En la actualidad hay nuevas y exóticas formas de despedir a un ser querido. Foto de archivo.

Ahora hay nuevas formas de decirle adiós a un ser querido.

Mientras que muchos aún recurren a los ritos funerarios que han consolado a muchas generaciones, otros, liderados por los nacidos después de la Segunda Guerra Mundial, están adoptando una táctica diferente a la usada por sus padres y abuelos.

En su lugar, están eligiendo memoriales personalizados y simbólicos: una fiesta con una banda de punk para un artista del tatuaje, o una reunión en un hangar del aeropuerto para el mecánico devoto.

“Se trata más de la vida per se que de un ritual religioso”, dijo Jimmy Olson, vocero de National Funeral Directors Association (NFDA).

Una sociedad que está cambiando de manera incesante está incitando dicha tendencia.

De acuerdo a un informe de 2014 de Pew Research Center, casi una cuarta parte de los adultos en Estados Unidos no están afiliados a ninguna religión organizada. El aumento en las cremaciones, que ahora superan en número a los entierros, ofrece un margen de maniobra para saber cuándo y dónde celebrar las pompas fúnebres.

Aunque hay algunas leyes sobre dónde se pueden dispersar las cenizas, muchas personas las propagan a escondidas en lugares especialmente significativos. El año pasado, más de la mitad de las mil personas encuestadas asistieron a un memorial en un lugar no tradicional, en un patio trasero, en la cima de una montaña, a bordo de un bote, dijo NFDA.

Estos eventos no tradicionales han dado lugar a los celebrantes funerarios que diseñan pompas personalizados desde 250 hasta mil dólares. Pam Vetter, una celebrante funeraria certificada de Los Ángeles, dijo que decidió incursionar en este campo después que su hermana murió de cáncer y que el pastor de su iglesia se negó a mostrar un video de despedida. Vetter tiene un podio, un equipo de sonido y un reproductor de CDs que usa para realizar pompas fúnebres en jardines, casas y a bordo de yates.

El estira y afloja entre lo viejo y lo nuevo pone nerviosos a algunos. Jennifer FitzPatrick, una experta en el cuidado de personas que escribe sobre el duelo y que aconseja a las personas que escriban sus deseos para el final de su vida, se alarmó cuando su padre, Hank Lubaczewski, dijo que no quería un funeral.

Cuando murió en junio de 2017, FitzPatrick, miembro de una familia católica polaca de Philadelphia, se preocupó por la reacción de sus parientes mayores pero decidió, junto con sus hermanos, invitar a personas al restaurante Giuseppe's para comer espagueti y albóndigas y degustar Coors Light, la cerveza favorita de su padre.

Llevaron su iPod, con su lista de canciones favorita que incluía a Tom Petty y Barbra Streisand. Todos dijeron eso fue “muy Hank”. Sin embargo, FitzPatrick sintió que algo faltaba. “No soy un católica practicante, pero encuentro paz en algunos rituales y funerales”.

Incluso a medida que se descartan las reglas, aún permanecen algunas constantes.

William Hoy, un consejero del duelo y profesor de humanidades médicas en Baylor University, exhorta a las personas a no demorar demasiado los memoriales, lo que puede suceder cuando se incinera a alguien. Recuerda a una hija que quería un memorial de primavera para su madre que había muerto antes de las vacaciones de Navidad. Las amigas de la mujer mayor estaban inquietas. “El problema es que pospones el duelo”, dijo.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 14/03/2019