Donald J. Trump, el presidente de Estados Unidos, insiste en imponer aranceles de 25% a las importaciones de automóviles de otros países, equivalentes hasta 200 mil millones de dólares, a pesar que sus asesores económicos le han aconsejado no hacerlo, reportó el periódico estadounidense The Washington Post, con base en tres personas con conocimiento de la postura de la Casa Blanca.

     Trump planea imponer esas medidas proteccionistas a finales de este año y ha pedido al Departamento de Comercio, a legisladores del Partido Republicano y a empresarios de la industria automotriz estadounidense que confíen en él y sus estrategias de negociación.

     “Se ha hecho cada vez más desafiante con su estrategia comercial, siguiendo sus propios instintos e intuición y desechando las advertencias de su círculo más cercano”, dijo el diario estadounidense, con base en la información que recogió de personas cercanas al asunto. “Él le ha dicho a sus asesores y a políticos republicanos que simplemente confíen en su perspicacia con los negocios”.

     Con ese objeto fue que el gobierno estadounidense inició una investigación sobre el riesgo que plantea para la seguridad nacional del país la importación de automóviles y autopartes manufacturadas en otras naciones, una pesquisa que podría derivar en aranceles o cuotas para las compras de esos vehículos.

     Claro que en las audiencias públicas de esa indagación, realizadas con la participación de empresarios del sector automotor de Estados Unidos, congresistas de ese país y funcionarios de otras naciones, la recomendación para Trump fue no imponer alguna medida proteccionista en esa industria porque acabaría por resultar contraproducente para la economía más grande del mundo.

     La ocasión previa que la Casa Blanca ordenó un proceso similar fue cuando realizó audiencias públicas para imponer tarifas a importaciones de acero y aluminio, en las que diversos sectores apoyaron las medidas proteccionistas, algo que no ocurrió en el sector automotor.

     A diferencia del acero y aluminio, la acción “en automóviles no tuvo prácticamente a nadie del sector productivo norteamericano respaldándola en los testimonios públicos”, dijo Ildefonso Guajardo, secretario de Economía, en una conferencia de prensa realizada hoy en Ciudad de México, por la visita de la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland.

     “En el caso de acero y aluminio sí hubo testimonios empujándola”, agregó Guajardo Villarreal ante reportes. En el caso de los autos “prácticamente, a excepción de una contribución al testimonio público, el 99% de los que se expresaron en Estados Unidos fue en contra” de la medida.

     En las audiencias públicas que el Departamento de Comercio celebró la semana pasada en Washington, D.C. participaron diversos ejecutivos y funcionarios en más de dos mil testimonios, entre los que se contó el presentado por el embajador de México en Estados Unidos, Gerónimo Gutiérrez.

     Por su parte, el gobierno de Canadá también desestimó la investigación por riesgos a la seguridad nacional estadounidense en la importación de vehículos y autopartes, una industria en la que Canadá y México son sus principales socios comerciales.  

     “La sola noción de que lo carros y autopartes canadienses puedan ser una amenaza a la seguridad nacional [de Estados Unidos] es francamente ridícula”, dijo Chrystia Freeland, la canciller canadiense, durante la conferencia de prensa en la Ciudad de México.

     Pese a esas posturas, además de las de sus propios asesores, Trump parece no seguir los consejos de diversas personas, quienes le han advertido el potencial daño que ejercerían esas medidas proteccionistas sobre la industria de su país, de acuerdo con The Washington Post.

 

 


Fecha de publicación: 25/07/2018

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