Arabia Saudita, con la ayuda de EUA, está dejando atrás años de rencor con su vecina Irak y montando un amplio esfuerzo para ganarse la lealtad de Bagdad y, al mismo tiempo, diluir la influencia que tiene Irán en el decisivo aliado de Estados Unidos.

     Las autoridades sauditas están cortejando a los líderes chiitas de Irak, expandiendo la presencia diplomática del reino, inaugurando vuelos directos y reabriendo los cruces fronterizos cerrados durante décadas en la frontera fuertemente fortificada que tiene aproximadamente mil kilómetros de longitud.

     “Compartimos los vínculos históricos, culturales y sociales con Irak”, dijo Thamer al-Sabhan, secretario de Estado para Asuntos del Golfo después de detenerse en el recién reabierto paso fronterizo de Arar. “En todo caso, creo que deberíamos avanzar aún más rápido”.

     Éste cambio representa un avance político y económico para el gobierno iraquí ahora que trata de expulsar al Estado Islámico de su país y que busca reconstruirse de la devastación que dejaron años de enfrentamientos bélicos.

     Para Washington, esto forma parte de un esfuerzo para alinear a Irak “un poco más con Arabia Saudita y Turquía, y también para frustrar un poco la influencia iraní”, dijo un funcionario estadounidense, quien describió la amistad saudita-iraquí como un prioridad para la administración Trump. “Nunca es demasiado tarde”.

 



Fecha de publicación: 23/08/2017

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