10 de ago. (Dow Jones) -- Se está generando una reacción contra la inflación –contra el tipo que se está viendo en las revistas de economía.

El tamaño promedio de un artículo de economía publicado se ha más que triplicado en las últimas cuatro décadas, y algunos académicos están cansados de leerlos. En la conferencia de American Economics Association (AEA) de este año, David Autor, profesor de Massachusetts Institute of Technology (MIT), comparó un documento de trabajo de 94 páginas sobre el salario mínimo con “ser golpeado hasta la muerte con un bate de plástico Nerf” y creó un hashtag de Twitter, #ThePaperIsTooDamnedLong.

“Fue un artículo muy bueno”, dijo Autor en una entrevista posterior, pero lo desalentó porque representó la “Verborrea de nuestro actual estado de erudición”.

Vayamos al grano: los economistas quieren que los economistas hablen menos. AEA anunció a finales del año pasado que lanzaría una revista dedicada a publicar solo artículos concisos, al menos para los estándares de los economistas -- nada más allá de seis mil palabras, o alrededor de 15 páginas a doble espacio (en comparación, este artículo es esbelto con sus 967 palabras).

“Ciertamente, no todos los artículos deben ser cortos”, dijo Amy Finkelstein, economista del MIT que es editora y fundadora de lo que se llama American Economic Review: Insights. “Pero, por otro lado, no todos los documentos deben ser largos”.

Observó que los artículos originales de Paul Samuelson y John Nash de la década de los cincuenta ocuparon solo unas cuantas páginas para transmitir los hallazgos sobre los bienes públicos y la teoría de juegos; ambos más tarde ganaron el Premio Nobel de Economía. Algunas revistas actuales parecen estar recelosas de publicar tales lecturas rápidas.

“Si quiere publicar un artículo en una revista destacada, incluso si cree que tiene una idea clave que puede transmitirse de manera sucinta, los árbitros no lo aceptarán”, dijo Finkelstein.

Entre 1970 y 2017, la duración promedio de los artículos publicados en cinco de las revistas de economía mejor clasificadas aumentó de 16 a 50 páginas, de acuerdo con un análisis realizado por Stefano DellaVigna y David Card, economistas de University of California y Berkeley, respectivamente.

Los artículos más extensos pueden incluir análisis estadísticos más sólidos, incurrir en argumentos multifacéticos o abordar temas complejos. Algunos economistas especulan que la inflación en papel también es producto del laborioso proceso de revisión de los colegas, en el cual otros economistas actúan como árbitros y correctores, quienes luego exigen cualquier cantidad de adiciones antes de su publicación.

“Todo estaría bien si no costara redactar los artículos ni tampoco costara leerlos”, dijo Autor. “Pero nada de eso es cierto”.

No es inusual que los economistas incluyan una serie de comprobaciones estadísticas para confirmar la validez de cada hallazgo, puntos similares con varios conjuntos de datos diferentes, revisiones extensas de investigaciones pasadas, múltiples apéndices con detalles técnicos y páginas tras páginas de fórmulas llenas de letras griegas que requieren, bueno, tener un doctorado en filología para comprenderlas.

“Eso es malo para todos”, dijo Katharine Anderson, economista de Carnegie Mellon University. “Es malo para los autores, ya que toma años preparar un artículo que cualquiera pudiera considerar publicar. Es malo para los árbitros porque hay que leer un documento de 40 a 60 páginas que en resumidas cuentas podría resultar una porquería”.

En cuanto a la verdadera audiencia, dijo, “leer un artículo implica un verdadero compromiso real en ese momento”.

Uno de los problemas, dijo, es que la norma en economía es que cada artículo trate una serie de temas diferentes, todos los cuales deben ser respaldados y verificados, mientras que otros campos académicos tienen una mayor tolerancia con los artículos que realizan una o dos observaciones claves.

Los economistas también tienden a escribir a la defensiva, incluido el material redundante, incluso en las primeras versiones de los artículos para evitar posibles objeciones que podrían surgir durante el proceso de revisión, dijo Samuel Bazzi, profesor de economía de Boston University.

Desde una etapa inicial de su carrera académica, “es evidente que es necesario cumplir una larga lista de elementos para convencer realmente a la gente de que la forma en que interpreta los resultados es la manera correcta de hacerlo”, dijo Bazzi.

Eso es más o menos lo que sucedió con el documento de trabajo de 94 páginas que Autor criticó en la conferencia de AEA en enero pasado. Cuando se trata de anticipar las posibles críticas sobre un tema controvertido como el salario mínimo y ubica su investigación en la profunda literatura existente sobre el tema, eso “rápidamente suma a un trabajo ya de por sí extenso”, dijo Arindrajit Dube, economista de University of Massachusetts-Amherst, uno de los coautores del artículo.

Dube dijo que dicho artículo está ahora en proceso de revisión antes de su publicación --incluido satisfacer una solicitud para abreviarlo.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 10/08/2018

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