12 de mar. (Sentido Común) -- Ricardo Anaya, el candidato presidencial de la coalición Por México al Frente formada por los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC), ha sufrido una andanada de cuestionamientos por parte de las autoridades, sus rivales políticos y algunos medios de comunicación.    

     La intención de inmiscuirlo en un caso de lavado de dinero por la compra de un terreno, la construcción sobre él de una nave industrial y su posterior venta a una compañía aparentemente vinculada con el empresario Manuel Barreiro, de quien se sospecha blanqueó dinero con la transacción, buscaba al parecer desbancarlo del segundo sitio que hoy Anaya ocupa en las preferencias electorales.

     Sin embargo, lejos de alcanzar esas metas, las acusaciones en contra de Anaya han más que nada consolidado su posición como el candidato que más probabilidades tiene de competir por la presidencia de México contra el puntero Andrés Manuel López Obrador, de la coalición Juntos Haremos Historia, aunque aún lejos de él, por 10 puntos porcentuales, de acuerdo al promedio de las últimas encuestas sobre el proceso electoral que vive el país.

     Incluso, las acusaciones indirectas contra Anaya, quien ha negado, en repetidas ocasiones y con diversas explicaciones que estuviese involucrado en actividades de lavado de dinero, han generado la sospecha de que la Procuraduría General de la República (PGR), que depende del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, está actuando de manera facciosa para intentar impulsar la campaña de José Antonio Meade, el candidato del partido en el poder.  

     “El gobierno hubiera podido desplegar su capacidad de procuración de justicia para actuar en materia de lavado de dinero contra muchos otros políticos. . . Pero no lo hicieron”, escribió el analista político Carlos Elizondo Mayer-Serra, en una columna de opinión en el periódico Excélsior. “Prefirieron irse solo contra Anaya”.

     Hasta ahora no es claro si la PGR tiene una carpeta de investigación en contra de Anaya, o si éste cometió algún delito. 

     Anaya Cortés, sin embargo, ha aprovechado el mal uso que está aparentemente haciendo Peña Nieto de la PGR para reforzar su mensaje de que si gana la presidencia combatirá con vigor la corrupción y la impunidad que tanto aquejan a México, agregando que incluso podría investigar al mismo presidente por actos de corrupción.

     “El gobierno de Enrique Peña Nieto ha emprendido en mi contra un brutal ataque para intentar sacarme de la elección presidencial, mediante el uso faccioso e ilegal de instituciones como la PGR”, dijo Anaya, en un mensaje ofrecido ante medios de comunicación. “Señor presidente, le digo con respeto, serenidad y firmeza: así no, saque las manos del proceso electoral y deje que el pueblo de México elija en completa libertad”.

     Las palabras de Anaya han tenido quizás más eco en la sociedad que la aparente estrategia gubernamental por reducir su popularidad entre los electores. La campaña en contra del candidato de la coalición Por México al Frente no ha logrado su objetivo de posicionar a Meade, quien compite por los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (Panal), en el segundo sitio.

     Si bien las primeras encuestas que han salido tras el escándalo de la nave industrial queretana muestran que Anaya bajó un par de puntos porcentuales en las preferencias electorales, el mayor impacto lo resintió Meade, quien se alejó aún más tanto de Anaya como de López Obrador.

     Por ejemplo, en la encuesta de la empresa de investigación de mercado y opinión pública Parametría de la semana pasada, Anaya permaneció en segundo lugar, aunque perdió dos puntos, al lograr una preferencia electoral de 21%. Por su parte,  Meade continuó en tercer lugar y también cayó dos puntos al situarse en 15%.

     Los dos candidatos perdieron así terreno contra López Obrador, candidato presidencial de los partidos Movimiento Regeneración Nacional (Morena), del Trabajo (PT) y Encuentro Social (PES), quien además ganó un punto y alcanzó 35% de las preferencias electorales.

     La encuesta de Parametría mostró resultados similares a los que un día después registró Ipsos, otra empresa dedicada a medir la opinión pública, que ubicó a López Obrador con 36.3%, Anaya en segundo lugar con 22.7% y finalmente Meade, en tercer lugar con 15.1%.

     “El error de la PGR ha permitido a Anaya pasar, de dar explicaciones, a la ofensiva”, escribió el periodista Carlos Puig en una reciente columna de opinión que tituló ¿Se pasaron? en el periódico Milenio. “Yo no sé de estrategia electoral, pero a veces parecería que los que se dedican a eso, tampoco”.

     Las actuaciones de la PGR, que incluyó la publicación, para algunos indebida, de un video de una conversación privada de Anaya con sus asesores en sus instalaciones, han llevado a muchos a ver similitudes con el intento de desafuero que impulsó entre 2004 y 2005 el entonces presidente Vicente Fox, del PAN, contra López Obrador.

     En aquellos años, López Obrador era jefe de gobierno del Distrito Federal y una de las figuras con mayor probabilidad de llegar a Los Pinos en la contienda presidencial de 2006.

     Fox pidió que el Congreso quitara el fuero a López Obrador, como se conoce a un procedimiento cuyo objetivo es quitar la protección que da la ley a ciertos funcionarios con la intención de juzgarlos, para procesarlo por un supuesto desacato a una decisión judicial, sólo para posteriormente arrepentirse y no levantar cargos en su contra.

     Esa elección la perdió finalmente López Obrador por un estrecho margen de 0.6 puntos porcentuales contra Felipe Calderón, el candidato del PAN.

     Así el PRI, al parecer, busca ubicarse como la segunda mejor opción para luego, en una eventual carrera de dos, derrotar a López Obrador buscando el voto de quienes no se sienten atraídos por sus planteamientos adversos al libre mercado, tal como lo hizo Calderón en 2006, tras la caída a un remoto tercer lugar del priísta Roberto Madrazo.

     Sin embargo, esa estrategia, podría, por ahora, no estar dando los resultados esperados ya que la situación actual que vive el país no es la misma de hace 12 años.

     “La diferencia es el grado actual del sentimiento anti-priista del electorado”, escribió el economista, ex secretario de Energía y ex director general de Petróleos Mexicanos, Jesús Reyes Heroles, en una columna del diario El Universal. Ese es “el principal reto para el candidato Meade, al que siguen abonando desde el gobierno”.

     Incluso, para algunos analistas la campaña contra Anaya más que permitirle subir a Meade al segundo lugar, está teniendo un efecto no deseado: ampliar la brecha entre el candidato puntero y los demás participantes, algo que podría al final lograr que López Obrador gane la contienda electoral el próximo 1 de julio.

     “Al paso que va el gobierno, lo más que puede lograr con la estrategia de utilizar a la PGR como spot anti-Anaya es hacer presidente a López Obrador con un amplio margen”, agregó Elizondo Mayer-Serra, en su columna de Excélsior. Al final “ha pesado más el apellido PRI, que el nombre José Antonio”.

 




Fecha de publicación: 12/03/2018

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