El presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró su intención de lograr un promedio de crecimiento económico de 4% para finales de su sexenio. Foto cortesía de presidencia.
El presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró su intención de lograr un promedio de crecimiento económico de 4% para finales de su sexenio. Foto cortesía de presidencia.

28 de feb. (Sentido Común) -- Las señales más recientes sobre el desempeño de la economía nacional, junto con un entorno externo lleno de incertidumbre por las disputas comerciales internacionales, hacen pensar cada vez a un mayor número de personas que la promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador de lograr tasas de crecimiento cercanas a 4% son cada vez más difíciles.

     Claro que si bien esas advertencias no hacen mella en el ánimo del presidente, sí provocaron que, al menos hoy, el mandatario mostrara una actitud más prudente frente al reto que enfrenta en materia de crecimiento para este año, al grado que incluso reconociera, por primera vez, que durante su primer año de gobierno será difícil alcanzar la meta de crecimiento de 2% que estipuló en su programa económico para 2019.

     “Ahora están diciendo que el primer [año] de nosotros va a ser 1.6[%]. Está bien, lo aceptamos, estamos empezando”, dijo el mandatario en su conferencia de prensa matutina. Claro que “les vamos a demostrar que va a crecer más la economía”.

     El cambio de perspectiva que admitió López Obrador se da luego que Banco de México se convirtió, el miércoles, en ser el último actor en estimar un menor optimismo para el futuro económico de México. Ayer, el instituto central anunció, durante su conferencia para revisar su reporte trimestral sobre la evolución de la inflación, que recortaba su pronóstico de crecimiento económico para este y el próximo año.

     Para 2019, el banco central mexicano está ya estimando un avance de entre 1.1 y 2.1%, inferior a su pronóstico anterior de entre 1.7 y 2.7%; mientras que su expectativa para 2020 pasó de un intervalo de entre 2 y 3% a uno nuevo y menor de entre 1.7 y 2.7%.

     Así, a diferencia de otros casos, en los que López Obrador desestimó los cálculos de analistas del sector privado, el presidente optó, cuando menos, por un tono menos agresivo y más bien apostó por dar una sorpresa positiva al término de este año y sobre todo al final de su gestión.

     “Son interpretaciones. Yo, cada quien tiene sus enfoques, cada analista, cada experto hace sus reflexiones, pero yo lo que creo es que hay mucha confianza en el país”, agregó el mandatario.

      El gobierno lopezobradorista calculó en los criterios de política económica para este año, que dio a conocer a finales de 2018, que bajo su mandato el país avanzaría 2% en 2019 con respecto al previo. En caso de que la economía mexicana avanzara a ese ritmo, éste sería el mismo con el que cerró el presidente Enrique Peña Nieto su último año de gobierno.

     Para justificar su cambio de perspectiva, López Obrador utilizó un argumento que ya habían usado otros especialistas y que está fundamentado en evidencia histórica. Ese argumento es que la economía mexicana ha sufrido, casi siempre, una desaceleración en el primer año de gobierno de una nueva administración.

     Por ejemplo, durante el primer año de Peña Nieto, la economía creció 1.6%, tasa inferior a la del último año de gobierno de su antecesor Felipe Calderón que cerró con una tasa de crecimiento cercana a 5%. Por su parte, la economía mexicana creció en el primer año de Calderón a un ritmo de 2.3%, también inferior a la tasa de avance  del último año de Vicente Fox. 

     Fox y su antecesor, el presidente Ernesto Zedillo, también registraron menores tasas de crecimiento en su primer año de gobierno si se comparan con las de sus predecesores. En el caso de Zedillo, México incluso registró una recesión de 6.3% al inicio de su gobierno, el peor descenso desde el periodo de la Gran Depresión de finales de los veinte y principios de los treinta del siglo XX.

     Claro que aun cuando López Obrador tiene razón en indicar que en los últimos sexenios la economía registra un freno en el primer año de una nueva administración, el reto para él, que muchos ven como complejo, por el freno que muy probablemente registre México este año, es el de alcanzar una tasa de crecimiento sexenal promedio de 4% anual.

     Esto porque a los retos internos deben sumarse los externos, sobre los cuales López Obrador tiene poca o nula injerencia, sobre todo cuando hay síntomas de una desaceleración de la economía global por las tensiones comerciales que viven Estados Unidos y China , por la posible salida abrupta del Reino Unido de la Unión Europea, o por las dudas que aún rodean la ratificación del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en el congreso estadounidense.

     Para México, la ratificación de ese acuerdo es crucial ya que cerca de una tercera parte de la economía mexicana está ligada al sector externo, que a su vez depende enormemente de la evolución económica de Estados Unidos, la economía más grande del mundo y que consume 80% de todas las exportaciones del país.

