15 de mar. (Bloomberg) – En México, los observadores de la industria tienen dudas sobre el plan del precandidato presidencial favorito para construir nuevas refinerías que podrían costar de seis mil a 10 mil millones de dólares.

La propuesta del líder izquierdista Andrés Manuel Obrador se presenta en un momento en el que el país se vio obligado a importar 75% de la gasolina que consumió en enero, mientras que las refinerías estatales de Petróleos Mexicanos están diezmadas debido a una serie de desastres naturales.

El año pasado, las plantas estaban operando a menos de la mitad de su capacidad de procesamiento de crudo, generando dudas sobre la construcción de nuevas plantas cuando las actuales tienen el potencial de producir mucho más combustible.

Aunque es conveniente señalar que no se producirían los suficientes combustibles que requiere el país y por ello tendría que importarse, con la consecuente y onerosa derrama de recursos para el país.

Además, las gasolinas que se comercialzian en México son más caras que las que se venden en Estados Unidos, afectando así la economía de los consumidores, tanto de manera directa a la hora de adquirirla como indirectamente, por la inflación que esto provoca en otros productos de consumo cuyo transporte se realiza en vehículos propulsados por gasolina o diésel. 

Abel Hibert, asesor económico de López Obrador, dijo a Bloomberg el mes pasado que las nuevas refinerías podrían costar entre seis mil y 10 mil millones de dólares. Analistas de la industria señalan los altos costos y los desafíos políticos como obstáculos para atraer inversiones para construir una nueva refinería en México.

“No creo que nadie quiera comenzar a construir una refinería en México”, dijo Robert Campbell, jefe de investigación de productos petroleros de Energy Aspects en Nueva York. “Las refinerías son extraordinariamente caras y la incertidumbre política en México hace que ese tipo de inversión sea imposible. El país no necesita nuevas refinerías, necesita actualizar sus refinerías”.

Por ahora, al menos, la compañía petrolera controlada por el estado tiene la misma opinión.

La estrategia de Pemex es reconfigurar las plantas existentes para producir gasolina y productos petroleros de mayor calidad con una menor inversión, dijo un vocero de Pemex que pidió no ser identificado, citando una política interna.

Es probable que bajo la propuesta de López Obrador las plantas pudieran ser operadas por Pemex y financiadas por el estado o mediante alianzas público-privadas, aunque las fuentes del cuantioso financiamiento requerido aún no se han definido, de acuerdo con Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido opositor que lidera las encuestas para las próximas elecciones.

Un portavoz de López Obrador no respondió a una solicitud para que comentara sobre el tema.

Los planes de Pemex para atraer inversiones privadas se han materializado lentamente, y se han anunciado unos cuantos tratos para remodelar refinerías. La producción anual de refinación de la empresa en 2017 fue la más baja en 27 años. Eso, combinado con la baja producción de petróleo llevó a paraestatal a registrar una pérdida de 352 mil 300 millones de pesos (19 mil millones de dólares) en el primer trimestre, la segunda mayor pérdida de la compañía.

“Será difícil que un proyecto de refinería de México compita con Estados Unidos, uno de los mercados más eficientes del mundo en refinación”, dijo Pablo Medina, vicepresidente de Welligence, una consultoría petrolera enfocada a Latinoamérica  en Houston. “Hasta ahora, nadie ha levantado la mano”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 15/03/2018

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