Caracas, Venezuela, 10 de jun. (Dow Jones) -- Para la mayoría de los venezolanos que sufren escasez de alimentos, Lorenzo Mendoza y la compañía que dirige, Empresas Polar, son proveedores confiables de todo, desde pasta hasta cerveza. Pero para un gobierno populista que está siendo acosado, él es un traidor responsable de las carencias.

"Usted, parásito", dijo el presidente Nicolás Maduro recientemente en un discurso televisado en el que acusó a Mendoza y a Polar de acaparar productos como parte de "una guerra económica" para derrocar a su gobierno. "Su error puede terminar muy mal para usted, parásito, oligarca, melenudo".

Los insultos, últimamente acompañados con amenazas de expropiación, son parte de los crecientes problemas que enfrenta el mayor conglomerado privado de Venezuela y Mendoza, un director ejecutivo de 50 años famoso por recordar los nombres de los trabajadores de la línea de producción y maquinistas en sus visitas a las lejanas plantas.

Después de 17 años de gobierno socialista, los problemas económicos de Venezuela son tan profundos que los enemigos de Mendoza que pertenecen al gobierno incluso pudieran no tener que recurrir a la expropiación. Polar dice que se está ahogando en silencio por el control de precios y la burocracia, impedida de acceder a los dólares controlados por el gobierno que necesita para sufragar sus importaciones de materias primas y obligada a suspender periódicamente las operaciones en una fábrica tras otra.

En abril, la compañía cerró sus cuatro cervecerías de Venezuela, al no poder importar cebada, antes de obtener un préstamo del extranjero que le permitirá reiniciar operaciones en julio.

"Esto es muy serio. Estoy muy preocupado", dijo Mendoza, quien había estado renuente a hablar en público acerca de los problemas de su empresa, en una entrevista reciente con Dow Jones. "Por el momento, el gobierno nos está asfixiando".

Todo esto es parte de una espiral descendente que está perjudicando a Venezuela, país que tiene reservas probadas de petróleo que son mayores que las de Arabia Saudita, pero que ahora tiene tan poco efectivo que no puede pagar las importaciones de alimentos necesarias para alimentar a 30 millones de personas.

Debido a la fuerte caída del precio del petróleo, las importaciones se han reducido 60% este año en comparación con 2012, la mayor registrada en la historia moderna del país, dijo Bank of America.

Un tercio de los hogares venezolanos realizan únicamente dos comidas diarias, dijo el encuestador Venebarómetro recientemente, mientras que 13% come solo una vez al día. Las colas se extienden a lo largo de manzanas alrededor de los mercados; el saqueo de tiendas que venden alimentos es común.

Durante años, Polar ha sobrevivido como un bastión de la libre empresa en un país que va en la dirección opuesta. El Banco Mundial sitúa a Venezuela en el lugar número 186 de 189 en su lista de los países donde es más fácil hacer negocios, justo por delante de Sudán del Sur.

La compañía ha resistido las críticas públicas fulminantes del gobierno de Maduro y las de su antecesor, Hugo Chávez, quien al amenazar con expropiar algunas instalaciones de Polar en 2010 le dijo a Mendoza "Usted es el rico y se va ir al infierno, al cielo no va a ir a parar”.

A pesar de que el estado ha expropiado mil 200 granjas, empresas y otras empresas privadas, los gobiernos de Chávez y de Maduro han estado muy cerca de hacerlo cuando se trataba de Polar.

Ahora, en discursos transmitidos a través de varios canales de televisión estatales, funcionarios del gobierno culpan a Mendoza de ayudar a hundir una economía que el Fondo Monetario Internacional dice que se contraerá 8% este año.

William Contreras, el superintendente de una agencia estatal llamada Costos y Precios Justos, dijo la semana pasada que Mendoza debe enfrentar cargos criminales.

Los correos electrónicos y las llamadas telefónicas dirigidas a altos funcionarios del gobierno para discutir la política hacia Polar no fueron no recibieron contestación alguna.

Mendoza, que ha evitado arremeter contra el gobierno, niega hacer algo para debilitar la economía y dijo que no aceptará ninguna invitación de los funcionarios para sentarse y discutir soluciones. Lo que no comprende son los insultos personales, que según él asustan a sus hijos pequeños.

"No estoy acostumbrado y no es natural, este nivel de, llamémosle, agresión", dijo Mendoza, que acostumbra tener el cabello un poco largo. "Lo que han hecho es insultarme, desacreditarme sin razón. A veces es porque supuestamente estoy conspirando quién sabe con quién y dónde. Pero aquí estoy en Caracas".

Pero el empresario privado más prominente de Venezuela tiene un as bajo la manga: el público venezolano.

Los venezolanos están relacionados con Polar, una empresa que comenzó como un fabricante de cerveza en las afueras de la capital y que luego creció al hacer adquisiciones oportunas y lanzar al mercado productos asequibles que se convirtieron productos de consumo básico de todos los días.

Una encuesta de marzo realizada por Consultores 21, un encuestador Caracas, mostró que 80% de los venezolanos tiene una imagen positiva de la empresa y que 81% rechaza la intervención del gobierno en la empresa.

"Los ataques contra Polar no tienen sentido", dijo Iraida Fuentes, de 55 años, que vive en un barrio popular de la capital. "Ellos nos proporcionan comida. Si salen del país, nos vamos a morir de hambre".

Mendoza, cuyo abuelo fundó la empresa en 1941, comenzó a trabajar en las fábricas y almacenes de Polar durante sus vacaciones de verano. Ahora pasa su tiempo reunido con sus ejecutivos que tratan de asegurar la supervivencia de Polar.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo

                                                                                    

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Fecha de publicación: 10/06/2016