Técnicos calificados ayudaron a Pemex, hace unos años, a regresar al mercado de coberturas petroleras a fin de que la empresa pudiese asegurar ingresos mínimos por ventas de crudo en mercados de exportación. Foto AP/Dario Lopez-Mills.
Técnicos calificados ayudaron a Pemex, hace unos años, a regresar al mercado de coberturas petroleras a fin de que la empresa pudiese asegurar ingresos mínimos por ventas de crudo en mercados de exportación. Foto AP/Dario Lopez-Mills.

20 de feb. (Sentido Común) -- Para nadie es un secreto que el presidente Andrés Manuel López Obrador es un férreo crítico de los llamados tecnócratas, o aquellos funcionarios que fueron instruidos en las mejores universidades de México y del extranjero, para llevar a cabo tareas complejas del quehacer gubernamental.

     El mandatario incluso culpa en ocasiones a esos especialistas de la endeble situación financiera por la que atraviesa el gobierno y por la violencia, corrupción y desigualdad social que padecen muchas regiones del país.

     Al menospreciarlos, sin embargo, López Obrador podría hacer daño a las medidas que fueron diseñadas y ejecutadas por esos funcionarios de altos niveles técnicos y que han servido, en diversas ocasiones, para evitar un mayor deterioro de los llamados fundamentales macroeconómicos del país.

     Uno de ejemplo exitoso de ello fue el regreso de Petróleos Mexicanos, la empresa petrolera estatal, al mercado de coberturas de precios de crudo luego de más de una década de no hacerlo, más cuando eso se dio en un entorno de fuertes caídas de los precios internacionales del petróleo.

     Cuando el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto empezó el proceso de apertura del sector energético mexicano, al inicio de su administración, no esperaba que pocos meses después los precios del crudo iniciarían un largo camino de descensos que pondría en jaque a Pemex.

     Las razones para alarmarse por los efectos que tendría la baja de los precios en la situación de Pemex no eran menores.

     Para finales de 2015, la mezcla mexicana alcanzó un mínimo de 18.9 dólares por barril y para inicios de 2016 cotizó alrededor de 25 dólares. Los bajos precios presionaron la ya de por si delicada situación financiera de la empresa petrolera estatal, además de que redujeron de forma importante los ingresos de la administración que hasta unos años antes recibía cerca de 40% de sus ingresos de los recursos que le entregaba Pemex.

     De ahí que los directivos que llegaron a la petrolera en 2016, encabezados por José Antonio González Anaya –recientemente nombrado director de Pemex, optaran por elaborar una estrategia de negocios para poder resguardar las finanzas de la compañía estatal, y con ello las del país.

     Pocos meses después, como parte de esa estrategia, los ejecutivos retomaron una herramienta que la petrolera estatal había dejado de usar por 12 años y que comenzó a reusar con cuatro bancos --tres foráneos y uno local.

     Así, un día entre finales de 2016 e inicios 2017, Pemex regresó a los mercados de coberturas petroleras para resguardar el pago a un precio mínimo de su crudo de exportación. Con ello la petrolera, protegió sus ingresos frente a una eventual caída del precio del crudo.

     Para ello, Pemex invirtió más de 133 millones de dólares, una suma que le permitió adquirir las coberturas con las que fijó el precio del crudo en 42 dólares por barril para una producción total de 409 mil barriles diarios, o un aproximado de 98 millones de barriles que la empresa esperaba producir entre mayo y diciembre de 2017.

     La petrolera adquirió las coberturas en 39 transacciones en los mercados de derivados, con los bancos JP Morgan Chase, Bank of America Merrill Lynch, BNP Paribas y Citibanamex, de acuerdo con documentos obtenidos por Sentido Común a través de diversas solicitudes de acceso a información.

     Las coberturas petroleras son instrumentos financieros derivados que fijan un precio mínimo del barril que puede ser ejercido por la institución que las adquiere en caso de que ese precio resulte menor al esperado, aunque, en caso de que el precio sea mayor, entonces los contratos no son ejercidos y acaban representando sólo una erogación.

     Por ello es que, ante la incertidumbre por el rumbo de los precios del hidrocarburo, la directiva de la petrolera estatal optó por acudir a esos instrumentos financieros para evitar un deterioro mayor de sus finanzas.

     “Yo creo que fue una combinación de varias cosas”, lo que llevó a Pemex a retomar las coberturas petroleras, dijo Juan Pablo Newman, quien en 2016 y 2017 se desempeñó como director financiero de Pemex, en una entrevista telefónica con Sentido Común hace un año.