     Claro que a pesar de estas circunstancias adversas, López Obrador sigue apostando por sorprender, sobre todo cuando confía que logrará restaurar la confianza que perdió del sector privado con su decisión de cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), que edificaba el gobierno anterior sobre lo que fue el Lago de Texcoco.

     Esa decisión generó desconfianza de los inversionistas dado que las razones para cancelar una obra en la que el gobierno ya había invertido cerca de 100 mil millones de pesos, o cinco mil millones de dólares, parecieron insuficientes frente a los costos de cancelar el proyecto, más cuando los pretextos o problemas para decidir su terminación anticipada eran corregibles, de acuerdo con diversos especialistas.

     Así, frente a la incertidumbre que generó el presidente y ante la desaceleración económica que registra México y el mundo, López Obrador ha comenzado a trabajar por restaurar la relación con la clase empresarial mexicana en las últimas semanas.

     López Obrador ha tenido así reuniones con algunos de los grupos empresariales más relevantes del país, como son el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y el Consejo Mexicano de Negocios (CMN), a fin de ganar su apoyo, ya que sin él y la inversión privada que representan es difícil y se ve complicado que México pueda alcanzar tasas de crecimiento cercanas o superiores a la meta de 4% anual.

     El presidente además creó recientemente un consejo para promover la inversión y el crecimiento de la economía mexicana, en el que participan muchos de los empresarios y académicos más distinguidos de México.

     Así, hasta ahora, al menos en el papel, el presidente ha logrado los compromisos que buscaba para poder pensar que con la ayuda del sector privado el país podrá quizás alcanzar una mayor tasa de crecimiento.

     “Hay un ambiente muy bueno para que se pueda crecer, para que no tengamos conflictos”, dijo el presidente en su conferencia. Los acuerdos alcanzados con los empresarios son “crecer al 4%, que no haya pobreza extrema y que se destierre la corrupción del país, ese es el gran propósito del gobierno de la República de México”.

     “Ayer hicimos un compromiso muy importante con el Consejo Coordinador Empresarial que, dicho sea de paso, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar, de primera, de primera, un hombre inteligente, honesto y preocupado por el desarrollo del país” , agregó el presidente. 

     El cambio de tono del presidente frente a las estimaciones de un menor crecimiento para México para este año de prácticamente todos los agentes económicos, sobre todo los revelados ayer por Banco de México, contrastan con la actitud que tomó hace un par de semanas cuando los analistas del banco estadounidense Bank of America Merrill Lynch (Bofa), uno de los mayores bancos de inversión en el mundo, aplicaron un recorte a su pronóstico de crecimiento del PIB de la economía mexicana en 2019 de 2 a 1%.

     “Acerca de la proyección sobre crecimiento económico, yo tengo otros datos. Respeto, desde luego, a quienes sostienen que no vamos a alcanzar nuestras metas de crecimiento económico” dijo el mandatario, en su conferencia matutina del 16 de enero. “Qué bueno que haya esas proyecciones, yo lo único que pido es seriedad en analistas, en quienes hacen esas proyecciones porque si no a ellos les afecta, se desprestigian y yo acepto los desafíos, si ellos dicen: A ver, uno por ciento, yo digo más de dos, o sea, digo, el doble y está grabado. Entonces vamos a ver quién tuvo la razón”

     López Obrador ha dicho que algunos factores que pueden ayudar a acelerar la economía mexicana son el combate a la corrupción, la austeridad en el gasto de la burocracia, los incrementos salariales aplicados a nivel nacional, la desaceleración de la inflación y el reparto de recursos económicos a poblaciones vulnerables.

     Para los analistas, si bien esas variables son efectivamente favorables, hay otras que creen que desacelerarán el crecimiento como de hecho han comenzado ya a reflejar algunas cifras sobre la evolución económica de México. Quizás por ello y ante la dificultad que tiene poder pronosticar la evolución de una economía de la importancia como la mexicana, el banco central del país ha optado por ofrecer, no un pronóstico puntual, sino un rango dentro del cual espera caiga el desempeño económico del país.

     “El pronóstico y el rango que se dio es la mejor estimación que tiene el banco al día de hoy del crecimiento de este año”, dijo ayer Alejandro Díaz de León, gobernador de Banco de México al dar a conocer su nueva estimación para el crecimiento de México en 2019. El avance estimado por el gobierno de López Obrador “está dentro del intervalo que el banco da hoy a conocer, en la parte superior del intervalo no en la parte central, pero está dentro del intervalo”.

 

 

 

 


Fecha de publicación: 28/02/2019

Etiquetas: AMLO Banco México Banxico Crecimiento Económico Economía López Obrador bofa cce corrupción pobreza