7 de mar. (Dow Jones) -- Perjudicados por el deslizamiento cada vez más profundo del dólar, analistas e inversionistas están estudiando los pasados períodos de debilitamiento de la moneda estadounidense en busca de pistas sobre lo que podría suceder a continuación.

La divisa estadounidense ha caído 11% desde finales de 2016 frente a sus principales socios comerciales, incluido un descenso de 2.7% este año en el índice WSJ Dollar Index.

Eso está sorprendiendo a muchos en Wall Street, donde se ha anticipado la fortaleza del dólar a medida que una serie de incrementos en las tasas de interés de la Reserva Federal ha ampliado el diferencial de rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos con respecto a los valores comparables como los bonos alemanes.

Esta brecha de rendimiento es, por lo general, uno de los factores determinantes más importantes del desempeño del dólar, ya que los mayores rendimientos tienden a atraer capital a los bonos del gobierno con el mayor rendimiento. Eso frecuentemente aumenta los valores de las divisas en un ciclo que a menudo beneficia a la moneda que tiene el mayor rendimiento, como se vio en los años posteriores a 2011, cuando el dólar se apreció fuertemente en un momento en que mejoró el crecimiento de Estados Unidos.

Pero eso no está funcionando en esta ocasión. Recientemente, el bono del Tesoro de Estados Unidos a 10 años tuvo un rendimiento de 2.87%, en comparación con un rendimiento de 0.66% del bono alemán con similar vencimiento. El diferencial (spread en inglés), entre esos dos rendimientos llegó el mes pasado a su nivel más amplio desde el comienzo de 2017, que fue justo después de que dicho diferencial alcanzó un máximo histórico.

¿Qué está sucediendo? Algunos analistas dicen que el dólar sigue siendo caro en comparación con otras monedas incluso después de su reciente declive, mientras que otros dicen que el crecimiento económico de Europa, Japón y los mercados emergentes parece estar a punto de registrar un mayor repunte que el de Estados Unidos. Otros señalan los paralelismos con períodos anteriores de debilidad del dólar, al tiempo que recalcan que esas comparaciones se realizan de manera relajada porque muchas dinámicas económicas, políticas y de mercado en períodos anteriores no se aplican a ésta y viceversa.

Cualquiera que sea la razón, está claro que los inversionistas esperan que empeore la depreciación del dólar. Los fondos de cobertura y otros inversionistas especulativos están sosteniendo aproximadamente ocho mil millones de dólares en apuestas frente al dólar, de acuerdo con los datos de Commodity Futures Trading Commission, y 19 mil millones de dólares en apuestas a que el euro se fortalecerá.

“La gente no discierne con claridad por qué el dólar no se está beneficiando de los rendimientos de Estados Unidos que han estado subiendo tan rápido”, dijo Sireen Harajli, estratega de divisas del Banco Mizuho. “Creo que eso se debe a las preocupaciones sobre el déficit presupuestal de Estados Unidos”.

Los analistas de Capital Economics dijeron que la caída actual del dólar “recuerda la de mediados de la década de 2000”, cuando la moneda cayó significativamente a pesar de que la Fed subió las tasas de interés en Estados Unidos. El culpable entonces, y tal vez ahora: las expectativas del mercado de que aumentarán los déficits presupuestales del gobierno de Estados Unidos y también la cuenta corriente de la nación.

Déficits comerciales más amplios de Estados Unidos han sido una característica común de los mercados bajistas del dólar. La fuerte caída del dólar en la década de los setenta se produjo cuando Estados Unidos pasó de un superávit a un déficit comercial cada vez mayor, esto aunado al colapso del patrón oro y la batalla contra la inflación con una década de duración.

En la década de los ochenta, la racha al alza del dólar de siete años volvió a suscitar preocupaciones sobre el déficit comercial estadounidense, el cual estaba distorsionando balanzas comerciales en Europa y Japón.

En 1985, los gobiernos de Estados Unidos, Japón, Alemania Occidental, Francia y Reino Unido firmaron el Plaza Accord en un intento por debilitar la moneda estadounidense.

Hay ventajas en la caída del dólar. En los últimos años, su fortaleza socavó las exportaciones al hacer que los productos estadounidenses fueran menos competitivos en el extranjero, afectando las ganancias corporativas de las empresas multinacionales. Un dólar fuerte también puede amenazar a las economías de los mercados emergentes al hacer que sus deudas en dólares sean más caras de solventar.

“Las caídas en el valor del dólar engrasan las ruedas del sistema financiero global, impulsando la liquidez global mediante el fortalecimiento de los balances y mitigando los desajustes monetarios”, dijeron analistas de Oxford Economics en una nota de investigación.

Benn Steil, director de economía internacional en Council on Foreign Relations con sede en Nueva York, opina que las comparaciones con los ciclos bajistas del dólar de épocas pasadas son de poca utilidad debido a los factores idiosincrásicos en cada período. Aunque el vínculo con las tasas de interés se ha perdido últimamente, todavía cree que las tasas más altas en los Estados Unidos se convertirán en el principal impulsor del dólar este año.

“Los mercados han sido extremadamente sensibles en los últimos 10 a 15 años a los diferenciales relativos en las tasas de interés”, dijo. “En igualdad de condiciones, espero que este sea un buen año para el dólar”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

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Fecha de publicación: 07/03/2018

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