Los Ángeles, 10 de dic. (Dow Jones) -- Hace unos dos años, los empleados que manejaban los personajes de las princesas de Walt Disney se reunieron para ver una escena extendida de una película inédita.

Los ejecutivos pasaron años cultivando a Ariel, Elsa y Blanca Nieves para ser modelos de feminidad altamente rentables. Las imágenes que vieron, de la película animada ‘Ralph Breaks the Internet’ (‘WiFi Ralph’), revelaron princesas como jóvenes de todos los días, en un descanso laboral como la realeza de Disney.

Elsa y la Bella Durmiente tienen el cabello suelto y usan pijamas. Blancanieves muestra sus lentes de fondo de botella. Cenicienta rompe su zapatilla de cristal y amenaza con ésta como si fuera una botella rota a una chica que entra a la habitación. Y Rapunzel le pregunta: “¿La gente asume que todos tus problemas se resuelven porque apareció un hombre grande y fuerte?”

“Todos exclamaron de asombro”, dijo una persona presente. En su opinión, la escena rompió los convencionalismos de Disney que habían convertido a las princesas en una marca lucrativa.

Durante casi 20 años, los empleados de Disney han debatido hasta dónde debería llegar la compañía para actualizar a sus heroínas para afrontar la era moderna. El reto: ¿cómo mantienes actualizadas a las princesas sin alienar a los fanáticos que se aferran a las versiones con las que crecieron? Miles de millones de dólares en ingresos --muñecas, secuelas, obras de teatro y vestidos-- esperan el equilibrio.

Desde ‘Blancanieves y los Siete Enanos’ de 1937, los personajes de princesas han aleccionado a generaciones de jóvenes aficionados al cine sobre el hombre, la mujer, las relaciones y el amor. Dicha franquicia, especialmente sus películas más antiguas, ha sido criticada por promover nociones obsoletas de la feminidad y las narraciones de damiselas en apuros en las que solo un hombre puede sacarlas del apuro.

Los padres están luchando con los mensajes que las historias transmiten a sus hijos --¿es correcto que el príncipe bese a la Bella Durmiente, dado que ella está durmiendo? La tensión se ha vuelto más pronunciada en una era de candidatas presidenciales femeninas, marchas de mujeres y el movimiento #MeToo.

Disney desarrolla y administra personajes como Mulan o Rapunzel de la misma manera en que Apple maneja los nuevos modelos de iPhone, en un proceso secreto que permite a las princesas debutar ante un público completamente formado.

Entrevistas con casi dos docenas de empleados actuales y anteriores que trabajan en las extensas operaciones de las princesas de Disney revelan una lucha perenne para hacer que la combinación de tradición y modernidad sea la correcta, desde producir secuelas y mercaderías creadas con base en personajes de larga data, hasta la introducción de nuevos personajes.

“Han intentado hacer que las princesas sean más independientes y más vocales, pero al mismo tiempo hay el reconocimiento de que también hay un atractivo, incluso si no es tan moderno, por los vestidos bonitos y los castillos de fábula”, dijo un ex ejecutivo de Disney.

Disney se negó a permitir que sus ejecutivos estuvieran disponibles para realizar una entrevista.

Más de 80 años después de que ‘Blanca Nieves’ llegó a los cines, Disney sigue vendiendo figuritas, trajes de Enojón y conjuntos temáticos de Play-Doh. ‘Frozen’ se ha convertido en uno de los grandes éxitos de Disney, generando una secuela, una adaptación de Broadway y logrado innumerables descargas de la canción ‘Let It Go’ (‘Libre Soy’) desde que llegó a los cines hace cinco años. La versión no animada de ‘La Bella y la Bestia’ recaudó mil 260 millones de dólares en la taquilla mundial en 2017.

Los empleados que trabajan sobre la marca de las princesas --que pueden sumar cientos de personas cuando se está produciendo una nueva película, con grupos de productos de consumo, parques, animación y televisión-- tratan de encontrar el equilibrio adecuado que resuene entre el mayor número de fanáticos.

Los manuales de cien páginas que describen los colores, el lenguaje y la actitud que los licenciatarios y diseñadores deben usar con cada princesa se consideran evangelios. Los datos se extraen de fuentes que van desde estudios académicos hasta grupos focales de niños pequeños que se llevan a cabo en el campus de la compañía de Burbank, California.

Los personajes se han vuelto más complejos con los años. Eso no ha impedido que se formen debates en los últimos años sobre los trajes de princesas, actualizaciones de las películas y la palabra “princesa” en sí misma.

“No importa cuánto lo intentes, una niña de cuatro años querrá ser una Sirenita”, dijo un ex ejecutivo de Disney. “Pero si tratas de convertir a Ariel en un abogado, entonces si habrá una gran repercusión”.

Los esfuerzos de Disney deben resonar entre los consumidores como Lesley Godbey, de 31 años, una madre de dos hijas que vive en San Diego.

Las hijas de Godbey adoran a las princesas de Disney, como ella lo hizo cuando creció con Ariel y Bella en la década de los noventa. Incluso se viste como Bella en las convenciones de admiradores, posando para fotos con el característico vestido canario amarillo del personaje.

Cuando les lee cuentos de princesas a sus hijas, también quiere que ellas sepan que en la vida hay algo más que los cuentos de hadas, por lo que les ha enseñado responder de la manera adecuada.

Si una historia termina con “Y vivieron felices para siempre”, sus hijas intervienen “con mucho trabajo duro y una comunicación abierta".

Traducido por  Luis Felipe Cedillo

Editado por Michelle del Campo           

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Fecha de publicación: 10/12/2018

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