     Se esperaba “que el precio ya no regresaría” a los niveles de antes, agregó el funcionario, quien tras su paso como director de finanzas de Pemex fue designado por Peña Nieto como titular de la Unidad de Crédito Público en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en la llamada telefónica. “Era la expectativa internacional de los precios”.

     En 2005, la última ocasión anterior en que Pemex acudió a los mercados de derivados para comprar esos instrumentos, la compañía petrolera adquirió coberturas con las que fijó el precio de 100 millones de barriles a un mínimo de 31 dólares para el periodo marzo-noviembre.

     La contratación de esas coberturas, al igual que en 2004, fue realizada con el banco estadounidense Goldman Sachs, de acuerdo con documentos consultados por Sentido Común a través de las solicitudes de acceso a información.

     “Se contrató un cobertura ante fluctuaciones en el precio internacional del crudo”, dijo Pemex, en uno de los documentos. La asignación se realizó “después de un proceso competitivo”.

     Después de haber retomado este tipo de contrataciones, al final de 2017, Pemex optó por no ejercer esas opciones financieras ya que el precio del crudo fue superior al precio pactado con las coberturas para ese periodo, después una contracción en los niveles de inventarios globales de barriles que terminaron por reducir la oferta.

     Sin embargo, la empresa quedó con un buen sabor de boca por haber contratado esos instrumentos derivados, ya que funcionaron como una herramienta con la que Pemex logró asegurar sus ingresos.

     Carlos Treviño, quien en 2018 se convirtió en el sucesor de González Anaya al frente de la petrolera estatal tras su nombramiento como secretario de Hacienda, retomó la contratación de ese tipo de instrumentos en los mercados financieros.

     “La empresa contrató por segundo año consecutivo una cobertura petrolera a 48.5 dólares por barril, lo que garantiza sus ingresos”, dijo Pemex en un comunicado acerca de un discurso que ofreció Treviño sobre las finanzas de la empresa en el Foro Energy Mexico Oil Gas de 2018.

     A diferencia de Pemex, el gobierno federal, a través de de Hacienda, ha mantenido por años la contratación de esas coberturas, las cuales han rendido frutos, sobre todo durante la caída de los precios del crudo en 2014 y 2015 y durante la crisis financiera de 2007 y 2008. En esos cuatro años, las coberturas permitieron al gobierno no tener que anunciar recortes al gasto ya que sus ingresos, al menos los petroleros, estaban asegurados.

     De acuerdo con documentos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) consultados por Sentido Común, Hacienda acudió a grandes bancos como Goldman Sachs o Barclays, entre otros, para adquirir los derivados que posteriormente cubrieron sus ingresos petroleros durante años en los que el barril iba a la baja.

     La contratación de las coberturas por parte del gobierno mexicano, una de las más grandes del mundo, ha sido un caso de análisis por parte de economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI).

     De acuerdo con el Fondo, cuya sede está en la ciudad de Washington, D.C., la contratación de las coberturas petroleras para asegurar el precio mínimo del barril de crudo, aún si al final del periodo no son ejercidas, ha resultado en ganancias para México. 

     “La contratación de coberturas aumenta el bienestar al reducir la volatilidad de los ingresos y reducir los riesgos para la deuda soberana”, escribieron Chang Ma y Fabián Valencia, investigadores del FMI, en un estudio. “Nosotros encontramos que las ganancias en bienestar son equivalentes a un aumento permanente en el consumo”.

     Para Pemex, en particular, la compra de esos instrumentos financieros, representa incluso una necesidad, ante la difícil situación por la que ha pasado en los últimos años.

     Esas coberturas representan un instrumento para reducir la incertidumbre que rodea a la empresa estatal, a la vez que fungen como un seguro para sus ingresos

     Pemex “ahora es una empresa productiva del Estado cuyo mandato es la rentabilidad. . . ya no tiene tanto margen” de maniobra, agregó Newman en la entrevista con Sentido Común, en marzo de 2018, cuando había dejado la empresa para pasar a Hacienda. “La historia reciente provocó ser más cautelosos por el menor espacio que tiene la institución para este tipo de ajustes” en su presupuesto.

 * Sentido Común buscó a Newman para obtener sus comentarios para esta historia, pero no logró contactar al exfuncionario, quien dejó su cargo en Hacienda tras el final del gobierno de Peña Nieto.


Fecha de publicación: 20/02/2019

Etiquetas: México economía Pemex crudo petróleo finanzas públicas coberturas mercados