26 de ago. (Sentido Común) -- Los gobiernos de Estados Unidos y México avanzaron durante el fin de semana para estar, al parecer, muy cerca de contar con un acuerdo en principio que permitiría en los siguientes días invitar a Canadá a revisar lo acorado para poder prolongar, con el aval de las tres naciones, la existencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que entró en vigor en 1994.

De acuerdo a diversos medios, los jefes negociadores de ambos países lograron  remover casi ya todos los obstáculos que hasta ahora habían impedido anunciar el fin de las negociaciones y la llegada a buen puerto del esfuerzo que iniciaron hace poco más de un año para reescribir el tratado trilateral, gracias al cual el comercio y la inversión en Norte América ha crecido a tasas de doble dígito desde 1994, cuando comenzó a operar el TLCAN.

Si los dos gobiernos concluyen con éxito las negociaciones y si Canadá acepta lo acordado y resuelve sus diferencias bilaterales con Estados Unidos, entonces los tres gobiernos procederán a rubricar el nuevo TLCAN, o el TLCAN 2.0 --como también creen que se conocerá al pacto comercial, empleando la terminología de Silicon Valley.

“Nuestra relación con México se está mejorando cada hora. Hay muy buenas personas con el nuevo y viejo gobierno [mexicano] y todas trabajando juntas. . . Un gran acuerdo comercial con México podría estar sucediendo pronto”, escribió el presidente estadounidense, Donald J. Trump, en su cuenta de Twitter el sábado, en relación a los avances que estaban logrando los negociadores de ambas naciones durante el fin de semana.

De acuerdo a tres fuentes cercanas a las negociaciones que fueron consultadas por la agencia de noticias Bloomberg News, los negociadores lograron ya importantes acuerdos en diversos temas, hasta ahora álgidos, como el automotriz y energético.

Al mismo tiempo, el periódico The Wall Street Journal reportó, con base también en gente cercana a las pláticas, que los negociadores estaban debatiendo la propuesta de excluir a algunas industrias de los sistemas de resolución de controversias que prevé el acuerdo trilateral actual, algo que de aceptarse por las partes eliminaría otros de los asuntos contenciosos que tenían Estados Unidos y México en sus respectivos esfuerzos para modernizar el TLCAN.

La propuesta de eliminar esos sistemas de resolución de controversias, principalmente en materia de inversión, no es necesariamente bien vista por ciertas industrias que temen quedar desprotegidas cuando enfrenten una resolución en su contra en inversiones que realicen en otra nación norteamericana y distinta a su país de origen.

De ahí que los negociadores estén viendo la posibilidad de sólo mantener el mecanismo de resolución de controversias para aquellas industrias que dependen de contratos, o concesiones gubernamentales, como son las industrias energética, minera y de telecomunicaciones.

Esto con el afán de brindar protección a esas industrias de acciones indebidas de por parte de alguno de los tres gobiernos de América del Norte que conforman el TLCAN.

El entusiasmo por un posible acuerdo entre Estados Unidos y México lo reiteró Ildefonso Guajardo, el jefe negociador del gobierno mexicano y quien al ingresar el domingo a las oficinas de US Trade Representative (USTR), la agencia estadounidense encargada de los acuerdos comerciales, en Washington, D.C., dijo: “La historia de este tipo de negociaciones siempre se define en los últimos momentos, y yo diría que estamos prácticamente en las últimas horas de esta negociación”.

“Haremos todo lo posible para tratar de llegar a un acuerdo”, agregó en un encuentro con periodistas.

Si esos ocurre, el también secretario de Economía mexicano dijo que requerirían aproximadamente una semana más para poder resolver algunas diferencias que podrían tener con Canadá, una vez que el equipo negociador de ese país regresara a la mesa de negociación.

Para Guajardo, ni Estados Unidos ni México deben cantar victoria hasta que el equipo canadiense también acepte lo acordado por sus socios.

Una vez que los tres países hayan logrado limar sus diferencias, entonces los presidentes, o jefes de Estado, de cada nación, rubricarán el tratado para que posteriormente sea ratificado, o no, por sus respectivos poderes legislativos.

 



Fecha de publicación: 24/08/2018

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