López Obrador se ha convertido en toda una estrella de los medios de comunicación y las redes sociales por su estilo franco, honesto y desparpajado, pero certero. Foto de archivo.
López Obrador se ha convertido en toda una estrella de los medios de comunicación y las redes sociales por su estilo franco, honesto y desparpajado, pero certero. Foto de archivo.

14 de ene. (Bloomberg) -- Critica a los medios de comunicación por hacer declaraciones falsas, descalifica a los jueces por ganar demasiado y trabajar poco, y describe a los miembros de la oposición de elites corruptas. Cuando es desafiado, se atrinchera, desviando los ataques con los suyos propios.

Pero, a diferencia de Donald Trump que recurre a Twitter, Andrés Manuel López Obrador está cautivando a sus representados --o enfureciéndolos-- durante sus conferencias de prensa diarias a las 7 a.m. que se están transmitiendo en vivo en YouTube y que pueden durar más de una hora. El presidente mexicano es el único en la región, quizás del mundo, en tener un horario tan draconiano y frecuente.

López Obrador probablemente ha dedicado más tiempo a hablar con los reporteros en seis semanas de lo que habló Enrique Peña Nieto, su predecesor, en seis años.

El presidente inició sus conferencias matutinas dos días después de tomar posesión el 1 de diciembre, declarando que estaba siguiendo un camino radicalmente distinto al del profundamente impopular Pena Nieto, quien siguió la tradición de larga data de evitar las espinosas sesiones de preguntas y respuestas que podrían teñir su alta investidura.

“No hay barreras aquí. Las cosas son diferentes, ¿o eran así antes?”, bromeó López Obrador ese día, cinco meses después de su aplastante victoria electoral.

El presidente de 65 años ha mantenido el intenso ritmo. Cada mañana laboral, sube al podio del Palacio Nacional, en un trasfondo de retratos de próceres de la Revolución Mexicana, y emite frases populares (“El chocolate puede ser espeso, pero la responsabilidad debe ser clara”) y noticias impactantes, entre ellas la propuesta de moratoria de tres años en las subastas privadas de parcelas para la perforación petrolera y evitando preguntas sobre problemas peliagudos, incluido el masivo proyecto aeroportuario que canceló y que ya estaba en proceso de construcción.

Como la mayoría de los políticos, López Obrador evade los cuestionamientos sensibles; La revista Nexos está rastreando la frecuencia con la que elude preguntas, que ésta calcula en 30% del tiempo.

Algunos críticos comparan sus conferencias de prensa con los tuits de Trump, en que aun cuando carecen de contenido éstas dominan el discurso público tan a fondo que no dejan oxígeno a nadie más.

Sin embargo, muchos mexicanos están disfrutando el espectáculo de López Obrador. Los ha convertido en mañaneros, el término coloquial de sus conferencias de prensa. Las principales cadenas de televisión las transmiten a menudo y el sitio electrónico YouTube recibe cientos de miles de visitas.

Todas las incómodas sillas de plástico de la sala de prensa a menudo están atestadas, en ocasiones con algunos reporteros impostores que entran furtivamente con identificaciones falsas con la esperanza de que se las llame para que puedan cuestionarle algo al presidente. Uno que afirmaba ser periodista logró tomar el micrófono para exigir que López Obrador no invitara ​​a México a la líder indígena guatemalteca Rigoberta Menchu.

En el escenario, López Obrador no pierde la oportunidad de reforzar la popularidad que lo llevó a la victoria. Alguna vez sacó su desgastada billetera del bolsillo y la abrió. “Sólo para que entiendan”, dijo a los periodistas, teniendo a muchos filmando cada uno de sus movimientos con cámaras y teléfonos montados en extensiones para tomar autoretratos.

La billetera contenía un billete de dos dólares estadounidense que, dijo, le fue entregado para la buena suerte y un billete de 200 pesos con un valor aproximado de 10 dólares. Él insistió en que nunca ha tenido una cuenta corriente o tarjeta de crédito. ¿Los trajes que lleva? Eso es solo para respetar la investidura.

En otra ocasión, al estilo típico de López Obrador, habló sobre su tema favorito que es el béisbol y cómo éste podría ser una herramienta para combatir la tendencia a la obesidad que tiene la nación.

Bien podría parecer extraño promover dicho deporte en una nación obsesionada por el fútbol soccer, ​sin embargo el presidente es un gran fanático del béisbol, quien suele usar gorras y camisetas de los Dodgers de Los Ángeles y los Cardenales de San Luis.

Durante su conferencia de prensa del viernes pasado, López Obrador reafirmó su decisión de cerrar los ductos para prevenir el robo de gasolina, un movimiento controvertido que ha provocado escasez en varios estados y creado largas filas en las gasolineras de la Ciudad de México. En respuesta a las críticas les ha pedido a los automovilistas “que no cedan a la delincuencia”.

Sea cual sea el tema, las conferencias de prensa no son nada nuevo para él. Realizó una casi todos los días cuando fue jefe de gobierno de la Ciudad de México del 2000 a 2005. Inicialmente, los reporteros, molestos por tener que levantarse temprano, se enamoraron tanto de su rutina que algunos tuvieron que ser excluidos de la fuente.

Pero él no siempre trata de quedar bien con su audiencia: no es tímido en criticar a los medios que transmiten su mensaje como populista, recientemente criticó al periódico Reforma por afirmar que los homicidios en la Ciudad de México aumentaron bajo su supervisión y calificó a tal publicación como “prensa fifi”.

Sin importar todo eso, los reporteros sencillamente no pueden perderse sus elocuciones. En una, gritos de “presidente, presidente” proviniendo de cinco filas de ellos se agitaban frenéticamente sus manos para que les concediera la palabra.

López Obrador estaba en su elemento, siendo encantador, haciendo trucos. Entonces giró y dijo: “Tiene que haber igualdad de género”. Una dama tomó el micrófono. “No”, aclaró, y señaló. Ya que una mujer había hecho la pregunta anterior, “la siguiente pregunta le corresponde a él”.

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo                          

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Fecha de publicación: 14/01/2019

Etiquetas: México AMLO López Obrador Conferencia Prensa Estilo Popularidad Reporteros Crítica