13 de sep. (Bloomberg) -- Once naciones latinoamericanas brindaron su apoyo a los millones que huyen de la miseria económica de Venezuela la semana pasada --por lo menos en el papel.

En una declaración conjunta, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú y otros se comprometieron a brindar a los venezolanos acceso a la salud y la educación, en la media de sus “posibilidades económicas”. Acordaron que a los venezolanos se les permitiría viajar con pasaportes caducados, pero solo si las leyes locales lo permitían. Además, hicieron un llamado a favor de un “aumento sustancial” de los recursos que les prodiga la comunidad internacional. Pero no hicieron ningún compromiso.

Más de dos millones de venezolanos viven ahora fuera de su país en crisis, al haber salido del país 1.6 millones desde 2015, de acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Los últimos refugiados del régimen autocrático del presidente Nicolás Maduro son indigentes, muchos viajan a pie, pero la ayuda es escasa. Han sido recibidos en algunos lugares por la violencia y en todas partes por necesidad.

 

Dilema político

Cuando el dinero es escaso, desviar recursos de los ciudadanos a los migrantes tiene un elevado costo político, dijo Luis Guillermo Solís, quien fue presidente de Costa Rica de 2014 hasta mayo pasado. Esto, y la falta de apoyo de las organizaciones internacionales, puede ser la causa de que haya algunos “vacíos” en el acuerdo al que llegaron las naciones en Quito, Ecuador, dijo.

“Hay mucha solidaridad, pero eso tiene un límite, que es planteado por los números", dijo Solís en una entrevista telefónica. “Y los números de personas que vemos que salen de Venezuela son enormes para América Latina”.

La reunión de Quito es “un primer paso importante”, pero insuficiente, dijo Tamara Taraciuk Broner de Human Rights Watch. “Los Estados deben tomar medidas concretas que aseguren que los venezolanos tengan acceso a estadías legales y permisos de trabajo en toda la región”, dijo.

El éxodo es el más grande que haya visto el continente en décadas, si es que no de la historia. A recurrir a políticas tales como poner a oficiales militares inexpertos a cargo de la industria petrolera, el gobierno de Maduro ha provocado la ruina de una nación con mayores reservas de crudo que Arabia Saudita. A medida que la producción económica continúa decayendo, el hambre y la escasez están obligando a miles a huir todos los días, teniendo a muchos cruzando las fronteras a pie, pidiendo aventones y recorriendo senderos.

Ulises Barria, un organizador del Movimiento Nacional Despierta Panamá, que está presionando a su gobierno para que regule la migración, dijo que su nación está inundada de venezolanos.

“Es una situación complicada, porque la economía de Panamá se ha desacelerado y el desempleo ha aumentado, y a pesar de eso recibimos migración de Venezuela, de la República Dominicana, de todas partes”, dijo. “Eso es insostenible”.

El éxodo es similar en escala a la crisis de los refugiados europeos, y no está claro lo que pudiera costar una respuesta efectiva. Estados Unidos está gastando más de 65 millones de dólares en asistencia humanitaria y de desarrollo, así como también en enviar un buque hospital. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas está a mitad de camino para financiar una misión de 46.1 millones de dólares en la que está trabajando con los gobiernos para mejorar los sistemas de asilo y gestión de refugiados y satisfacer sus necesidades básicas.

 

Despejando dudas

La reunión de la semana pasada en Quito tuvo como finalidad regularizar las respuestas y organizar la ayuda humanitaria de los Estados vecinos. Pero la declaración que surgió de ésta incluyó cuatro condicionales antes de mencionar cualquier esfuerzo tendiente a proveer a los migrantes servicios esenciales:

“Ratificamos el compromiso de los Estados de la región, conforme a la disponibilidad de recursos públicos, realidad económica, sus leyes internas y las posibilidades de cada país de destino, de brindarles a los ciudadanos venezolanos en situación migratoria acceso a servicios de salud pública y educación y oportunidades de mercado laboral “.

 

Caminando en solitario

Szelay Perdomo, de 37 años, cruzó a Maicao, Colombia, población ubicada en el lejano desierto del noreste hace tres meses, esperando ganar suficiente dinero para la manutención de su hija de un año de edad que se quedó en Venezuela. Mientras que las autoridades colombianas proporcionan alimentos para la bebé y pañales, los adultos reciben poca ayuda, dijo.

“No hay trabajo. No hay nada”, dijo ella. “Tal vez sea porque hay tantos venezolanos que han venido aquí. Ves líneas de personas caminando hacia Bogotá o Ecuador”.

El millón de venezolanos que hay en el país se duplicará el próximo año si la migración continúa al ritmo actual. Se estima que 395 mil venezolanos viven en Perú, alrededor de un cuarto de millón en Ecuador.

“Es evidente que esto va a seguir aumentando”, dijo Christian Kruger, jefe de la autoridad migratoria de Colombia, este mes en Quito. “Las medidas que Maduro ha implementado, básicamente lo que están haciendo es expulsar a la población, tanto extranjeros como locales. ¿Con qué finalilidad? A medida que se van, el dinero de los pocos barriles de petróleo que todavía tienen puede distribuirlo entre menos personas”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo       

®2018 BLOOMBERG L.P. ALL RIGHTS RESERVED

 


Fecha de publicación: 13/09/2018

Etiquetas: Latinoamérica Apoyo Venezuela Escaso Brasil Chile México Ecuador Colombia Migrantes Crisis