Por lo menos hasta ahora, la disputa comercial que Trump suponía ganar con comodidad realmente la está perdiendo. Foto archivo.
Por lo menos hasta ahora, la disputa comercial que Trump suponía ganar con comodidad realmente la está perdiendo. Foto archivo.

17 de abr. (Bloomberg) -- En marzo de 2018, el presidente Donald Trump hizo su famosa declaración de que “las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”. Poco más de un año después, parece que Trump está perdiendo la guerra comercial que comenzó con China.

     Los aranceles que Trump impuso a los productos chinos --y los aranceles adicionales que amenazó con imponerle-- pueden haber afectado a la economía china. La mayoría de las fuentes de datos indican que el crecimiento de China se desaceleró un poco en 2018.

     Dicha caída bien podría deberse a los esfuerzos del gobierno por limitar el crecimiento del crédito, pero muchos creen que los aranceles de Trump dañan la confianza de las empresas y socavan la inversión.

     Eso tiene sentido, ya que cualquier empresa que esté pensando en fabricar sus productos en China tendría que preocuparse de que Trump dificulte la venta de esos productos en Estados Unidos. La guerra comercial ha dado a las multinacionales un incentivo para acelerar sus planes para mudar a otros países su producción de China, y probablemente también haya hecho que las compañías chinas sean más cautelosas.

     Sin embargo, Estados Unidos también sufrió efectos colaterales por la guerra comercial. Los impuestos a los productos de fabricación china hicieron que subieran los precios que pagan los consumidores y fábricas estadounidenses por igual. Un par de estudios realizados por economistas especializados en comercio tasaron las pérdidas para la economía de Estados Unidos en decenas de miles de millones de dólares anuales.

     Eso no tomó en consideración el impacto adicional que implican las represalias chinas. Aunque Estados Unidos tiene un déficit comercial con China, todavía exporta casi 200 mil millones de dólares anuales a ese país. Los aranceles chinos afectaron duramente a los agricultores estadounidenses, ya que el país detuvo la mayoría de las importaciones de soya de Estados Unidos:

 

Exportaciones de soya

En los últimos tres meses, las importaciones de soya estadounidense que realiza China han caído a su nivel más bajo en tres años, en lo que debería ser la temporada alta

     Los inventarios han aumentado. Las exportaciones agrícolas de Estados Unidos, que habían estado creciendo de manera exponencial, comenzaron a caer, y los ingresos agrícolas disminuyeron.

     Los agricultores desesperados pidieron ayuda a Trump y él respondió con una ola de pagos directos a los agricultores. Pero depender de la generosidad del gobierno no es un modelo de negocio sustentable ni recomendable, y por ende ha comenzado a presentarse una ola de bancarrotas agrícolas. Hasta ahora, los agricultores no han abandonado a Trump políticamente, pero la amenaza es latente evidentemente.

     Esto muestra por qué China siempre estuvo en mejor posición para ganar la guerra comercial con Estados Unidos. El régimen autocrático de China es mucho menos vulnerable a los cambiantes vientos de la política que los políticos electos democráticamente en Estados Unidos.

     Además, China mucho más recientemente escapó de la pobreza, y sus residentes están más acostumbrados a capear las dificultades económicas. Dado que China todavía está poniéndose al corriente con el resto del mundo, una desaceleración ahí significaria pasar de un crecimiento anual de 6.5% a otro de 6 o 5.5%, mientras que una desaceleración en la economía más madura de Estados Unidos significaría un golpe significativo e incluso el estancamiento de su crecimiento.

     Trump ahora está en obvia retirada. La tregua comercial con China, promulgada a finales de 2018, dejó sin cumplir la mayoría de las metas por resolver más importantes de Estados Unidos --el robo de propiedad intelectual, manipulación de moneda, transferencia de tecnología forzada y el acceso al mercado chino.

     Esencialmente, China le comprará más productos agrícolas a Estados Unidos y algunas otras exportaciones, y Trump se tendrá que conformar con eso. Y es probable que un acuerdo final se parezca más a una derrota ignominiosa para la administración Trump.

      Mientras tanto, hay indicios de que la desaceleración china ha tocado fondo, dado que el gobierno ha recurrido a un nuevo estímulo económico.

     No obstante, los aranceles solo son un aspecto de la guerra comercial.

     Aunque ha estado menos a la vista del público, la lucha para controlar el futuro de la alta tecnología es posiblemente aún más importante para el equilibrio del poder económico entre Estados Unidos y China. Aunque el país también pueden estar perdiendo en ese frente también.

     Estados Unidos han estado presionando recientemente a Huawei Technologies, el principal fabricante de telecomunicaciones de China. Y ha tratado infructuosamente de influenciar a sus aliados para que no le compren tecnología inalámbrica 5G a la compañía, que algunos creen que es una rama del ejército chino.

     A los servicios de seguridad estadounidenses les preocupa que los productos 5G fabricados por Huawei puedan espiar las comunicaciones en todo el mundo. Pero en un gran revés a ese esfuerzo, Alemania dijo recientemente que no marginaría a Huawei.

     Mientras tanto, Estados Unidos ha implementado controles de exportación a muchos productos de tecnología del país.

     Muchos fabricantes chinos confían en la sofisticada tecnología estadounidense ---por ejemplo, algunos fabricantes chinos de circuitos dependen de los semiconductores de fabricación estadounidense.

     Los controles de exportación afectarán a la tecnología china en el corto plazo, pero a largo plazo estos simplemente podrían presionar a China para que acelere sus esfuerzos por replicar y superar los avances tecnológicos estadounidenses.

     En el pasado, Estados Unidos se han beneficiado de mantener el control de las partes de alto valor de la cadena de suministro, a pesar de subcontratar las partes de menor valor a China.

     Pero si China se pone a la par en tecnología, sus compañías comenzarán a competir más directamente con las estadounidenses, como lo hicieron las empresas japonesas en las décadas de los años setenta y ochenta.

     Así que el resultado de la guerra comercial de Trump es dudoso en todos los frentes. Sus feroces ataques infligieron cierto daño, pero China podría asumir las pérdidas y ahora está luchando con gran efectividad.

     Resulta que, desgraciadamente, las guerras comerciales no son tan fáciles de ganar como lo suponía Trump

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo              

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Fecha de publicación: 17/04/2019

Etiquetas: EUA China Disputa Guerra Comercial Tecnología Trump Déficit Comercial Soya Exportación Importación Economía Crecimiento Desaceleración