas y refugios para migrantes, los países vecinos de Venezuela están pagando la cuenta de la implosión económica de la nación. Millones han huido del régimen del presidente Nicolás Maduro en lo que es la mayor emigración masiva en la historia moderna de Latinoamérica. Cerca de 200 personas por hora salen del país y, si las cosas no cambian pronto, el éxodo pronto superará los 6.3 millones de refugiados creados por la guerra civil siria.

     En Cúcuta, 75% de los recién nacidos en el hospital Erasmo Meoz durante los dos primeros meses de este año nacieron de padres venezolanos. Eso es un aumento comparado con 5% en 2016, dijo el doctor Norberto García, jefe de su unidad de maternidad. La deuda del hospital se ha disparado de un millón de dólares antes de la crisis a cerca de 14 millones de dólares, dijo.

     “Vemos muchos más venezolanos llegando todos los días, y tenemos que gastar recursos, medicamentos y personal, pero no estamos obteniendo el dinero que necesitamos para mantener la institución”, dijo García.

     La diáspora venezolana puede aumentar a cerca de ocho millones a finales del próximo año, de 3.4 millones ahora, dijo la Organización de los Estados Americanos (OEA). Eso está creando una nueva subclase en Sudamérica: desde la ciudad de Panamá hasta Buenos Aires, los desesperados venezolanos venden caramelos en los semáforos, sus cuerpos en las calles, pizcan café y entregan paquetes. Algunos incluso se han unido a los guerrilleros marxistas de Colombia, que llenan el vacío de autoridad en una región fronteriza sin ley.

     “La situación ya está abrumando al gobierno colombiano”, dijo Sergio Guzmán, director de la firma Análisis de Riesgos de Colombia, un consultoría con sede en Bogotá. “Los hospitales en Cúcuta ya han gastado sus presupuestos para este año y algunos más”.

     Incluso Chile, la economía más rica de la región, está sintiendo la tensión. Hace un año, cuando la migración era mucho menor, el gobierno estimó el costo de la atención médica y la educación para los migrantes en más de 260 millones de dólares anuales. La administración del presidente Sebastián Piñera endureció las reglas de visado, pero esto retardó el flujo de personas solo temporalmente.

     Chile, Ecuador y Argentina albergan a un total de 620 mil venezolanos. Perú tiene 700 mil. Pero la situación de Colombia, que comparte una frontera con Venezuela de dos mil 250 kilómetros vigilada de manera laxa, es la peor.

     Al menos 1.2 millones de migrantes y refugiados han llegado ahí, y miles más llegan cada día, de acuerdo con un informe de la OEA. Recientemente, Naciones Unidas estableció lo que parecía ser el primer campamento en la región fronteriza, técnicamente es un “Centro de Asistencia Integrada”, para proporcionar comida y refugio a los venezolanos que habían estado viviendo cerca del cruce en la ciudad de Maicao.

     Además de prestar servicios a los migrantes, Colombia se encuentra ayudando a decenas de miles de venezolanos que cruzan la frontera cuando tienen una emergencia médica. Cada día de la semana, al amanecer, miles de niños cruzan para asistir a las escuelas colombianas, porque el sistema educativo también se ha derrumbado.

     Todo cuesta dinero. La semana pasada, Colombia aumentó sus objetivos de déficit, lo que le permite endeudarse por los servicios que Venezuela ya no puede sufragar. En verdad, Colombia tampoco puede pagarlos. Las calificadoras ya le estaban resoplando en el cuello, y Bank of America escribió en un informe de marzo que la nación cafetalera podría enfrentar una degradación crediticia este mes.

     Además, el servicio médico es uno de los servicios más caros. En Venezuela, la malnutrición se ha vuelto endémica, no se dispone de medicamentos comunes a ningún precio y las enfermedades curables que se nutren en los trópicos están comenzando a propagarse.

     El gobierno colombiano ha proporcionado más de 900 mil vacunas a venezolanos en el último año y medio, de acuerdo con el Ministerio de Salud, principalmente a niños menores de cinco años. En el peor de los casos, la cantidad de migrantes en Colombia aumentará en múltiplos, y los funcionarios de salud temen la propagación de la malaria y la tuberculosis, agravada por la falta de comunicación con las autoridades del otro lado de la frontera.

     Muchos de los que huyen son jóvenes y, como Reyes, en edad fértil. En 2012, un bebé tenía más posibilidades de sobrevivir en un hospital venezolano. En 2017, sus posibilidades ya eran el doble de buenas en Colombia, dijo el Banco Mundial. Mientras que la mortalidad infantil aumentó 76% en Venezuela durante ese tiempo, a 26 por mil niños nacidos vivos, en Colombia se redujo a 13 por mil nacimientos vivos.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

Copyright © 2019 Dow Jones & Company, Inc. All Rights Reserved

 

 


Fecha de publicación: 15/04/2019

Etiquetas: Venezuela Hospitales Crisis Economía Atención Médica Países Vecinos Apoyo